Prevención de riesgos psicosociales y la reducción de la incapacidad temporal. Estrategia para integrar la prevención en el sistema de Seguridad Social

Objetivo: Se resumen los resultados de un estudio que analiza las bajas por enfermedad y su relación con factores psicosociales, a partir de la información disponible en los partes de baja (P9) registrados en una Mutua de Accidentes de Trabajo. Método: Estudio retrospectivo de 598.988 bajas durante seis años. Se analizó su asociación (valores p) con las variables (personales, laborales, organizativas y del entorno) disponibles y se halló el Tamaño del Efecto (d) para estimar la importancia de dichas relaciones, utilizando Pearson (rxy), Eta Cuadrado (Ƞ²) y V de Cramer (V). Resultados-conclusiones: Aparecen relaciones y efectos cruzados que permiten identificar la influencia de los lunes en las bajas de los trabajadores hombres más jóvenes y de las mujeres de mediana edad con las empresas grandes, los contratos parciales y menor cualificación y salario. Se concluye la necesidad de conocer más sobre los factores psicosociales para el diseño de estrategias preventivas a diferentes niveles.
Palabras Clave: 
Factores Psicosociales; Salud Laboral; Bajas por Enfermedad; Seguridad Social; Prevencion Riesgos; ORP Conference
Autor principal: 
Maria
Villaplana Garcia
MUTUA UNIVERSAL - UNIVERSIDAD DE MURCIA
España

Introducción

En España, por medio de la Seguridad Social, el Estado garantiza a los trabajadores la protección adecuada en las contingencias y situaciones que la ley define. La Incapacidad Temporal (IT) es la situación en la que se encuentran los trabajadores impedidos temporalmente para trabajar debido a enfermedad común o profesional, o accidente, sea o no de trabajo, mientras reciben asistencia sanitaria de la Seguridad Social. En la gestión económica, dirigida al pago de prestaciones, colaboran con la Seguridad Social otras entidades, como las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social.

La Incapacidad Temporal derivada de Contingencias Comunes (ITCC) se define, según el Artículo 128 del Texto Refundido de la Ley General de Seguridad Social, Real Decreto Legislativo 1/1994[[1]], como la situación en la que se encuentra el trabajador que, por causa de enfermedad común o accidente no laboral, esté impedido para el trabajo y necesite asistencia sanitaria de la Seguridad Social, con una duración máxima de 365 días; la declaración de baja médica, derivada de contingencias comunes, se formula en el correspondiente parte médico de baja de IT (modelo P9) que debe ser expedido inmediatamente después del reconocimiento del trabajador por el facultativo del Servicio Público de Salud.

Entre los países de la Unión Europea las exigencias y las prestaciones al empleado en situación de IT presentan algunas diferencias. No obstante, aunque en España es a partir del cuarto día cuando se percibe el 60%, la mayoría de convenios supera este mínimo llegando a cubrir desde el primer día el 100% del salario del trabajador.

Sin embargo, y aunque es condición necesaria estar impedido para el trabajo, en la actualidad se concibe la IT como algo más que un problema de salud [[2]], un proceso en el que incide tal diversidad de variables que requiere analizar en detalle cada uno de sus componentes, además de conocer cómo está regulada su gestión en cada país, dada la gran influencia que el diseño y la práctica del seguro por enfermedad y el Sistema de la Seguridad Social tiene sobre la ausencia y el retorno al trabajo[[3]][[4]].

Desde hace más de una década se han desarrollado trabajos [[5]][[6]][[7]][[8]][[9]][[10]][[11]][[12]] que muestran probadas evidencias de la relación de las ausencias laborales justificadas por enfermedad común (frecuencia y duración) con la exposición a determinadas condiciones de trabajo y factores de origen psicosocial.

Es por ello, que parece razonable abordar el estudio de la ITCC en nuestro país desde el marco de la Prevención de Riesgos Laborales, regulada en España por la Ley 31/95 [[13]], y que impone al empresario la necesidad de planificar las acciones preventivas tras la realización de una evaluación inicial de los riesgos, según los medios y procedimientos estipulados en Real Decreto 39/97 [[14]].

