VISIÓN CERO: .. Entre cero y un segundos... lo que dura un accidente... lo que lo evita..

VISIÓN CERO: .. Entre cero y un segundos... lo que dura un accidente... lo que lo evita..

Para implantar una "Visión Cero" en accidentes laborales en tu empresa o una "Visión Cero" en accidentes de tráfico en tu flota de vehículos, hay un aspecto de prevención que debe dominar en cualquier evaluación de los riesgos de accidente y es la capacidad y/o posibilidad de la persona en riesgo para evitarlo. La protección puede ser considerada como una medida que muestra la incapacidad de convencer a las personas en riesgo de que ellas son las que tienen margen para evitar el accidente potencial.
24 Agosto 2016

Para identificar al responsable de seguridad vial o laboral que más haya podido trabajar en la investigación sobre el tiempo de reacción de las personas tendemos a buscar a los médicos especialistas o a los psicólogos o incluso a los sociólogos que han profundizado en la composición y duración de las fases de esa facultad humana que nos define las limitaciones de la capacidad de respuesta de cualquier persona para resolver un problema o evitar un conflicto: el tiempo de reacción. Cierto que son los profesionales adecuados para la evaluación científica pero acostumbran a estar lejos de la persona en riesgo, y por ello es muy conveniente extender este mensaje a esa generación de prevencionistas formadores viales y técnicos de prevención laboral que hacen de la seguridad vial y laboral el objetivo principal de su vida profesional y además ponen el acento en los hábitos, actitudes, comportamientos y limitaciones humanas en su constante tarea educativa.

De manera casi unánime la opinión de los expertos coinciden en concluir que la persona, con sus fallos y limitaciones, es la causa principal de la accidentalidad. Se justifica, por tanto, que el esfuerzo investigador y la formulación de las medidas preventivas se orienten sobre todo hacia la conducta de los usuarios, los cuales, como consecuencia de sus actitudes, son el factor que más puede influir en la generación de riesgos.

A pesar de ello, no se puede dejar de lado la incidencia, mucho más baja de lo que se cree habitualmente, que la vía y el vehículo pueden tener por ellos mismos o sumándose al error personal. Por lo tanto, toda aquella política que tienda a mejorar la seguridad vial ha de considerar todos los factores accidentógenos en su conjunto y en sus interrelaciones, aunque priorizando aquellos que se relacionan con el comportamiento colectivo de la gran mayoría de usuarios de la vía pública.

En el fondo un accidente de tráfico (como lo es el de trabajo) es, en la mayoría de los casos, un riesgo consumado ante el que los conductores o trabajadores implicados no han sabido o no han podido evitarlo, ya sea porque no se han dado cuenta que estaba a punto de producirse, ya sea porque no han reaccionado en el tiempo disponible para efectuar la maniobra evasiva necesaria. Por tanto, la fase inmediata anterior al accidente es la que suele configurar el grado de probabilidad de que éste se produzca y el nivel de gravedad de sus consecuencias. Las condiciones previas con las que el vehículo circula (antigüedad, estado, velocidad) y la condición psicofísica del conductor, son las que determinan el nivel de respuesta que puede resolver o no la situación del conflicto. Las alteraciones de reflejos y del tiempo de reacción del conductor son los principales factores causantes de los accidentes.

El tiempo de reacción de la persona en condiciones normales oscila entre 0,5 y 1,2 segundos, y varía según la edad y las condiciones físicas y psíquicas. Se compone de cuatro submomentos: la percepción, la intelección, la emoción y la volición (PIEV). Cualquier elemento que interfiera ese tiempo de reacción o aún peor, que impida que el mecanismo PIEV se ponga en marcha, es el auténtico generador del accidente. Resulta sencillo entender, en este sentido, que el alcohol, los medicamentos y las drogas son del todo decisivos, porque alteran de manera muy importante la capacidad de atención y los reflejos. También, en pasiva, la velocidad constituye otro elemento perturbador, ya que, aunque no altera el tiempo de reacción del conductor, le resta margen de respuesta en proporción al aumento del espacio recorrido en el mismo lapso de tiempo disponible para actuar debidamente.

El tiempo de reacción de las personas según las edades y el entorno viene a suponer valores de capacidad de respuesta superior en la persona más joven en las proporciones que recoge la bibliografía (UPC entre 0,5 y 2 segundos según la tabla que sigue y Universidad de Valencia entre 0,5 y 2,5 segundos añadiendo los tiempos de accionamiento)

Persona/Condiciones        De día      De noche      Noche y tráfico contra    

Jóvenes hasta 35 años         0,5             0,8                 1,2     segundos

Adultos entre 36 y 60          0,8             1,2                 1,5      segundos

Tercera edad más de 60       1,2             1,5                 2.0     segundos

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