Ética de la Producción.

Ética de la Producción.

Lo que ocurre es que el emprendedor, industrial o empresario, de cualquier naturaleza que sea, parte de la base que la producción, o la transferencia de bienes y mercaderías, solo tiene como obligación única y exclusiva, producir ganancias. Entonces, la idea de producción se dirige a establecer los principios económicos particulares de como maximizar las ganancias en un periodo, sin preocuparse sobre la responsabilidad social empresarial. Sin entender lo que es la obligación ética y moral, de producir en función del bienestar de la sociedad y del bien común.
26 Febrero 2023

1.- Los hechos son la base de todo razonamiento, si no fuera de ese modo, las afirmaciones solo serían manifestaciones de una opinión vacía, huera y sin sentido. Por eso, es necesario buscar las respuestas respecto de lo que la producción significa para la sociedad y lo que la sociedad entiende por producción en términos de sus fines y objetivos.

2.- Para dar una respuesta seria a la inquietud planteada, debemos advertir que lo que incentiva la producción es la ganancia. La utilidad que se produce ded tomar la materia prima, los medios y herramientas de producción y la energía, para transformar esa materia prima en un bien elaborado y de utilidad para la sociedad, mediante el trabajo de los hombres.

3.- En este sentido, vemos que la producción, desde el punto de vista del bien común, de la utilidad social o del interés mayoritario permite que el empresario, industrial o emprendedor, tenga la sensibilidad de ver, sentir o apreciar que es lo que la sociedad necesita para su bienestar. Hecho esto, busca, reúne y organiza los elementos o factores de la producción para dar a la sociedad esa satisfacción que necesita.

4.- Ahora bien, la Ética en esta práctica implica desarrollar un grupo de principios y valores, axiológicos, pero, también prácticos, en relación con el bienestar del trabajador y con el medio ambiente. Ello implica, entre otras cosas hacer de la cultura productiva una cuestión integral, que mire tanto el interés particular del emprendedor, industrial o empresario, como del trabajador, la naturaleza y el bien común o social.

Esto, que expreso, se encuentra en el deber ser. No en lo que en la realidad es.

5.- Lo que ocurre es que el emprendedor, industrial o empresario, de cualquier naturaleza que sea, parte de la base que la producción, o la transferencia de bienes y mercaderías, solo tiene como obligación única y exclusiva, producir ganancias. Entonces, la idea de producción se dirige a establecer los principios económicos particulares de como maximizar las ganancias en un periodo, sin preocuparse sobre la responsabilidad social empresarial. Sin entender lo que es la obligación ética y moral, de producir en función del bienestar de la sociedad y del bien común.

6.- Esta desidia, ignorancia o desprecio por la producción responsable y dirigida al bien común, ha obligado al legislador, mediante las exigencias, combates permanentes, luchas interminables, de los trabajadores y sectores humanistas y progresistas, de establecer leyes, cada día más abundantes, por la necesidad de normalizar el sentido social de la producción, del trabajo, de los derechos de los trabajadores, de los derechos de los consumidores y de la sociedad en general.

7.- El desprecio a un sistema moderno humanista y de visión social, ha llevado a la sociedad y al Estado a extraviarse en miles de leyes, decretos, circulares relacionadas con los procesos productivos, el medio ambiente y el trabajo. Ello, porque, se ha perdido la visión de producir para la sociedad. Al cambiar este paradigma, se ha perdido el sentido ético. Entonces, por cumplir sus fines meramente lucrativos, el empresario y la empresa solo ve las estadísticas azules del negocio, olvidando que lo producido solo tiene un valor nacional, patriótico, de causa noble, en la medida que se cumplan todos los parámetros de una producción dirigida al bien social.

8.- La empresa ya no es un reto a la inteligencia, menos aún a los valores. Solo se ve en ella un mero interés lucrativo. Con ello una pérdida de la ética y la moral productiva, por lo que el empresario abusará del medio ambiente, de la seguridad laboral; no hará competencia, pues, preferirá coludirse; esconder la producción, solo para subir los precios. Por otra parte, sus compromisos tributarios serán eludidos o sencillamente, evadidos, acumulando riqueza que irá a parar a los paraísos fiscales.

EL CAPITALISMO, QUIZÁS NO ES TAN PERVERSO, SINO, QUE LA PERVERSIÓN ESTÁ EN LOS QUE LO MANEJAN Y ABUSAN, COMO SI SE TRATARA DE UN PRIVILEGIO SOLO PARA ELLOS.

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