Integrar en el Sistema de la Seguridad Social la Prevención de Riesgos permitirá mejorar nuestro conocimiento sobre los factores precedentes de las condiciones de trabajo directa/indirectamente relacionados con la ITCC, como vía para establecer estrategias de gestión preventiva a nivel organizativo que posibiliten el control y la reducción del absentismo laboral y, por tanto, contener el gasto, cuestión de relevancia, dada su elevada repercusión a nivel económico, social y sanitario. Este argumento a su vez impulsaría su investigación y animaría a los diferentes agentes sociales a invertir en su estudio.

La Organización Mundial de la Salud [[15]] (OMS, 2010) se refiere explícitamente al argumento de la rentabilidad económica para promover las Organizaciones Saludables; y expone los motivos por los cuales las empresas deben mejorar en un mercado global respondiendo, tanto, por exigencia del cumplimiento legal, como por ética empresarial y por interés económico; a la vez que se deben constituir organizaciones que aseguren la viabilidad, la eficacia y la rentabilidad. En este informe elaborado por la OMS se presenta un flujograma en el que se identifica el absentismo como una de las consecuencias no deseadas “cuya prevención promueve el interés empresarial para mejorar los espacios laborales insanos e inseguros dada su repercusión sobre la salud de forma directa o mediatizada mediante la vivencia de estrés y cuyos resultados son absentismo, presentismo, pérdida de productividad y rentabilidad empresarial” (p.6).

Una Organización Laboral Saludable, más allá del cumplimiento estricto de la norma en materia de salud, busca la promoción del bienestar y el máximo desarrollo de sus empleados como vía para posibilitar el éxito organizacional. Estas organizaciones, según el Instituto Nacional para la Salud y Seguridad Ocupacional de Estados Unidos (The National Institute for Occupational Safety and Health [NIOSH]), se caracterizan por tener bajas tasas de enfermedad, accidentes y discapacidades en su fuerza laboral y ser competitivas en el mercado[[16]].

De hecho, en el informe de resultados de la Encuesta Europea en las Empresas sobre Riesgos Nuevos y Emergentes (ESENER) realizada en 2009 en 31 países: Europa de los Veintisiete (EU-27), Croacia, Noruega, Suiza y Turquía[[17]] se identifica el absentismo laboral como uno de los seis motivos fundamentales que impulsan la evaluación y la mejora de los riesgos psicosociales en Europa (p.1).

Según la Comisión de las Comunidades Europeas[[18]], la calidad del trabajo y el empleo son esenciales para alcanzar los objetivos marcados en la Estrategia de Lisboa y Europa 2020 y asegurar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. Del mismo modo, un elemento fundamental para lograr esta calidad según la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound) [[19]], es garantizar la protección de los trabajadores, creando entornos óptimos que fomenten la salud y el bienestar, que prevengan los riesgos y eviten que los trabajadores dejen su empleo debido a problemas de salud.

Incluso en épocas de crisis, como señala Miller (2011), Eurofound trata de implicar a los Estados Miembros en materia de prevención de riesgos laborales y en referencia al concepto de flexiseguridad presenta un marco político central para la comprensión del moderno modelo social europeo, una filosofía desde la que se espera dar prioridad a la mejora de las condiciones de trabajo como respuesta a la crisis económica. Evidencia de dicha relación la expuso Poirier al declarar que “está demostrado que las empresas que ejecutan programas de promoción de la salud y de prevención reducen las tasas de absentismo laboral entre el 12% y el 36%”[[20]].

Sin embargo, una encuesta recientemente publicada por la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo [[21]] sitúa a España en la última posición en el convencimiento de que para que un país pueda competir económicamente los centros de trabajo deben implantar “buenas prácticas” de seguridad y salud. De ello se desprende la necesidad de asumir que el compromiso con una cultura de prevención, salud laboral y bienestar debe ser una prioridad en España para asegurar la viabilidad de las empresas.

