Decálogo del hombre que no teme al fracaso

Decálogo del hombre que no teme al fracaso

Cuando el hombre enfrenta la adversidad es cuando recurre a lo mejor que hay en él
28 Abril 2019

1.-  En la vida sólo gana aquel que ha perdido y sólo pierde aquél  que quiere ganar.

2.- Quién desea alcanzar la victoria reconoce siempre la probabilidad de la derrota; y si se pone en acción es porque su amor por la victoria es superior a su temor por la derrota.

3.- La derrota definitiva no alcanza a quienes siguen caminando, son ellos, quienes caminando sin parar, algún momento alcanzan la victoria.

4.- Todo lo que se tiene en la vida es un regalo y resulta bueno no aferrarse a nada más allá de lo razonable.

5.- Quien no teme al fracaso entiende que las pérdidas son: a) una ofrenda que premia acciones e ideas, b) el costo que tiene el amor por lo sueños, c) el resultado coherente con la sana ambición, d) la solidaridad con el esfuerzo.

6.- Al final del viaje solo tiene valor aquello que se ha hecho y lo que se ha entregado, porque todo lo demás se pierde sin remedio.

7.- El Triunfo es apenas una de las contiendas que no se ha perdido, por lo tanto el mérito no se encuentra en los “ganadores”, se halla entre aquellos que saben perder.

8.- A la Vida no le arrebata galardones aquel que más sabe, ni el que más experiencia tiene; de la Vida toma lo mejor el hombre de Carácter, quién tiene disposición y ánimo para encajar las derrotas más dolorosas, las frustraciones más grandes, los mayores sacrificios.

9.- Son los Problemas, las Frustraciones, las Pérdidas y los Fracasos quienes no mienten nunca y mejor enseñan las soluciones y remedios.

10.- A quién ama la victoria le es preciso sostener un romance con el fracaso.

Reflexión:

La Victoria no puede ser alcanzada por el hombre que nada sabe de fracasos, es imposible. La Victoria que no conoce el dolor de la adversidad es una Victoria frágil que solo colma las expectativas del ser mediocre, aquel que lo mide todo a medias y recurre a tonos de gris para observar la Vida.

La Victoria más grande reposa en el “fondo de la piscina”, allá donde reina la oscuridad, el color de las desventuras y los infortunios. Al hombre que conoce de ésas profundidades pocas cosas lo atemorizan y todo lo llama al agradecimiento. Allí éste hombre construye la estructura fundamental de sus conocimientos, los convierte en sabiduría, en sana conducta y juicio prudente.

Cuando el hombre enfrenta la adversidad es cuando recurre a lo mejor que hay en él, entonces empieza a buscar las respuestas más allá de la superficie, de lo obvio y común. Allí emerge de él lo que siempre tuvo adentro, envuelto en las mantas cálidas de la rutina: el ingenio, la iniciativa, la creatividad, todas estas armas poderosas para derrotar cualquier contrariedad.

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