«Lo que hace la inteligencia artificial es democratizar el acceso a la ayuda»

«Lo que hace la inteligencia artificial es democratizar el acceso a la ayuda»

María del Mar Sánchez Vera, profesora de la UMU y especialista en tecnología educativa, asegura que «desde que ha llegado la IA la preocupación de la hoja en blanco no existe»
24 October 2023

María del Mar Sánchez Vera es profesora de Didáctica y Organización Escolar en la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia y miembro del grupo de investigación de Tecnología Educativa que dirige la también profesora de la UMU Mª Paz Prendes, en el que existe una línea abierta sobre pensamiento computacional y robótica aplicados a la educación.

Cuando hizo su tesis doctoral bajo la dirección de Francisco Martínez, Mª Paz Prendes y Jesualdo Tomás Fernández, se creó en la Facultad de Informática un programa de evaluación que utilizaba el lenguaje natural y una web semántica para comprobar si la calificación que ofrecía el programa y el 'feedback' que recibía eran semejantes a lo que se producía con un profesor. El procesamiento del lenguaje natural trata de enseñar y ayudar a los ordenadores para que puedan procesar la manera en la que hablamos las personas.

Cuando salió en noviembre pasado el ChatGPT y comprobó que esta aplicación realizaba procesamiento de lenguaje natural, se interesó por él, ya que «como pedagogos seguimos en nuestra línea sobre didáctica, abordando la parte de cómo integrar en la educación todas estas herramientas».

La docente compara el impacto de la llegada de la inteligencia artificial a la enseñanza con la de la calculadora

Afirma Sánchez Vera que la inteligencia artificial existe desde hace muchos años, pero la IA de tipo generativo, que es lo que surge a partir de herramientas como ChatGPT «ponen en entredicho cuestiones muy arraigadas en la docencia, como la evaluación, los deberes, las tareas..., de ahí que se haya producido ese 'boom' y la consiguiente preocupación de todos».

Se abre el telón de la IA

Es cierto que la inteligencia artificial existe desde hace tiempo y que está con nosotros en muchos aspectos de la vida cotidiana: en el móvil, en Alexa, en los algoritmos de Google cuando hacemos una búsqueda..., «pero ahora se ha levantado el telón y podemos generar cosas con IA».

Sánchez Vera lo compara con el momento en el que, a principios de los 2000, llegaron los blogs, las wiki, las redes sociales... que nos permitieron no solo ser receptores de correo o acceder a páginas webs sino que también nos posibilitaron publicar, crear..., asegura que en estos momentos está ocurriendo algo similar.

El debate ahora es que pone en entredicho, sobre todo en el ámbito universitario, determinadas tareas que se les pide a los estudiantes. «Todos los docentes nos hemos pasado por ChatGPT y nos hemos quedado sorprendidos, porque hace todas las tareas», comenta la profesora, que añade: «lo que usábamos anteriormente los estudiantes eran las enciclopedias, y copiábamos cosas de ellas para los trabajos que nos pedían en el colegio. Después llegó la Wikipedia. Lo que hace ChatGPT es democratizar el acceso a la ayuda».

Seguimiento más continuado a los alumnos

No está de acuerdo en que este sea el fin de las tareas pedidas a los estudiantes: «Lo que tenemos que hacer ahora los profesores es plantearnos qué ofrecemos nosotros que no ofrece el ChatGPT. Tenemos que reflexionar sobre nuestras asignaturas, la manera de hacer los TFG y tesis, incluso la manera de publicar en el ámbito de la investigación, porque no se trata de que estas herramientas nos sustituyan, pero hay que saber usarlas bien, y con el tiempo encontrarán su lugar». Compara el impacto de la llegada de la IA a la enseñanza con la de la calculadora, y afirma que estas herramientas se convertirán en asistentes que nos permitirán hacer otro tipo de cosas más provechosas para nosotros.

Sánchez Vera es partidaria de plantear un sistema de tutorización para los TFG y TFM en el que se tenga en cuenta más el proceso que el producto, «lo cual requiere que los docentes tengamos más tiempo, porque vamos a tener que cambiar la organización, la estructura... incluso los créditos y las horas, porque para poder acreditar qué trabajo está haciendo un estudiante vamos a tener que hablar más con esa persona, hacer un seguimiento más continuado».