Concluye la Asociación Internacional de la Seguridad Social [[22]], tras evaluar el impacto de la crisis en la seguridad y la salud en el trabajo en los diferentes países, que resulta “necesario garantizar que los esfuerzos actuales en materia de prevención no se vean amenazados por las restricciones financieras a las que se enfrentan las empresas, las instituciones de seguridad social y los gobiernos”. Destaca este informe que los datos reflejan que en España la crisis “sí ha afectado considerablemente” y que los resultados no son homogéneos entre los diferentes países considerados (¶ 4).

Estas diferencias se constatan también en las experiencias de gestión de las ausencias laborales justificadas por enfermedad emprendidas por los Gobiernos de los diferentes países. En Europa se pueden identificar con claridad dos tendencias [[23]], una dirigida a la promoción del bienestar y de la salud en el trabajo, modelo de gestión frecuente en países como Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia y Noruega; y otra, adoptada fundamentalmente en la Europa oriental, que acentúa el control del gasto con una creciente preocupación por la reducción de los costes del absentismo, principalmente de los derivados de los sistemas públicos de la Seguridad Social, y desarrolla acciones basadas en la reducción del grado de cobertura o la cuantía del subsidio por enfermedad. El resto de países europeos se sitúan entre ambos modelos. En España, ocasionalmente, se han aprobado instrucciones por parte de los Gobiernos, en materia de Seguridad Social, dirigidas a frenar el gasto y eliminar el fraude mediante un mayor control de los procesos de baja por enfermedad.

Con el objetivo de describir el perfil de las bajas por enfermedad en nuestro país y analizar el grado de relación con las variables precedentes (fundamentalmente de origen psicosocial) recogidas en los modelos integradores de la ausencia y el retorno al trabajo, se procedió a analizar la información disponible de las bajas por enfermedad común registradas en una mutua, como entidad colaboradora de la Seguridad Social.

Los resultados y las conclusiones que se exponen en este trabajo forman parte de un amplio estudio[[24]], desarrollado desde el marco teórico propuesto por la Psicología de la Salud Ocupacional, en el que se analizó la relevancia del efecto de las características del trabajador, los factores presentes en las condiciones de trabajo, laborales y del entorno en la evolución temporal de los Indicadores de ITCC; para analizar si las variaciones reflejadas en el perfil de las ausencias por enfermedad, en función al día de la semana o la época del año, están relacionadas con estas y, en su caso, analizar el grado o la relevancia de dicho efecto.

La variación temporal de los procesos de IT ha sido habitualmente estudiada, sobre todo desde el enfoque sanitario con el fin de comprobar la distribución temporal de las bajas y el auge de determinadas patologías según la época del año. En concreto, destaca el estudio de la incidencia de algunas enfermedades como la gripe y el aumento de las bajas de corta duración en determinados fechas. Sin embargo, aunque las cifras de ITCC muestran variaciones estacionales que coinciden con picos de mayor incidencia de enfermedades entre los trabajadores, este hecho no debe restar atención a las demás variables a pesar de que en esas fechas, como a principio de año, determinado tipo de ausencia pasa desapercibido debido al elevado volumen de IT generado; esta opinión la mantienen Romay y Santín [[25]] quienes rectifican la creencia de que la estacionalidad mensual de la IT es debida a la epidemia cuasianual de gripe, al comprobar que, una vez eliminadas las bajas por gripe, los valores no varían, sino que sucede al contrario y se acentúa todavía más la diferencia hallada en los índices de absentismo en los diferentes meses del año (p.52).

En cuanto a la ratio semanal de las ausencias por enfermedad, todavía hoy no se ha hallado un patrón predecible, si bien es cierto que algunos estudios justifican las diferencias de la distribución semanal para describir el absentismo encubierto por enfermedad, que se produce con la intención de tener más días alargando el descanso del fin de semana con un retorno al trabajo el martes, o iniciándolo el jueves. Martínez [[26]] identifica el lunes como el día que más esfuerzo psicológico hay que realizar para acudir a trabajar.

