Cómo tener una dieta saludable y a la vez cuidar del planeta

Cómo tener una dieta saludable y a la vez cuidar del planeta

Elegir alimentos con criterio de sostenibilidad es bueno para la salud humana y para el medio ambiente
28 April 2023

Con el objetivo conjunto de promover la salud ciudadana y la del planeta, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha presentado recientemente la campaña ‘Come sano, muévete y cuida tu planeta’ y la actualización de sus consejos sobre dieta y ejercicio teniendo en cuenta, por primera vez, el criterio de sostenibilidad.

En un documento divulgativo titulado "Recomendaciones dietéticas saludables y sostenibles complementadas con recomendaciones de actividad física para la población española", cuyo texto completo adjuntamos, esta agencia del Ministerio de Consumo detalla numerosas propuestas prácticas para mantener una alimentación sana, una vida activa y promover un modelo de consumo más respetuoso con el medio ambiente.

La nueva guía ha sido elaborada teniendo en cuenta la investigación científica más actualizada por el Comité Científico de la AESAN, un panel muy diverso que incluye, entre otros, a expertos en epidemiología y salud pública, en ciencia y tecnología de los alimentos y en seguridad alimentaria o en veterinaria.

Dieta mediterránea: equilibrada y sostenible

Las nuevas recomendaciones de la AESAN buscan promover un patrón de dieta equilibrada con predominio de alimentos de origen vegetal sobre los de origen animal, “en línea con el patrón de dieta mediterránea, que a su vez contribuye a reducir el impacto medioambiental del sistema alimentario”. Según López-García, “la dieta mediterránea es un ejemplo de dieta basada en plantas porque la mayoría de los alimentos son de origen vegetal, cumple casi todas las recomendaciones que hacemos y es culturalmente aceptable”.

La guía recomienda, por ejemplo, “comprar productos frescos de temporada, proximidad y mínimamente procesados (como los congelados) y productos a granel o en envases reciclables”. También aconseja, siempre que se pueda, preparaciones caseras y, en caso de consumir alimentos procesados, elegir los que tengan menos sal, azúcar y grasas que no sean aceite de oliva.

Sobre las frutas y hortalizas, aconseja consumir “también aquellas con defectos estéticos, pues conservan todas sus propiedades nutritivas” y limita el desperdicio de alimentos. En relación con las legumbres —que tienen poco impacto ambiental, un precio asequible y son ricas en proteínas y otros nutrientes—, la guía recomienda cocinarlas en grandes cantidades y congelarlas, así como triturar las sobras de las ya cocinadas para preparar hamburguesas, albóndigas o purés.

Acerca de los cereales, cuyo impacto ambiental es bajo, “se aconseja priorizar los de grano entero y productos integrales, minimizando el consumo de alimentos elaborados con harinas refinadas”, remacha López García.

En relación con los frutos secos, se recomiendan entre 3 raciones semanales y hasta una diaria (consideradas como un puñado que permita cerrar la mano), teniendo en cuenta que en menores de 5 años no se aconsejan enteros por el riesgo de asfixia. “Su impacto ambiental es variable, ya que algunos métodos de cultivo son poco respetuosos con el medioambiente, como el caso de las almendras”, advierte la guía.

Según López García, las patatas y otros tubérculos deben separarse de los grupos anteriores por sus diferentes propiedades nutricionales, en especial su alto índice glucémico. “Aunque las patatas son de los alimentos con menor impacto ambiental, se recomienda su consumo moderado, priorizando los cereales de grano entero y las legumbres como fuentes de hidratos de carbono de digestión lenta”, subraya esta experta.

Menos carne y mejor si es blanca

“El consumo de proteína vegetal debería ocupar una de las raciones proteicas de las dos comidas principales diarias; la otra se puede destinar a pescado, huevos, lácteos o carne”, indica López García. Sobre la carne, la guía recomienda reducir su consumo a entre nada en absoluto y 3 raciones semanales que fuesen, preferentemente, de carne blanca, así como minimizar el consumo de carne procesada.

El consumo de carne y en especial el de carne roja se ha vinculado a problemas de salud y su producción tiene un mayor impacto ambiental que la de otros alimentos, sobre todo la de vaca y cordero. Al tiempo, habría que aumentar el consumo de otras fuentes de proteína, como las legumbres, los frutos secos o los huevos. Estos últimos tienen alto valor nutricional y un impacto ambiental relativamente bajo.

En cuanto al pescado, “se recomiendan 3 o más raciones a la semana, priorizando el azul (sardinas, boquerones, caballa, chicharro, etc.) sobre el blanco y las especies con menor impacto ambiental”, sugiere López García.

Para la leche y los lácteos, muy nutritivos, se recomienda no superar 3 raciones al día, “evitando aquellos con azúcares añadidos y alto contenido en sal”, aconseja esta catedrática. “Sin embargo, debido su elevado impacto ambiental, se sugiere reducir las raciones diarias de lácteos si se consumen otros alimentos de origen animal”, matiza.

El aceite de oliva virgen es el aceite ideal para todas las comidas por su contenido en sustancias beneficiosas, como los flavonoides, y su mayor calidad organoléptica. Por último, se recomienda el agua como bebida de elección en una dieta saludable. “Tanta como sea necesaria y, siempre que sea posible, del grifo o corriente, de menor impacto ambiental”, recuerda López García.

Mejor cuanta más actividad física y menos tiempo sentados y ante pantallas

La AESAN complementa los consejos dietéticos con recomendaciones de actividad física por grupos de edad (desde niños menores de un año, hasta adultos mayores de 65) que pueden integrarse en el trabajo, los desplazamientos y las tareas cotidianas.

En definitiva, “hay que intentar realizar tres estrategias: sentarse menos, moverse más de la forma que sea y hacer ejercicio”. Incluso hay esperanza para quienes pasan la jornada frente a un escritorio porque “8 horas de estar sentado se pueden compensar con entre una hora y 75 minutos de actividad moderada al día”, apunta Aznar Laín. ¿Y qué entendemos por moderada? “Lo mejor es el test del habla”, aclara: “una intensidad es moderada para alguien cuando mientras hace una actividad pueda hablar, pero le cuesta un poquito”.

Fuente: Agenciasinc

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