Alfabetizar en inteligencia artificial

Afirma Sánchez Vera que la escuela siempre ha sido resistente al cambio. Se refiere a que en educación están acostumbrados a gente que se alarma porque van a cambiar el sistema educativo por temas como las pizarras o los libros digitales, y no es cierto, porque lo único que tiene que cambiar son las maneras de trabajar los profesores, ya que meter un libro de texto dentro de una tableta, no cambia el recurso, lo único que cambia es el soporte. Y señala que con la IA pasa lo mismo: las herramientas están, y los alumnos las van a usar. «Así que no afrontar esto sería ponernos una venda en los ojos, hay que cambiar las competencias, formarse y trabajar con estudiantes durante el curso, porque va a ser más importante el proceso que el trabajo en sí, y tendremos que trabajar más en el aula». Asegura que tendrán que hacer allí los trabajos, la tarea, el debate... «Esto es bueno –recalca– porque tendrán nuestra ayuda como docentes».

«Pero la IA –añade– tendremos que incorporarla y alfabetizar en ella, porque los estudiantes que estamos formando van a vivir en este mundo de inteligencia artificial, tendrán que entender esas tecnologías y saber usarlas de forma adecuada», añadiendo que «El docente no solo transmite información, lo que tiene que lograr es que el alumnado construya su conocimiento».

La IA ofrece información, ofrece 'feedback', datos, hace la tarea, la resuelve... la gran pregunta para el profesor es, según asegura «¿qué hago yo que no puede hacer la IA? Y la respuesta es ayudar a resolver el problema, estar en la presencialidad, explicar qué has hecho mal, resolver la práctica, volver a plantearlo... Trabajar desarrollando competencias profesionales».

Inteligencia artificial para detectar la propia inteligencia artificial

Y ante la pregunta del millón de que ahora los trabajos no hechos por los alumnos serán más difíciles de detectar, afirma sin titubear que sí, que «la empresa que consiga encontrar el plagio en la IA ganará mucho dinero, pero es como el Coyote y el Correcaminos: no sabemos si alguna vez la IA llegará a detectar la otra IA que corre por ahí imitando a la realidad».

Para la profesora, «la IA es una excelente herramienta para la educación, pero es tan disruptiva que da miedo a algunos, aunque primero fue internet».

Según Sánchez Vera, en el grupo de investigación de Tecnología Educativa de la UMU «llevamos un proyecto de innovación docente en el que vamos a intentar que los estudiantes aprendan a utilizar esta herramienta para ayudarles a estudiar y a preparar contenidos».

«¿Por qué vamos a privar a los estudiantes, que el día de mañana tienen que trabajar, de que aprendan también a usar esta tecnología?», se pregunta, y reconoce que desde que ha llegado la inteligencia artificial es muchísimo más productiva, porque la preocupación de la hoja en blanco no existe.

Asegura que la alfabetización en este terreno es básica, y tiene que darse en todo el sistema educativo, en todas las facultades y en todos los niveles, y saber que los sesgos que tenemos los seres humanos los replican las máquinas. «Si no entendemos que eso está detrás pensaremos que todo lo que nos da la herramienta es maravilloso y podemos estar perpetuando desigualdades». Hay gente que piensa que en el futuro estas herramientas se impondrán y la docencia humana llegará solo para los que tienen recursos, y los que no, terminarán formándose con esta herramienta. «Por eso la alfabetización es básica porque cuando tú estás alfabetizado puedes pelear porque esta tecnología sea más inclusiva y que tenga en cuenta a todos los colectivos».

Aspectos éticos

Según Sánchez Vera, un tema fundamental son los aspectos éticos. «Es preciso desarrollar algún protocolo de uso ético de estas herramientas». Incluso los docentes, dice, deberían establecer sistemas en los que cuando un estudiante presente un trabajo hecho con inteligencia artificial, describa cómo la ha usado, es decir, empezar a incorporar como parte del proceso de trabajo todas estas herramientas. «Lo que me da miedo es el tema de la brecha digital, porque estoy viendo que puede haber diferencia entre quien sepa usar esta herramienta y los que no, por eso pienso que las instituciones deben asegurarse de que todos tengan acceso a ella y que abordemos los aspectos éticos de tipo del uso de datos».

Bien usada acabará siendo como internet: parte de nuestra vida diaria. De hecho, ya lo es, añade, y refiere que hace unos días una alumna le reconocía que lo usaba hasta cuando iba a su casa por la noche: «le digo tengo una lata de tomate frito, un huevo, un pimiento y una lata de atún, dime una receta para preparar». «La prueba más palpable de que ya forma parte de la vida de muchas personas».

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