La hipótesis de que las ausencias del lunes azul [[27]] representan el absentismo voluntario dirigido a prolongar el fin de semana no pudo ser contrastada debido a la escasez de datos que reunían los estudios iniciales. Vahtera et al.[[28]] estudiaron todos los episodios de baja por enfermedad de más de 25.000 empleados municipales de Finlandia entre 1993 y 1997, y sus resultados destacaron que las ausencias de un día fueron superiores los lunes (un 1.4%) y los viernes (un 1.9%) al resto de días de la semana y llegaron a suponer el 4.5% del absentismo total. Además, los resultados variaron según la población, al ser más común entre los jóvenes, los hombres y aquellos con un estatus socioeconómico bajo. Por otra parte, destacan que el microabsentismo (ausencias menores de tres días) se emplea para alargar los fines de semana, de tal forma que ese típico día enfermo con mayor probabilidad se realizará el lunes o el viernes, ausencias que además no son de origen médico. Finalmente, apuntan el hecho de que la baja representatividad de este tipo de ausencias, dado que tan solo suponen el 1% del total de días perdidos, no motiva a que los diferentes responsables inviertan bastante en el desarrollo de medidas para su reducción y control, aun con la certeza del abuso en la prolongación del descanso de los fines de semana.

Una explicación diferente señala que la propensión de los trabajadores a las ausencias breves y ocasionales, coincidiendo con fines de semana, es en realidad un absentismo estratégico (de lunes y viernes) justificado por motivos de salud, que ayuda a los empleados a mantener un estado físico y psicológico aceptable [[29]][[30]].

Estos planteamientos no resultan novedosos; desde el siglo pasado, las propuestas teóricas de Hill y Trist[[31]] se centraban en la influencia de los factores psicosociales y el estrés en el absentismo y respaldaban una mayor frecuencia de ausencias (de corta duración) entre los jóvenes como una forma de escapar a las exigencias del trabajo. Sin embargo, en la actualidad existen aportaciones novedosas que han especificado algo más la relación entre factor psicosocial (estrés) y consecuencia (ITCC); en esta línea Darr y Johns[[32]] realizaron un meta-análisis para determinar si estas ausencias eran una  reacción a las condiciones de trabajo nocivas o una respuesta efectiva de enfermedad. Entre sus conclusiones destacaron que la ITCC, como mecanismo de huida ante una vivencia de estrés, puede ser en determinados casos una estrategia de afrontamiento o amortiguación ineficaz -por ejemplo en los casos de estrés crónico- y, sin embargo, admisible en otros como respuesta a situaciones de tensión agudas y ocasionales.

Por otra parte, cabe señalar que los factores psicosociales pueden causar ausencias que, sin embargo, no están concedidas médicamente pero que están relacionadas con la salud, en tanto que constituyen respuestas de afrontamiento a una situación, conductas de huida o escape ante el estrés y, por tanto, son ausencias causadas por falta de salud pero sin certificado médico o parte de baja que la justifique [6]. Este dato introduce el hecho, todavía presente, de la subestimación y la falta de registro de las patologías psicosociales o psiquiátricas derivadas de la actividad laboral; por ello, la Comisión de las Comunidades Europeas [[33]] recomendó la necesidad de añadir en el análisis organizacional, más allá de los problemas reconocidos en la enfermedad profesional o el accidente de trabajo, el resto de factores del ambiente de trabajo que actúan sobre la salud.

Metodología

Los datos de los procesos de ITCC que integran el estudio los aporta una Mutua de Accidente de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social (Mutua a partir de ahora), entidad que, a su vez, obtiene la información del Servicio Público de Salud vía telemática, al recibir la copia del parte de baja (P9) emitido por el médico de atención primaria. Los datos referidos a las variables relacionadas con los episodios de IT (género, edad, nacionalidad y antigüedad en la empresa), laborales (salario, tipo de contrato), organizativas (sector económico, actividad y tamaño de la empresa), y del entorno (región), también fueron proporcionados por la Mutua.

