Una formación cada vez más híbrida para un futuro complejo

Una formación cada vez más híbrida para un futuro complejo

Las disciplinas académicas se mezclan para dar respuestas ágiles y certeras a las nuevas necesidades profesionales y sociales
27 December 2021

Un ex futbolista profesional (Esteban Granero) especialista en inteligencia artificial (IA) aplicada al deporte, fundador y consejero delegado (CEO) de la empresa Olocip; un neurólogo que habla más de humanismo que del cerebro (Ventura Anciones, jefe del departamento de Neurología y Neurofisiología en los hospitales La Zarzuela, Nuestra Señora del Rosario y Virgen del Mar); un doctor en Ingeniería de Montes metido a científico de datos (Carlos Ortiz Oñate, Senior Data Scientist en el área de Modelos y Datos en Banco Santander); una biotecnóloga (Carmen Simón, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología y directora del Departamento de Postgrado y Especialización del CSIC) enfatizando la multidisciplinariedad de sus equipos: biólogos, ingenieros, matemáticos, científicos de datos, abogados... Por si quedaban dudas, los 22 ponentes que se suben al escenario de la octava edición de EL PAÍS con Tu Futuro (EPCTF) dan fe de un panorama formativo y profesional mucho más híbrido.

Es quizás la primera gran lección de este EPCTF 2021 organizado por EL PAÍS, con Banco Santander como patrocinador principal y siete empresas e instituciones colaboradoras: Airbus, Bayer, Cepsa, CUNEF Universidad, EY, Red Eléctrica de España (REE) y UNED. En él, expertos y profesionales de distintas áreas tratan de inspirar, en intervenciones de ocho minutos, a un auditorio formado por casi mil chicos y chicas de 1º y 2º de bachillerato, de centros públicos y privados, de dentro y de fuera de Madrid, que pronto tendrán que hacerse la pregunta del millón: “¿Qué quiero ser de mayor?”.

Esta realidad, líquida y cambiante, impone una lógica mestiza a disciplinas que tradicionalmente se consideraban cada una por su lado. En el equipo de la project manager María Hernando Zapater, por ejemplo, conviven biólogos, economistas o ingenieros. Ella es ingeniera industrial, aunque se presenta como una bombera apagando fuegos continuamente. “Dirigir un proyecto es como construir un edificio, con las indicaciones y presupuesto que te dan y cumpliendo los plazos previstos”, compara. Por su parte, Marta López Pardal, analista de Ciberseguridad en Entelgy Innotec Security, tiene un título de formación profesional y colabora con graduados en comunicación y criminalística, informáticos y desarrolladores.

“Cuando yo estudié Derecho, la figura del ciberabogado ni existía; en realidad, la mayoría de las ramas de Derecho a las que nos dedicamos no existían cuando entramos en la universidad”. La trayectoria de Javier Simón, actual Legal Manager del equipo de Asesoría Jurídica, Procesal, Ciberseguridad y Riesgo Legal de Banco Santander, ejemplifica muy bien el abroche de una carrera de letras de las de toda la vida a un campo tan innovador y técnico como la seguridad en internet. El experto anima a ver las puertas que abre su titulación más allá de los tribunales. “Es una profesión que puede ir de la mano de realidades sociales que se van creando”, remacha.

La gran disrupción

El otro aprendizaje de este EPCTF 2021 es que Internet y tecnologías disruptivas como la ciencia de datos o la inteligencia artificial marcarán el futuro. Por un lado, creando carreras nuevas. “El 75% de las profesiones del futuro se están creando o aún no se han inventado”, precisa Rosa Narváez, responsable de Omnicanalidad y Customer Hub en Iberia. Y, por otro, dándole la vuelta a otras que hasta el momento funcionaban en analógico. Pablo Cantó, periodista de formación, comenta que EL PAÍS lo fichó para el equipo de redes sociales gracias a un blog en el que ponía nota a los sándwiches de jamón york y queso. Su perfil, especialista en redes sociales, está cada vez más demandado. “Marketing digital es el conjunto de estrategias que nos ayudan a apoyar una marca, producto o servicio en internet, en tiempo real, en un entorno dinámico, que cambia muy rápido y nos obliga a ser proactivos, flexibles y analíticos”, define, por su parte, Esther Checa, directora de Innovación en la agencia de medios t2ó.

