Los guijarros del Pirineo muestran las consecuencias del cambio climático
Los guijarros del Pirineo muestran las consecuencias del cambio climático
Un grupo de investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) ha estudiado las consecuencias desastrosas de un suceso ambiental ocurrido hace 56 millones de años, entre el Paleoceno y el Eoceno. En un periodo de tiempo considerado muy breve a escala geológica –entre 10.000 y 20.000 años– la temperatura promedio aumentó de 5 a 8 grados, volviendo a su nivel original unos cientos de miles de años más tarde. Los resultados del estudio se han publicado en la revista in Scientific Reports.
En el trabajo, cuyuo texto completo adjuntamos, los científicos midieron el impacto de este calentamiento sobre los ríos y los paisajes en los Pirineos españoles. Según las conclusiones, la amplitud de las inundaciones aumentó en un factor de ocho y algunas veces hasta un factor de 14. Las zonas con vegetación fueron reemplazadas por áridas llanuras de guijarros. Los datos indican que las consecuencias de dicho cambio climático fueron mucho mayores que lo predicho por los modelos actuales.
Sébastien Castelltort, profesor de Ciencias de la Tierra en la universidad suiza y líder del estudio, explica que el método utilizado para analizar este calentamiento global “está inspirado en la señalización celular en biología de sistemas, donde se analizan la respuesta de las células a estímulos externos y la consiguiente transmisión de señales”. En este caso –prosigue– “hemos estudiado la forma en la que el ciclo hidrológico, a través del comportamiento de los ríos, reacciona ante una señal externa: el calentamiento global”.
El episodio climático extremo de hace 56 millones de años, en el que se basa el estudio, es conocido desde hace tiempo. Ya en la década de 1970, los científicos observaron una fuerte anomalía en la relación entre isótopos estables de carbono (δ13C), debido al aumento relativo en la proporción del isótopo liviano (12C), en comparación con el isótopo pesado (13C), lo que refleja una interrupción del ciclo del carbono, tanto en los océanos como en los continentes, asociado con un calentamiento global y sus consecuencias.
Palmeras en latitudes polares
Los estudios de esa época y posteriores indicaban que durante ese evento climático, las palmeras prosperaron en las latitudes polares y especies de plancton marino, como el dinoplagelado Apectodinium, normalmente restringido a aguas tropicales, se extendió repentinamente por todo el mundo. Los geólogos usan este tipo de observación como auténticos ‘paleotermómetros’, que en este caso muestran un aumento en la temperatura del agua superficial, que llegó a alcanzar casi 36 grados en algunos lugares, una temperatura letal para muchos organismos.
Varios fenómenos son citados como posibles causas de este calentamiento global, desde la intensa actividad volcánica en varias áreas del globo en dicho período, hasta la desestabilización de los hidratos de metano, que por desgasificación habrían liberado su gas de efecto invernadero.
Pero aunque el episodio es conocido y sus causas han sido ampliamente exploradas, ¿qué pasa con las consecuencias? “La pregunta es importante porque existe una analogía obvia con el calentamiento global actual. Hay lecciones que aprender de este evento, sobre todo porque el aumento de las temperaturas que estamos presenciando parece ser mucho más rápido”, subraya Castelltort.
Guijarros que revelan la historia de los ríos
Los Pirineos españoles ofrecen sedimentos que permiten observar los antiguos canales de los ríos y determinar su tamaño. En el nuevo estudio se midieron miles de antiguos guijarros de río en el campo. Paso a paso, gracias a la relación directa entre el tamaño de los guijarros y la pendiente de los ríos, los investigadores pudieron calcular su velocidad de flujo y descarga. Por lo tanto, han podido develar la historia completa de estos ríos y la de los cambios espectaculares que sufrieron.
Hace 56 millones de años, los Pirineos se estaban formando y sus estribaciones estaban atravesadas por pequeños canales aislados en una llanura de inundación donde depositaban aluviones muy fértiles, promoviendo el desarrollo de la vegetación cuyas raíces anclaban el suelo. Al salir del piedemonte pirenaico, estos pequeños ríos se dirigieron al oeste hacia el Atlántico, que se encontraba a unos 30 kilómetros de distancia.
El paisaje pirenaico cambió por completo
“Con el calentamiento global, el paisaje cambió por completo. Las inundaciones formadoras de canales, que se producen en promedio cada 2 o 3 años y cuyo flujo hemos podido medir, fueron hasta 14 veces mayores que previamente cuando el clima era más fresco ", señala el investigador.
Durante el máximo térmico del Paleoceno-Eoceno (PTEM, por sus siglas en inglés), los ríos cambiaban constantemente de rumbo, ya no se adaptaban a una mayor descarga al incidir en su lecho, sino que se ensanchaban a veces de forma espectacular, de 15 a 160 metros de ancho en el caso más extremo. En lugar de quedar atrapado en las llanuras de inundación, el aluvión se transfería directamente hacia el océano, y la vegetación parecía desaparecer. El paisaje se convirtió en áridas llanuras de grava, cruzadas por ríos efímeros y torrenciales.
Riesgos mucho mayores de lo esperado
Los científicos aún desconocen cómo han cambiaron los patrones de precipitación, pero saben que este calentamiento provocó inundaciones más intensas y una mayor estacionalidad, con veranos significativamente más cálidos. La mayor evaporación resultó en un aumento inesperado en la magnitud de la inundación. Un grado de aumento de la temperatura implica un aumento del 7% en la capacidad de la atmósfera para retener la humedad, y esta relación generalmente se utiliza para evaluar el aumento de la precipitación.
“Nuestro estudio demuestra que los riesgos asociados con el calentamiento global pueden ser mucho mayores de lo que generalmente pensamos", concluye Sébastien Castelltort.
Fuente. Agencia Sinc
Foto: JMSE Wikimedia commons: https://an.wikipedia.org/wiki/Imachen:Macizo_perdido.jpg