La unidad básica de análisis no es el trabajador sino los procesos de ITCC registrados del total de los contratados por cuenta ajena del Régimen General, durante el periodo 2005-2010, por lo que no se realiza una identificación individual por empleado. Para depurar la muestra se aplicaron los criterios marcados, restando del total de bajas con duración superior a 15 días (N=784.137) los procesos de trabajadores por cuenta propia y Regímenes Especiales (141.920); así como, los que a fin de periodo estaban activos (n= 7.520) o erróneos (n= 18.565). Finalmente integraron el estudio 598.988 los procesos de alta en el periodo con una duración máxima de 365 días.

Los indicadores empleados en este estudio son la Frecuencia, la Duración Mediana, el Índice de Absentismo [(Nº Procesos/Población Protegida)*100] y el Índice de Jornadas Perdidas [Número de Jornadas Perdidas/(Población Cubierta*Jornadas potenciales)* 100].

En el análisis estadístico para el tratamiento de los datos se empleó la aplicación SPSS 19.0 y el programa Excel. Para la descripción de las variables se hallaron los estadísticos de tendencia central y dispersión, así como, las frecuencias y porcentajes. Para analizar las asociaciones bivariantes, se empleó la prueba Chi cuadrado (X2) para variables categóricas; en continuas, las tablas de correlaciones y el coeficiente de Pearson (rxy); y entre continuas y categóricas la T de Tukey (t) para muestra independientes en el caso de ser una dicotómica o la prueba anova (F); indicando los valores p en cada una de las pruebas. Por último, se estimó el Índice del Tamaño del Efecto (d) de la muestra en la significación estadística (p < .000) resultante.

Para calcular el Tamaño del Efecto (d), se empleó el índice de métrica común propuesto por Cohen [[34]], que indica la magnitud de una relación o efecto, posibilitando una interpretación al catalogar la influencia entre variables. Para variables cuantitativas se calculó el Coeficiente de Correlación de Pearson (rxy); la V de Cramer (V) para cualitativas con un valor de “0.10” para un Efecto Bajo, “0.30” Medio y “0.50” Alto; y el Coeficiente Eta Cuadrado (ƞ²) para cuantitativas/cualitativas, con valores de “0.10” como Efecto Bajo y “0.25” Efecto Alto.

Resultados

Para analizar la variación temporal de la ITCC se empleó como referencia el día de inicio de la baja prescrita por el médico de atención primaria. En este apartado, se estimó el efecto que las diferentes variables habían podido ejercer en la variación semanal de la ITCC y la relación entre el día de inicio de la baja y la duración mediana de las ausencias.

La variación diaria de la ITCC durante la semana

Los resultados destacaron el lunes como el día en que se produjo el mayor número de bajas (n= 186.968), representando un 31.21% del total de la muestra. A partir de este, se registró un descenso de la frecuencia diaria con un 18.79% el martes, un 17.02% el miércoles, 15.05% el jueves y 12.88% el viernes, con mínimos valores en fin de semana, con un 3.08% (sábado) y un 1.96% (domingo).

Para analizar la influencia de las diferentes variables en la distribución semanal de la ITCC y estimar la relevancia de dicha relación, se presentan los resultados de los análisis estadísticos en dos tablas según la naturaleza de las variables analizadas (continuas y categóricas).

En las siguientes figuras (1 y 2) se observa que, todas las relaciones resultaron estadísticamente significativas (p< 0.000). Para analizar la relevancia de dicha relación se calculó posteriormente el Índice del Tamaño del Efecto pudiendo constatar que, sin embargo, ninguna de dichas relaciones tenían relevancia suficiente y que el efecto ejercido por las características laborales, organizativas y del entorno analizadas no podían justificar las diferencias halladas a lo largo del periodo estudiado, dado que cualquiera de los contrates realizados resultaron con efecto inestimables (d< 0.10); lo que apunta a la influencia del tamaño de la muestra empleada en este estudio.

Figura 1: Relación y efecto de las variables categóricas en la distribución semanal de la ITCC.

Figura 2: Relación y efecto de las variables continuas en la distribución semanal de la ITCC

En cuanto a las diferencias halladas en la distribución semanal de la ITCC en función a las categorías de las variables analizadas, dado el escaso efecto hallado, tan solo se presentan los resultados obtenidos en función a las características del trabajador en baja. En la Figura 3, se observa la distribución de las bajas por género, observando una frecuencia superior de procesos de ITCC de los hombres en lunes (55.4%) y en domingo (53.8%), y de las mujeres el resto de días de la semana.

