Visto para sentencia
Visto para sentencia
De vez en cuando suelo participar como perito en accidentes laborales, normalmente muy graves o mortales. No es que me guste demasiado, sin embargo, por alguna razón siento que de vez en cuando me conectan con una cruda realidad. Yo creo que es por esta razón por la que suelo volver a hacerlo aunque cada vez que voy a declarar me juro a mi mismo que es la última vez.
Desde luego, es bastante mejor que asistir como imputado penalmente, vinagre del que ya me ha tocado probar varias veces, formando parte de un Servicio de Prevención propio y ajeno.
Nunca debería llegarse a los procesos judiciales, en mi opinión no son procesos en los que se imparta justicia, sino mas bien se parecen a meras obras de teatro en los que cada uno o bien quiere salvar su pellejo o conseguir lo máximo posible del otro. Me parece, por otra parte, entendible y lícito.
También entiendo que para un juez no sea fácil dictar sentencia, aunque por otra parte, las empresas, con la legislación que tenemos, es complicado que puedan resultar eximidas de culpas.
Este pasado viernes me tocó declarar como perito en un juicio por un accidente laboral mortal, ocurrido a finales del año 2012. No es mucho tiempo, que haya pasado año y medio, a menudo suele ser más. Me acuerdo un proceso en el que estuve imputado penalmente que duró cinco años.
La forma en la que se percibe el tiempo en estos procesos, parece que responde más a la teoría de la relatividad de Einsten. Por un lado hablamos de años de duración de los procesos como si fuesen días. Por otro, las vistas tienen una duración normalmente impredecible y habitualmente mucho mayor de las expectativas que se pudieran tener.
Esta que me tocó la semana pasada duró toda la mañana, y casi entrada la tarde. Con suspensión incluida durante un buen rato, porque a uno de los abogados le dio un vahído y tuvo que ser atendido por el médico. En fin, un auténtico Sainete.
El coste que suponen estos procesos es enorme, incluso aunque no se celebre el juicio. Al final todos los implicados parece que fueran culpables, visto desde una o la otra parte, supone un desgaste emocional muy importante. Yo he visto a un Encargado llorar desconsoladamente, cuando la policía fue a su casa a notificarle que tenía que comparecer a juicio por el accidente mortal de una persona de su equipo y en ese mismo momento se enteró su familia.
Me imagino también, la confusión enorme que puede suponer para un juez, las diferentes visiones sobre un mismo hecho, un accidente. Unas van a lo concreto, a los elementos directos que influyeron en el accidente, otras llegan hasta a lo más general, incluso a que la Política de Prevención no se había revisado.
El tiempo perdido en todo el proceso es enorme. La improductividad de las vistas en las que un montón de personas tienen que estar esperando un montón de horas. Me contaba uno de los abogados que un colega suyo solía contestar a la pregunta de cuantos años llevaba trabajando de abogado diciendo que cinco años, ya que los otros 45 se los había pasado esperando en los juzgados.
Por otro lado los costes del propio proceso, y finalmente las sanciones y demás. Total un coste enorme para todos.
Sinceramente siempre que me ha tocado participar de una u otra manera he terminado con malas sensaciones, y sé que les pasa a los demás también. Sensaciones de miedo, culpa, frustración, impotencia, fragilidad, frialdad. Y esto no siendo parte de la familia del accidentado, que además tiene la pérdida y el daño tan brutal que puede suponer un accidente, y sus consecuencias.
Por no pasar por todo esto, merece la pena la Prevención, a pesar de las dificultades que tiene estar libre de accidentes.
Si es posible, sería interesante que las personas pudieran conocer este mundo judicial duro y cruel que surge como consecuencia de los accidentes, y que afecta a todos los que se ven involucrados. Espero que este post pueda ayudar.