A pesar de sus promesas para combatir el cambio climático, China busca extraer más carbón

A pesar de sus promesas para combatir el cambio climático, China busca extraer más carbón

La postura un poco incierta de Estados Unidos frente al calentamiento global durante la administración entrante de Donald Trump ha dado a China un papel de liderazgo en la lucha para detener el cambio climático.
7 Diciembre 2016

JINCHENG, China — La postura un poco incierta de Estados Unidos frente al calentamiento global durante la administración entrante de Donald Trump ha dado a China un papel de liderazgo en la lucha para detener el cambio climático. China ha invitado a Estados Unidos a reconocer los datos científicos serios y a trabajar con el resto de los países para reducir la dependencia de los combustibles contaminantes como el carbón y el petróleo.

Sin embargo, hay un problema: incluso mientras hace estas afirmaciones, China está peleando por extraer y quemar más carbón.

La falta de reservas y las preocupaciones por los apagones eléctricos están llevando a las autoridades chinas a revertir los frenos que alguna vez implementaron para reducir la producción de carbón. Las minas se están reabriendo. Los mineros son atraídos con cheques cada vez más jugosos.

La respuesta de China ante la falta de carbón muestra cuán difícil será erradicar la dependencia a este producto. Además esto dificulta, para China y para el mundo, el cumplimiento de los objetivos en cuestión de emisiones, ya que el carbón chino es la fuente más grande de emisiones de carbono producidas por actividades humanas.

Entre los observadores de China, este inesperado giro también ha generado preguntas acerca del destino del actual grupo de estrategas económicos de China.

Aquí en Jincheng, una ciudad llena de esmog en la zona carbonera de China, este cambio radical ha provocado un constante ir y venir de actividades. Una de estas tardes, algunos trenes se detuvieron para dar paso a dos locomotoras eléctricas; sus hornos resoplaban mientras tiraban más de 50 vagones de tolva de carbón vacíos, listos para llenarse. Actualmente, los grandes camiones que cargan carbón hacen una fila de casi un kilómetro.

Allan Zhang, un eléctrico que trabaja en una de las minas aquí, explicó que su jefe le había aumentado la paga mensual casi 50 por ciento desde el verano.

Hace dos años llegó “el otoño del carbón; y 2015, así como los principios de este año fueron el invierno del carbón. Ahora es la primavera del carbón”, aseveró Zhang.

El carbón aún genera casi tres cuartas partes de la electricidad en China, a pesar de los ambiciosos proyectos de represas hidroeléctricas y del programa más grande del mundo para instalar páneles solares y construir turbinas de viento. El uso del carbón en China también genera más emisiones que todo el petróleo, el carbón y el gas que se consume en Estados Unidos.

Preocupada por la contaminación y porque el nivel del mar sube cada vez más, China promovió en los últimos meses el control del uso del carbón. La producción de este cayó tres por ciento el año pasado en parte gracias a este esfuerzo, pero también como un indicio de la reducción en el crecimiento económico, así como del cambio gradual en la economía china, que se acerca a un consumo estilo estadounidense y se aleja de las exportaciones de la manufactura pesada.

Esto animó a la Agencia Internacional de la Energía a dar una revaloración optimista: el uso de carbón chino alcanzó su pico máximo en 2013 y ahora irá en descenso.

El revés de China ahora provoca escepticismo. “Aún faltan picos por conquistar”, declaró Xizhou Zhou, director de análisis de gas y energía de Asia y el Pacífico en IHS Energy, un grupo consultor internacional. “Todavía va a crecer”.

IHS Energy pronostica que la demanda china de carbón no alcanzará sus números más altos sino hasta 2026.

En el ámbito de la política, China sostiene que sigue comprometida con los esfuerzos internacionales para detener el cambio climático. Cuando las autoridades medio ambientales de todo el mundo se reunieron este mes en Marrakech, Marruecos, a hablar sobre el tema, Xie Zhenhua, el representante de la delegación de China, lanzó una indirecta a Trump al asegurar: “Un líder sabio seguirá esta tendencia mundial e histórica”.

Pero en las últimas semanas, China cambió su curso. Detuvo la mayor parte del comercio de carbono en los mercados de materias primas y animó a las minas estatales a firmar contratos a largo plazo a precios bajos con centrales eléctricas. Este mes, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma aumentó a 330 el número de días que las minas pueden operar al año.

Los residentes en los pueblos mineros están encantados. Una avenida aquí en Jincheng está tapizada de carteles, todos con el mismo mensaje optimista: “Los precios del carbón van al alza y los mineros sonríen”.

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