¿Té o Café?

¿Té o Café?

Se pueden disminuir los despistes y facilitar los cambios, a pesar de los hábitos.
30 September 2013

En mi primer Blog voy a contaros cómo he entendido perfectamente lo que Jeames Reason (Error humano), propone con respecto a los deslices y despistes, que tan caros pueden salir si llevan a accidentes. Ha sido con ocasión de un café, un té y la conversación con un buen amigo.Me considero un bebedor de té, es decir lo que podría llamarse “un tetero”, por comparación con “un cafetero”, como lo era hace unos cuantos años. Voy a ir al grano, no del café, sino de la historia. La cosa es que yo tengo perfeccionado mi procedimiento de elaboración del té, lo vengo preparando prácticamente de forma diaria, en los últimos siete años, incluso varias veces al día.  Esto significa que para mí se ha convertido en una tarea rutinaria, y la forma de realizarla es un hábito consolidado. Al principio tenía que poner mucha intención y atención para hacerlo, y conforme desarrolle la habilidad, la intención y atención fueron disminuyendo.Hoy en día, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que tengo un canal neurológico, bien formado, claramente identificado, que se pone en marcha, para que sin darme casi cuenta, y a la simple orden de “quiero un té”, desencadene la activación de todo los recursos mentales y corporales necesarios.Me sucedió algo muy parecido a los ejemplos que J.Reason propone, en cuanto a los errores cuando se pretende cambiar un hábito, una rutina fuertemente creada. Resulta que vino a visitarme a casa mi buen amigo Borja. En mi afán de comportarme como un buen anfitrión y dada la hora del día, le ofrecí la posibilidad de beber algo, mientra manteníamos una agradable conversación. Me pidió un café. A lo que accedí gustosamente y de manera diligente me dirigí a mi cocina a preparar, un café para mi amigo Borja, y un té, como es mi costumbre, para mí. Habitualmente tengo café en casa. Bien, pasé un rato elaborando las bebidas, y al poco tiempo regresé al salón con ellas. Cuando iba a dársela a mi amigo, percibí que no era un café lo que le había preparado, sino que también era un té. Llevaba en mi mano dos tazas de té. ¿Qué había pasado? ¿Cómo era posible, si le entendí perfectamente, y había ido con la intención de preparar un café y un té?.Muy sencillo, había tenido un despiste, durante la elaboración de las bebidas. Además de regresar a la cocina a prepararle inmediatamente un café a mi amigo, me dije: ¡Vaya, esto va a confirmar en la teoría de J.Reason! Y me pregunté, ¿en qué momento y porqué me había despistado?.Mantengo la memoria en buenas condiciones. Podían haber pasado dos cosas, algo o alguien había captado mi atención. Un estímulo externo en determinado momento de la elaboración de las bebidas, o también pensamientos y emociones  internas que me habían despistado. No había ocurrido lo primero, ya que estaba solo en la cocina, en silencio. Así que efectivamente habían sido pensamientos internos junto con emociones, que arrastraba de momentos antes de que llegara Borja, por una conversación que había tenido con una persona por teléfono. Todavía estaba en el estado mental que me había originado esa conversación, y mi mente consciente estaba “dale que te pego”.Ahora bien, ¿en qué momento había comenzado a despistarme de mi intención inicial de elaborar un café y un té, y no dos tes?. Pues casi desde el momento en qué dejé el agua calentándose. ¿Qué ocurrió?. Que el proceso de preparación de un té, lo tengo automatizado. Y dentro del proceso del té hay partes que valen para preparar un té o un café, y hay otras que no. Calentar el agua es común, y verter el contenido infusionado en la taza también. Sin embargo el resultado evidentemente no es lo mismo si la secuencia de infusionar la hago conté que con café. Por tanto hay momentos dentro del proceso en los que puedo estar digamos en “piloto automático”, y hay momentos en los que si no introduzco atención consciente, para poder llevar a cabo un cambio y hacer algo diferente a lo rutinario, mi mente y mi cuerpo seguirán el proceso rutinario. Ósea que si fuese capaz de introducir un momento de “atención consciente”, en la secuencia en la que con el agua ya calentada, paso a coger el té o el café, me situaría nuevamente en el “aquí y ahora”, y tomaría la decisión que tenía en la intención, preparar un café y un té. Esto me hace reflexionar sobre cómo se podría ayudar a cambiar hábitos disminuir los despistes en las tareas, y sobre todo en aquellas en las que pueden darse accidentes si en determinados momentos se sufren despistes y deslices. Hay partes de una tarea que pueden realizarse en “piloto automático”, y de esta manera su ejecución es más fluida y fiable. Ahora bien, hay por así llamarlo, nudos o momentos de decisión, en los que si no estamos atentos, seguiremos el camino rutinario, y no realizaremos el cambio, circunstancial o para el futuro. Se trata de localizar cuales son los nodos de decisión que pueden llevar a la rutina o al cambio, e introducir en estos una señal que active la atención consciente. Depende del canal sensorial preferente de cada persona. Puede ser una imagen, y/o un sonido, y/o un olor, tacto y/o sensación. Yo utilizo preferentemente mi canal visual y he comprobado que cuando quiero cambiar un hábito si introduzco un anclaje o activador visual en los nudos de decisión, inmediatamente recupero la atención consciente, aunque esté en piloto automático y tomo la decisión de continuar con la actividad realizando el cambio. Esto mismo sería lo que podría hacerse para ayudar a generar nuevos hábitos seguros y saludables en muchas de las actividades laborales. Y desde luego reducir el esfuerzo necesario para cambiar, al introducir la atención consciente en los momentos claves. Os invito a una taza de café o té, esta vez cumpliré el pedido.

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