Disulfuro de carbono
Disulfuro de carbono
Es un disolvente líquido, volátil, que se utiliza mucho en la fabricación de resinas, gomas, fósforos, celofán y rayón (seda artificial). Se evapora fácilmente a temperatura ambiente y se absorbe por vía inhalatoria (la principal ruta de absorción) y dérmica. Alrededor del 20% del disulfuro de carbono (CS2) absorbido se elimina inmetabolizado por los pulmones, mientras que el resto (80%) se biotransforma en el hígado a ácido 2- Tiotiazolidín-4-carboxílico (TTCA), que se elimina por orina. El valor límite ambiental (TLV) admitido en nuestro país es de 5 ppm, muy superior al admitido por la ACGIH (1 ppm).
¿Qué ocasiona el disulfuro de carbono?
En los trabajadores que están expuestos de forma crónica a concentraciones superiores a las admitidas, la afectación es, fundamentalmente, sobre el sistema nervioso periférico (neuropatía periférica sensitivo-motora, neuropatía óptica) y central (cefalea, insomnio, vértigo, irritabilidad, pérdida de memoria, depresión e incluso desarrollo de psicosis). Otro de los efectos característicos es el incremento del riesgo cardiovascular (aterosclerosis, hipertensión, enfermedad coronaria). Además se comporta como disruptor endocrino (causa especialmente hipotiroidismo), afecta a la piel (da lugar a quemaduras), provoca una disminución del número de espermatozoides (oligospermia) y es un riesgo para el feto durante el embarazo.
¿Qué parámetro biológico debemos solicitar?
Determinación de ácido 2-Tiotiazolidín-4-carboxílico (TTCA) en orina: este metabolito es específico de exposición a disulfuro de carbono, y no se encuentra en la orina de trabajadores expuestos a otros solventes. Se determina en orina al final de la jornada laboral y el valor admitido en nuestro país es de 1.5 mg/g de creatinina (el BEI admitido por la ACGIH americana es de 0.5 mg/g creatinina).