Cuando el emprendedor Miguel Camiña dice que el trabajo del asesor financiero va a cambiar drásticamente está pensando en la tecnología y la digitalización que permiten a su empresa, Micappital, de la que es consejero delegado y cofundador, “ayudar a invertir a la gente del mañana”. Cuando José Antonio Llorente, socio fundador y presidente en LLYC, hace un pequeño balance del mundo de la comunicación nombra explícitamente el trabajo cada vez más sofisticado, “muy afectado por la tecnología”, y la “escucha tecnificada”. Y cuando Lorena Guerra Sánchez, ingeniero técnico agrícola, agricultora y digital, habla de las exigencias de su sector menciona la formación, la digitalización y la tecnología, haciendo hincapié en cómo esta última —­mecanización, GPS, drones, sondas, aplicaciones móviles—, además de productividad, favorece un desarrollo sostenible.

 “Desde pequeña, he soñado con un mundo mejor, conectado y sin contaminación”, arranca su charla Belén García Molano, responsable de Tecnología y Desarrollo de Airbus Defence and Space, ahondando en la sostenibilidad como el otro vector clave de futuro. Aviones que detectan manchas de petróleo en los océanos y otros que estarán propulsados por combustibles sostenibles. “No quedan muchos años”, avanza. Satélites que permitirán una conectividad global, incluidos los países en vías de desarrollo. Y que podrán anticipar desastres naturales, que es otro de los sueños de García Molano. “A las tres de la tarde del 19 de septiembre de 2021, que era domingo, el mundo cambió para siempre en La Palma. Desde el 25 de agosto ya estábamos viendo en imágenes por satélite que algo iba a ocurrir. Pero no sabíamos ni dónde ni cuándo. La ambición de los ingenieros es conseguir, gracias a imágenes precisas y algoritmos de IA, mayor exactitud para minimizar el impacto”, reflexiona.

María Soler Soneira fue una niña curiosa. “Me interesaba saber cómo funcionaban las cosas”, recuerda. Le gustaban las matemáticas y la física, pero también la fotografía, la pintura. Y escribir, mucho. Dudó hasta el último momento entre periodismo e ingeniería. “Creo que ambas tienen la investigación como base común”. Por tradición familiar, eligió ingeniería. “Me dijeron: ‘Escoge la industrial, que vale para todo...’. Me arrepentí”. Pero le enseñó a pensar, a estructurar su mente, a afrontar problemas desde diferentes ángulos o a discernir lo accesorio de lo importante. La actual directora de Ingeniería y Construcción en REE está segura de que, de haber elegido periodismo, hubiera sido igualmente feliz.

“¿Quiénes harán letras y quiénes ciencias?”, pregunta el presentador del evento. Se observan más seguidores de las segundas que de las primeras. “¿Quién de vosotros no tiene ni idea de a lo que quiere dedicarse?”, vuelve a la carga, cosechando un mar de brazos alzados como respuesta. “¿Por qué elegir entre ciencias y letras cuando existe una profesión, diseñador UX (experiencia de usuario), que combina ambas disciplinas?”, tercia Rosa Narváez, que defiende una formación más renacentista, puesto que “el conocimiento es transversal, y los problemas no son de ciencias o de letras”. Opina que un mundo complejo no requiere de soluciones únicas, y que tampoco existen carreras seguras, sino “personas que descubren qué pueden hacer con la que han elegido”.

Además de las ponencias, en rápida sucesión, que tienen lugar en el auditorio, los expertos se ponen a disposición de los chicos y chicas interesados en los cara a cara que se desarrollan en corners o rincones fuera de la sala principal. En una de esas charlas más personalizadas, Ortiz Oñate reflexiona sobre el mejor itinerario para llegar a la profesión de científico de datos: ¿un grado específico en Data Science, o una titulación más genérica, tipo matemáticas, con una posterior especialización? “Si lo tienes claro, lánzate a por la titulación más específica; de la otra forma, puedes llegar igualmente, solo que te costará un poco más, puesto que habrás de adquirir conocimientos que no te servirán para esta profesión en concreto”, expone. A cambio, “cualquier cosa que aprendas, de lo que sea, te va a servir. Siempre”, asegura.

