Inteligencia Emocional y hábitos para mejorarla

Inteligencia Emocional y hábitos para mejorarla

Si pensamos detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones en el día a día, nos daremos cuenta rápidamente que son muchas las ocasiones en que éstas influyen decisivamente en nuestra vida, aunque no seamos conscientes.
19 Diciembre 2017

Ante esta realidad, cabe resaltar que existen personas con un dominio de su faceta emocional mucho más desarrollado que otras. Y resulta curiosa la baja correlación entre la Inteligencia Cognitiva (más vinculada al desempeño lógico y analítico) y la Inteligencia Emocional. Todos conocemos a alguien con reconocidas competencias intelectuales, capaz de memorizar datos y llegar a las mejores soluciones lógicas, pero con una vida emocional y sentimental débil. Por otro lado, podemos encontrar personas cuyas capacidades intelectuales son  limitadas, pero en cambio consiguen tener una vida exitosa en lo que refiere al ámbito sentimental. 

La inteligencia no sólo se refiere a tener una gran capacidad intelectual. Conectar con nuestras emociones y con las de los demás es fundamental para poder relacionarnos exitosamente. Es lo que se denomina inteligencia emocional.

El término tiene un claro precursor en el concepto de Inteligencia Social del psicólogo Edward Thorndike (1920) quien la definió como "la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas"

Peter Salovey y John Mayer (1990), acuñaron los conceptos de Inteligencia interpersonal e Inteligencia intrapersonal con el nombre de Inteligencia Emocional. Según estos autores la Inteligencia Emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.

Fue Daniel Goleman, psicólogo, investigador y periodista del New York Times, quien llevó el tema al centro de la atención en todo el mundo, a través de su obra ‘La Inteligencia Emocional’ (1995).

Daniel Goleman puso el énfasis en el gran poder que las emociones tienen sobre lo que hacemos y en cómo nos relacionamos con los demás. El concepto de Inteligencia Emocional se refiere sobre todo a cómo gestionamos nuestras emociones e impulsos, la capacidad que tenemos de superarnos y vencer obstáculos y de automotivarnos, de ser optimistas y apasionados y  a cómo nos relacionamos con los demás

Competencias de la Inteligencia Emocional, según Goleman:

  • Autoconciencia o Autoconocimiento emocional

Se refiere a la capacidad de conectar y reconocer nuestros propios sentimientos, emociones y cómo nos influyen.

  • Autorregulación o Autocontrol emocional

El autocontrol emocional es aquel que nos permite controlar o dominar nuestras emociones. Es muy importante para que no nos entreguemos por completo a una emoción, sobre todo cuando se refiere a emociones negativas como la ira o la frustración.

  • Automotivación

Enfocar las emociones hacia objetivos y metas  nos mantiene motivados. En este factor influye directamente nuestra capacidad de iniciativa, tenacidad, proactividad y aptitudes como el optimismo.

  •  Empatía o Reconocimiento de emociones en los demás

Es la capacidad para conectar con las emociones y los sentimientos ajenos aunque no se expresen de forma lingüística. Este punto es clave para tener una buena relación con las personas que nos rodean. Las personas empáticas son las que, en general, tienen mayores habilidades y competencias relacionadas con la IE

  • Relaciones interpersonales o Habilidades sociales

Saber relacionarse,  tratar y comunicarse con los que nos rodean es un aspecto fundamental de la inteligencia emocional. Una buena relación con los demás es imprescindible para nuestra felicidad personal e incluso, para un buen  desempeño laboral.

Hábitos que mejoran tu Inteligencia Emocional

Las personas emocionalmente inteligentes tienen una serie de hábitos y comportamientos que contribuyen a su capacidad de gestionar sus propias emociones y comprender los sentimientos de los demás:

  • Son capaces de reconocer sus sentimientos y los de los demás.
  • Conocen sus fortalezas y debilidades.
  • Reconocen sus errores.
  • No son demasiado perfeccionistas.
  • No viven en el pasado.
  • Suelen ser optimistas y tienen un enfoque positivo.
  • Se rodean de gente positiva.
  • Cuidan su salud física y mental.
  • Son asertivos.
  • Se establecen límites.
  • Son agradecidos y valoran lo que tienen.
  • Afrontan las adversidades y avanzan.
  • Son proactivos.
  • Manejan bien los cambios y la incertidumbre.
  • Disfrutan de sus actividades.
  • Se esfuerzan en una buena comunicación.

Aunque no existen estudios definitivos que confirmen si podemos o no incrementar nuestro  IQ, si está comprobado que todos tenemos la capacidad de incrementar nuestra Inteligencia Emocional.

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