Suicidio de bogotanas, un fenómeno que crece más que el homicidio
Suicidio de bogotanas, un fenómeno que crece más que el homicidio
Los suicidios son uno de los principales factores de pérdida de años de vida saludable, en razón a que la mayoría se presentan en menores de 29 años.
Cada semana, al menos dos mujeres toman la decisión de quitarse la vida en Bogotá. De hecho, durante el 2019 se reportaron 89 casos, un 22 por ciento más que un año atrás.
Así se deduce en el más reciente informe anual sobre violencia contra la mujer del Instituto Nacional de Medicina Legal, que revela un preocupante ascenso de este fenómeno en la capital.
Y aunque no falta a quien le pueda parecer una cifra menor, ese comportamiento es “gravísimo” en opinión del instituto, no solo porque siendo eventos altamente prevenibles se siguen presentando y tienden a acercarse a los homicidios, que no dependen de la voluntad de la misma persona y que, además, no presentaron incremento.
En el mismo periodo, según el informe, se registraron 94 homicidios de mujeres en la ciudad, una cifra exactamente igual a la reportada en 2018.
Pero, además, los suicidios son uno de los principales factores de pérdida de años de vida saludable, en razón a que la mayoría se presentan en menores de 29 años.
Pero ¿qué lleva a una mujer a tomar la decisión de quitarse la vida? Dependiendo del enfoque con que se mire, este fenómeno puede tener causas diferentes y afecta también a los hombres, aunque en mayor proporción.
Claudia Adriana García Fino, directora del Instituto de Medicina Legal, considera que el suicidio, igual que los otros tipos de violencia, no se puede analizar como un hecho aislado ni descontextualizado.
El suicidio, según la médica forense, es un fenómeno que está enmarcado en la violencia y no en los problemas de dinero. Y en el caso de las mujeres, lo considera el último eslabón de esa violencia a la que muchas de ellas son sometidas desde la niñez hasta la edad adulta.
“Sufren desde niñas y en la adolescencia, maltrato infantil y delitos sexuales ocasionados al interior del núcleo familiar, y después llegan a las relaciones de pareja que no necesariamente son satisfactorias y donde pueden ser víctimas de violencia intrafamiliar”, señala.
En esa cadena de hechos sucesivos, según García, la persona llega a una situación de desesperanza total, en la cual ya no ve otra solución posible. “Es producto de una serie de circunstancias, de frustraciones que se acumulan en la persona y que no logran una solución real”.
La Secretaría de la Mujer de Bogotá, por su parte, considera el suicidio como un tema de urgente atención y lo relaciona con un problema de salud mental, que las afecta más a ellas, “aunque el resultado material sea más nocivo” para ellos.
La entidad cita también que, según el Índice Sintético de Machismo, las mujeres tienen más intentos que los hombres; sin embargo, menos lo logran. Solo en el 2018, el intento femenino fue 1,8 veces superior que el de los hombres (que a noviembre de 2019 ya sumaban 259 casos).
El psiquiatra Rodrigo Córdoba, expresidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas y jefe del Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Rosario, explica que el suicidio es el desenlace de una enfermedad mental subyacente. En otras palabras, dice el especialista, en todos los casos hay una enfermedad psiquiátrica que diagnosticada o no actúa como base de este fenómeno. En la mayoría de las veces es la depresión, un mal desafortunadamente subestimado.
Córdoba cita un estudio realizado por el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Antioquia que, basado en las historias clínicas y de familiares de más 200 personas que se suicidaron, demostró que más del 80 por ciento de ellas padecían una enfermedad mental.
¿Qué hacer? Según Córdoba, lo más importante es identificar las señales tempranas y favorecer una intervención precoz e integral para las personas potencialmente afectadas, en el marco de una política orientada a la prevención a todo nivel.
En esto coinciden tanto la directora de Medicina Legal como la Secretaría de la Mujer. De hecho, García Fino considera que aunque los casos de suicidio pueden ser prevenibles, ocurren porque ni la familia, ni la sociedad ni el Estado le han dado la atención necesaria al fenómeno y tampoco se ha aprendido a diagnosticar los síntomas tempranos.