Pasión por la ciencia

En otro corner, la investigadora Carmen Simón resume someramente su labor y cuenta experiencias con plantas modificadas genéticamente que resisten virus, tienen más vitamina A, expresan anticuerpos frente al ébola o se convierten en biocombustible. “Estoy encantada”, responde cuando se le pregunta cómo se siente al estar rodeada de tantos jóvenes, chicas en un buen porcentaje. “La ciencia tiene un impacto enorme en nuestras vidas. Hemos de estar preparados para responder a problemas que aún no sabemos que lo son y para buscar soluciones imaginativas que aún ni sospechamos”, concluye.

Como la línea de investigación para crear el plástico del futuro, o bioplástico, que lleva adelante Noelia Márquez Alfaya, cofundadora y CEO en VEnvirotech Biotechnology, junto a sus socios. O las posibilidades que abre CRISPR, herramienta de edición genética, en la terapia contra el cáncer, como apunta la jefa de la Unidad Citogenética del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Sandra Rodríguez Perales, que cuando vio en el cine a aquellos científicos con casco y guantes mezclando ADN de dinosaurios extintos con anfibios en Jurassic Park se dijo a sí misma: “Yo quiero hacer eso en el futuro”. Eso sí, “teniendo en cuenta las consecuencias sociales y éticas”, avisa. “Si tenéis vocación científica, por favor, seguidla”, clama.

Rosa Martín Aranda, vicerrectora de Investigación, Transferencia del Conocimiento y Divulgación Científica y catedrática de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias en la UNED, también se dirige a los jóvenes, convencida de que abordarán los problemas con “otros enfoques”, y de que, ayudados por herramientas poderosas como IA, big data, la nanotecnología o las propias redes sociales, darán un salto en la investigación: “La ciencia es como un gran mapa de carreteras, y el reto de los investigadores consiste en adentrarse en aquellos caminos aún sin asfaltar. En vuestras manos se encuentra el futuro de esas carreteras pequeñas, que debéis abordar con originalidad e innovación. Recordad que la ciencia puede cambiar el mundo”.