Figura 3: Distribución semanal de la ITCC por género

Para profundizar algo más en el estudio de estas diferencias se analizó el efecto cruzado del género y la edad –como variable categórica– y se comprobó que, además de una relación significativa (X²= 393.665; p= 0.000), aparecía un efecto relevante (V= 0.104) –aunque bajo– entre ambas para el tramo comprendido entre los 16 y 25 años, dato que justificaba que en esta edad si existen diferencias significativas relevantes en la frecuencia de la ITCC entre hombres y mujeres; observando, como se refleja la Figura 4, que son fundamentalmente los chicos jóvenes los que la causan (62.9%).

Figura 4: Distribución semanal de la ITCC por género entre los 16 y25 años.

Por último, se analizó la distribución de la Duración Mediana (DM) de los episodios de baja a lo largo de la semana, observando que existen diferencias estadísticamente significativas (F= 64.522; p= 0.000) aunque no relevantes (ƞ2= 0.001) en función al día de inicio de la baja. Estas diferencias señalaban, como se observa en la Figura 5, que las bajas iniciadas los lunes tenían una duración menor que los iniciados el resto de días, reflejándose un leve ascenso a lo largo de la semana que se mantenía hasta el viernes.

Figura 5: Duración (DM) de la ITCC según el día de la semana de inicio del proceso.

Discusión de resultados

En la primera parte de este trabajo se ha hecho especial hincapié en la necesidad de conocer más sobre el proceso de la ausencia por enfermedad y el retorno al trabajo, un fenómeno de especial relevancia para la viabilidad empresarial, no sólo por su elevada repercusión en términos de costes, sino porque se ha de interpretar como un resultado de la salud institucional que repercute en el bienestar de los empleados; es decir, una consecuencia del estado de las condiciones laborales y del trabajo que la empresa ha de mejorar como respuesta a la exigencia legal y como parte de la estrategia empresarial. Además, se han ordenado las contribuciones realizadas desde los diferentes planteamientos con el objetivo de delimitar el concepto y los modelos que lo explican.

Bajo estas premisas se diseñó un amplio estudio con el objetivo fundamental de analizar la ITCC, en cuanto que se trata de una ausencia justificada por motivos de salud, no relacionada con la contingencia laboral. Fundamentando dicho estudio en el modelo teórico propuesto por la Psicología de la Salud Ocupacional y los hallazgos de investigaciones previas que concluyen que el ambiente psicosocial del trabajo predice los índices de ausencia por enfermedad [9].

Tas el análisis de casi 600.000 procesos de baja en todo el territorio español en un intervalo de seis años, se observa que la distribución de la ITCC a lo largo de la semana es irregular, con un número superior de ausencias los lunes, día en que las bajas por enfermedad duplican la frecuencia del resto, con un brusco descenso el martes y una reducción paulatina a partir de ese día hasta el fin de semana.

En cuanto a la relación de la variación temporal de la ITCC durante la semana con otras variables, se identificaron relaciones estadísticamente significativas, aunque no relevantes –dado el tamaño del efecto–, en función de las características personales por género, edad, nacionalidad y antigüedad. Tampoco se producen diferencias relevantes debido a las características organizativas y las condiciones laborales, como el tamaño de empresa, el sector económico y la actividad; o el salario, el tipo de contrato, la seguridad en el empleo, la dedicación horaria y la región.

Sin embargo, al estudiar la relación entre el día de inicio de la ITCC, a lo largo de la semana, y los tramos etarios por género se observa un tramo de edad en el que sí existen diferencias considerables (V=0.104) entre hombres y mujeres mostrando que el 70% de las ausencias de los lunes son de hombres jóvenes (16 y 25 años). El resto de días de la semana no se observa una diferencia relevante entre ambos grupos.

