Por qué la inversión tecnológica prefiere conectarse a Portugal

Por qué la inversión tecnológica prefiere conectarse a Portugal

Los incentivos fiscales, la escasa burocracia y el efecto llamada del Web Summit son algunas de las razones que explican el atractivo del país vecino
28 Enero 2021

De aquí a 2028, Lisboa se ha asegurado convertirse, durante cuatro días al año, en la capital tecnológica mundial gracias a la Web Summit, no solo la cumbre por excelencia de ese sector, sino verdadero motor del empleo cada vez más pujante para las empresas relacionadas. Por eso, a nadie puede extrañar que las inversiones 2.0 se arraiguen al otro lado de la frontera y dejen a España viéndolas venir en este sentido.

No se trata solo de la capacidad de atracción demostrada por los lusitanos en la vertiente cibernética, sino de las ventajas fiscales para startups que rigen en su territorio, un auténtico imán para firmas de alto nivel que deciden asentarse en Lisboa.

Ahí está el nuevo centro operativo de Google en la capital portuguesa, que siguió la misma estrategia de las multinacionales automovilísticas BMW y Mercedes en esta línea. Ahí están los distritos de Alcántara, Santos o Marvila, ejemplos de reciclaje contemporáneo para cambiar los antiguos almacenes abandonados por edificios de última generación donde se afianza el «coworking».

Las grandes ciudades españolas que se han posicionado como focos de atracción inversora tecnológica, como pueden ser los casos de Barcelona y Valencia, no están eclipsando el interés que despierta la cuna del fado, que ofrece un perfil claramente renovador y obtiene los réditos de la estabilidad política del país.

El alto nivel de inglés de la población lusa cuenta como un incentivo extra que explica la creciente cifra de emprendedores extranjeros que se convencen durante la Web Summit del Parque das Naçoes y después optan por abrir un espacio propio, amparados por un programa gubernamental cuyo objetivo declarado es «facilitar la entrada de trabajadores cualificados que quieran trabajar en el área tecnológica».

Prácticamente ninguna de estas posibilidades existe en España, donde abrir una nueva empresa aún requiere unos cánones burocráticos que chocan con la rapidez de internet. Basta el ejemplo de una prestigiosa consultoría y agencia de nacionalidad británica pero cuyas riendas dependen de dos españoles: estaban deseando instalarse por fin con sede en Madrid, pero de momento han desistido por culpa de las trabas administrativas impuestas desde el Gobierno de Pedro Sánchez.

A propósito de semejantes circunstancias, el catedrático y administrador del Instituto para la Innovación Tecnológica de Oporto (INESC TEC), José Carlos Caldeira, declara a ABC para explicar por qué Portugal toma delantera en esta franja empresarial ante la incapacidad de reacción demostrada desde las instituciones españolas: «La Web Summit ha impactado en la economía portuguesa, entre otras razones porque ha atraído a miles de personas que han podido comprobar sobre el terreno las ventajas competitivas que el país presenta para la creación y el desarrollo de nuevos negocios y empresas de base tecnológica».

«Los recursos altamente cualificados, las excelentes infraestructuras de comunicaciones o un paquete de atractivos financieros y fiscales, además de unos elevados niveles de seguridad», son otras de las razones que cita este prestigioso experto.

Semilla emprendedora

A su juicio, este ha sido el caldo de cultivo para «colocar a Portugal en el radar de muchos inversores tecnológicos». Pero las consecuencias positivas no se desatan exclusivamente en el exterior, también dentro de Portugal se observa una tendencia muy beneficiosa, como subraya Caldeira: «Hay cada vez más jóvenes interesados en abrir una empresa por internet, aprovechando las iniciativas dinamizadoras públicas y privadas».

En su opinión, la «onda expansiva» de la Web Summit no solo alcanza a Lisboa y Oporto, sino también a otras ciudades portuguesas (incluida Funchal, que ha dado un vuelco y se ha convertido en una capital insular moderna y cada vez con más oportunidades, lo que se traduce en un claro auge de la isla de Madeir

Como tendencia adjunta, se observa el traslado de un número creciente de empresas gallegas al norte de Portugal, aunque José Carlos Caldeira muestra que también subyace una doble dirección: «A la inversa también acontece en otros casos, depende de los sectores». Oporto aparece así como una atalaya privilegiada para mirar al horizonte.

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