Competencia digital, vocación sostenible y mucha pasión

El presentador de EL PAÍS con Tu Futuro 2021 necesita varios minutos para desgranar el extenso currículo de Joaquín Abril-Martorell, Chief Digital Officer en Cepsa. “Y además soy minero”, apostilla el aludido cuando toma el micrófono. “Quiero decir que estudié Ingeniería de Minas, aunque lo más cerca que he estado es cuando he minado criptomonedas”, aclara con una sonrisa. “Lo que importa es estar aprendiendo continuamente y utilizar esos aprendizajes para hacer cosas nuevas”, defiende. Él, más que en el conocimiento, pone el énfasis en las competencias, en las habilidades. “Aprende, construye, transforma con propósito, donde estés, con humildad, generosidad, optimismo y pasión”, receta.
“Que levante la mano cuántos os manejáis en redes sociales”, pide al público. “Apartado resuelto”, concluye cuando se levantan la mayoría de los brazos. “¿Quién habla razonablemente inglés?”, continúa. “¡Bien!”, exclama cuando ve alzarse otro buen puñado de manos. “Otro problema solucionado”, remacha. “¿Y quiénes sabéis programar?”, lanza una tercera pregunta, torciendo el gesto cuando esta vez son pocas las manos arriba. “Pues tenéis un problema”. Para unos segundos y exhorta a su joven auditorio: “Aprended a programar, independientemente de lo que queráis estudiar. No es un tema ni de ciencias ni de letras; es el lenguaje vehicular del futuro. No podremos estar si no tenemos nociones de programación”.
Si Abril-Martorell considera clave la competencia digital, Eva Santos, codirectora general creativa y fundadora de Delirio & Twain, apuesta por la creatividad como caballo ganador. “Os dediquéis a lo que os dediquéis, desarrollad vuestro lado creativo, por mucho que os pidan racionalidad y conocimientos técnicos, porque el mundo lo está necesitando para resolver sus problemas”. A ella, dice, le ha ido bien siendo creativa y trabajando en lo que la apasiona, “con esfuerzo y tenacidad y una dosis de suerte”.
Mientras que Mónica Chao, directora de Sostenibilidad de Ikea España, suma a la ecuación una nueva variable: la sostenibilidad, un campo en el que, según recuerda, actualmente existen muchas oportunidades profesionales. “Hay gran cantidad de inversión privada a la caza de inversión sostenible; consultoras, departamentos de sostenibilidad buscando gente joven; movimientos en emprendimiento y creación de empresas”, enumera. 
“Se puede llegar a trabajar en sostenibilidad desde cualquier tipo de formación. Los equipos son multidisciplinares; yo, por ejemplo, soy economista”, recuerda Chao. Abogados, ingenieros, especialistas en Ciencias Ambientales y en marketing, sociólogos… “Según tu carrera, trabajarás en un desafío o en otro”, precisa. En todo caso, “buscamos personas que trabajan bien en equipo y van más allá de los desafíos habituales, tienen capacidad de influir y mover a otros. Y liderazgo”, reclama. 
“Tenéis la oportunidad de crear el futuro que todos necesitamos, y podéis hacerlo desde cualquier posición que ocupéis dentro de unos años. Os invito a que, elijáis lo que elijáis, lo afrontéis como una posibilidad para cambiar las cosas”, lanza Chao como mensaje final.
Crear impacto, dejar huella
Falta un ingrediente para sacar esta séptima edición de EPCTF del horno: la pasión por lo que uno hace. Lo incorpora Borja Sémper, actualmente director de Relaciones Institucionales en EY, amenazado por ETA durante la etapa en la que estuvo en política. “Con 21 años me dijeron: ‘Van a matarte’. Necesité escolta hasta los 40. Lo volvería a hacer”, afirma. “Tenéis varias formas de pasar por la vida: de una manera transparente, invisible, sin dejar huella ni rastro, o con la voluntad decidida de hacer cosas extraordinarias. Optad siempre por aquello que cree un impacto en el mundo”, recomienda. “Transformad vuestro entorno, vuestra realidad”, invita. A riesgo de que “suene a frase de cuñado”, Sémper propone a los jóvenes que lo escuchan que cuando se miren al espejo por la mañana se reconozcan y digan: “Estoy haciendo algo que merece la pena, aunque requiera esfuerzo y sacrificio, incluso aunque mi decisión suponga que mi vida no sea demasiado plácida”.
Sémper defiende que “si haces siempre aquello en lo que crees, no te vas a equivocar nunca. Las cosas te irán mejor o peor, pero podrás mirarte a los ojos con orgullo”. Y anima a “lanzarse y ser valientes, que no significa no tener miedo o vértigo, sino que eso no te paralice”. Confiesa que su auditorio le da mucha envidia: “Tenéis una vida por construir, llena de obstáculos, pero también de oportunidades. Vuestro futuro depende de muchos factores, pero vuestra determinación es fundamental. Esto va de echarle huevos y ovarios. ¡Animaos!”, concluye.

Aliviar la presión

Por debajo de la capa de risas y cabezas adolescentes coronadas con gorros de Papá Noel se palpaba nerviosismo en los chicos y chicas que el jueves acudieron a la sala Kinépolis de la Ciudad de la Imagen (Madrid). “Tenemos mucha presión”, reconocía Lucía, de 17 años (2º de bachillerato), procedente de un colegio madrileño. “Buscamos inspiración”, añadió entre gestos de asentimiento de sus dos compañeros, Ignacio y María, de la misma edad. María parecía tenerlo claro: quiere hacer análisis de datos. “No buscamos tanto estudios como posibilidades profesionales”, terció Nieves, una docente.
Los cara a cara ayudaron a templar nervios. Borja Sémper dio su tarjeta a quienes se acercaron a charlar con él. Rosa Narváez habló con desparpajo de las veces que se había caído y equivocado. “Todo lo que hacéis suma y os define”, sentenció. “Este tipo de discurso nos tranquiliza”, afirmó una asistente. Durante el descanso, los grupos circularon entre los stands. Cerca del de la Universidad de Castilla-La Mancha y el de Microsoft, Lidia, Daniela y Samuel, de 16 años, aseguraron haber abierto los ojos a nuevas posibilidades. “Yo quería hacer psicología, pero me ha gustado mucho la intervención de la hacker buena [se refiere a Marta López Pardal]”, terció Lidia. “A mí también”, coreaba Daniela. “Mi primera idea sigue siendo ser rapero”, dijo Samuel, “pero gracias al evento tengo opción B, C y D. Matemáticas, ciencia e inteligencia artificial.

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