Los resultados hallados concuerdan con las conclusiones de los algunos estudios que señalan el lunes como el día de mayor absentismo [26][[35]] no debido a causa médica y ocasionado fundamentalmente por los hombres de edad más joven y con salarios bajos [28]. En tal circunstancia la ITCC del lunes se produciría con la intención de prolongar el descanso del fin de semana [28]; por otra parte, podría responder a una estrategia personal empleada para restablecer el equilibrio, convirtiéndose en una ausencia estratégica que posibilita mantener la salud física y psicológica a un nivel aceptable [29] [30].

En cuanto a los resultados hallados en referencia a la duración de los episodios de baja por enfermedad a lo largo de la semana, los resultados señalan que las bajas iniciadas los lunes, son algo más cortas que las del resto de días de la semana, coincidiendo con hallazgos de estudios previos [35].

Conclusiones

Previo a presentar las conclusiones alcanzadas cabe señalar algunas de las limitaciones del estudio. De hecho, hay que considerar que la muestra utilizada para este análisis fueron los episodios de baja por contingencia común de los trabajadores protegidos en una mutua concreta, con una implantación nacional determinada, hecho que condicionó la distribución de la muestra por zonas, CCAA y provincias.

Es un estudio de carácter retrospectivo que analiza los procesos de ITCC ocurridos en el intervalo de 2005-2010 y que debe adecuarse a la información registrada y disponible de los mismos una vez finalizados. Por ello, al no disponer de datos de los procesos ocurridos con duración inferior a 15 días, se incluyen los episodios que generaron expediente en la mutua al tener una duración superior.

Otra de las limitaciones es la falta de información sobre determinadas variables relacionadas con las ausencias por enfermedad común, lo que ha imposibilitado analizar algunas de las contempladas en los modelos psicosociales, como las exigencias trabajo-familia, la carga de trabajo, etc.

Estos hechos ponen de manifiesto la necesidad de mejorar en nuestro país el registro de información de los partes de baja por contingencia común, de modo que permita no solo gestionar administrativamente los mismos, o realizar estudios epidemiológicos, sino ahondar en las causas de esta conducta de abandono laboral.

Todo lo anterior indica que la gestión de la ITCC se puede y debe mejorar, si se dota de los mecanismos suficientes a las entidades designadas para ello; estas deben posibilitar manejar la información desde el inicio del proceso y el registro de los datos necesarios y suficientes para poder evaluar el grado de “incapacidad temporal” para el desempeño de una tarea o puesto concreto

Los resultados hallados del análisis de la distribución temporal de la frecuencia de la ITCC, por una parte, concuerdan con los recogidos en la literatura, destacando variaciones en función al día de la semana y la época del año, que confirman lo señalado en otros estudios. Destaca la mayor frecuencia de ITCC los lunes, en comparación al resto de días de la semana.

De los contrastes entre variables resultan relaciones estadísticamente significativas en todos los casos que destacarían la influencia de las condiciones laborales, organizativas y del entorno analizadas en la variación del número de bajas laborales que se producen a lo largo de los intervalos analizados; sin embargo, un análisis en profundidad de dichas relaciones y la aplicación de los contrastes estadísticos apropiados, reflejaron que el tamaño del efecto hallado para cada uno de ellos era inestimable y, por tanto, no justiciaban dichas diferencias; y que tan solo en el caso del género en referencia a la edad se hallaban diferencias relevantes que apuntan a que los lunes son fundamentalmente los trabajadores jóvenes y hombres los que producen mayor índice de ITCC. Se constataron, por tanto, efectos cruzados relevantes entre las variables relacionadas con los episodios de baja.

Este hecho pone de manifiesto la relevancia de aplicar los análisis estadísticos apropiados en el estudio de la IT, sobretodo en el caso de emplear un volumen de datos considerable, con amplias muestras, en los que resulta necesario poder diferenciar entre la significación estadística y la relevancia real o practica de un efecto. Lo que nos permitiría distinguir entre las variables que influyen realmente en la IT de aquellas que provocan “ruido”, para evitar confusión en la interpretación de los hallazgos[[36]].

Agradecimientos

Una versión preliminar de este artículo se presentó en el congreso ORPconference 2014.

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