¿Cuántas personas añaden realmente ocio privado a sus viajes de trabajo?

¿Cuántas personas añaden realmente ocio privado a sus viajes de trabajo?

Dentro de las empresas, prolongar un viaje de trabajo por motivos personales se conoce como "bleisure" [una combinación de business (negocios) y leisure (ocio)], un término extraño al que lo único que lo salva es que es menos horrible que la opción "bizcation" [la suma de business (negocios) y vacation (vacaciones)].
5 September 2018

Los viajes de bleisure han recibido mucha atención en los últimos tiempos. Según algunas encuestas realizadas a viajeros, hasta seis de cada diez personas añaden tiempo personal a un viaje por trabajo. Este tipo de encuestas sugieren que el bleisure o laborocio ha surgido como respuesta frente a unos horarios de trabajo cada vez más exigentes, y frente a la disolución de las fronteras entre la vida profesional y personal por la tecnología. Por lo tanto, se piensa, es normal que los viajes por trabajo experimenten el mismo cambio.

Nuestro deseo era profundizar más en este tema al medir con datos de viajes cómo de extendido está el bleisure y si está creciendo dentro de las empresas. Con ese fin, analizamos 29 millones de viajes de negocios contratados por la empresa especializada en programas de viajes para empresas Carlson Wagonlit Travel (CWT) entre 2011 y 2015. Para identificar el laborocio, buscamos los viajes que incluían más de dos noches en el destino y que empezaban o acababan durante el fin de semana (que incluyeran la noche del sábado). Dado que la mayoría de las reuniones de trabajo se celebran durante la semana laboral, normalmente no existe ninguna razón para que los viajeros lleguen dos días antes del comienzo de las sesiones de trabajo ni regresen dos días después de que terminen. 

Una nota sobre los datos                                 

Este enfoque para analizar estadísticamente el bleisure no refleja todos y cada uno de ese tipo de viajes porque el componente de ocio puede ocurrir tanto durante la semana laboral como durante un único fin de semana. Asimismo, nuestro método solo sirve para los países en los que la semana laboral legal sea de lunes a viernes. Por esa razón, el alcance de nuestro análisis se limita a estos mercados y excluye, por ejemplo, destinos en Oriente Próximo e India.

Gracias a nuestro análisis, descubrimos que, en 2015, la quinta parte de los viajeros de negocios realizaron viajes de bleisure. Del mismo modo, el 7% de todos los viajes de negocios concuerdan con el perfil de laborocio. Se trata de una cantidad importante de viajes por trabajo que las empresas deberían tener en cuenta cuando definen sus políticas de viajes, ya que también generan incentivos para que los empleados viajen como parte de su trabajo.

Sin embargo, aunque encontramos que el bleisure desde luego existe, podría no ser algo nuevo. A partir de nuestros datos, no hemos detectado un crecimiento relevante del bleisure durante los últimos cinco años: se ha mantenido estable en torno a un 7% durante media década.

También encontramos que, al margen del segmento demográfico, los trabajadores realizan alrededor de 1,4 viajes de bleisure al año. Dicho de otra manera, los empleados tienen una capacidad fija para el bleisure: cuando lo practican, hacen uno o dos viajes de este tipo al año sin importar cuánto viajen realmente por negocios.  

Esto significa que los viajeros menos frecuentes tienen una tasa mucho más alta de laborocio. Compare una trabajadora que viaja dos veces al año con otra que lo haga 10 veces al año. Si las dos personas realizan un viaje en el que combinen ocio y trabajo, la tasa de bleisure será del 50% para la viajera ocasional y del 10% para la frecuente. Por tanto, los trabajadores que menos viajan tienen más probabilidades de añadir el ocio a sus viajes. Así que, mientras que algunos artículos han señalado a los millennials  como la fuerza motriz del bleisure, nuestro análisis demuestra que realmente no protagonizan más viajes de bleisure que otros grupos demográficos.

Los millennials sí que parecen en cambio unos campeones del bleisure en el siguiente gráfico, donde doblan la tasa media de todos los grupos de edad. No obstante, la razón es que los trabajadores más jóvenes tienden a viajar en general mucho menos que los de más edad. La tasa de laborocio se eleva de nuevo en la gráfica porque los empleados más mayores y los cercanos a la jubilación también viajan menos que las personas en torno a la cuarentena. Las mujeres presentan una tasa de viajes con ocio y negocios ligeramente más alta que los hombres en todas las edades.

Este gráfico también sigue de manera inquietante la llamada "curva de satisfacción vital". Esta curva se utiliza para demostrar cómo la felicidad alcanza su cima durante la veintena, decae al sumirnos en la crisis de la mediana edad durante la cuarentena (el punto más bajo se encuentra sobre los 46 años) y después sube de nuevo lentamente al llegar a los cincuenta y en adelante. Pero la similitud entre la curva de la felicidad y la de la gráfica no debería considerarse causal. Recuerde que este gráfico refleja las tasas de bleisure, lo que significa que realmente las personas de mediana edad viajan mucho más que las personas más jóvenes y las más mayores. Probablemente, tener más responsabilidad en el trabajo durante la cuarentena sea la razón por la que se viaja más a esa edad, la misma en la que se experimenta una menor satisfacción vital. Sin embargo, no es el viaje en sí lo que provoca la infelicidad. Otras investigaciones anteriores demuestran que a la mayoría de las personas les gusta y apetece viajar por trabajo, siempre que hacerlo no suponga más de un viaje al mes.

También hemos analizado la relación entre la geografía y los viajes de laborocio. Como podría esperarse, los viajes más largos tienen más probabilidades de convertirse en viajes de bleisure. "Si me voy a ir tan lejos y vamos a gastar todo este dinero", parece pensar el viajero, "debería disfrutar al menos de unos días por mi cuenta". Otra explicación podría ser que los viajeros consideran los viajes a destinos lejanos, muchos de los cuales son bastante diferentes en términos de cultura, como su única oportunidad de pasar tiempo allí porque tampoco esperan volver. Singapur, por ejemplo, muestra una de las tasas más altas de bleisure tanto como salida como destino, especialmente desde Singapur a ciudades como San Francisco (EE. UU., 30%), Nueva York (EE. UU., 28%) y Houston (EE. UU., 30%).

En unos pocos casos, viajes más cortos muestran tasas más altas de bleisure, lo que probablemente se deba al atractivo de la ciudad de destino. El trayecto de Nueva York a Miami (ambas en EE. UU.) es un viaje corto, pero su tasa de laborocio es del 14%, el doble de la media. Las tasas de bleisure desde Houston a Nueva York, San Francisco y Denver (todas en EE. UU.) son bastante más altas que la media a pesar de las distancias relativamente cortas entre origen y destino.

Los profesionales de gestión de viajes pueden emplear datos como estos para anticipar mejor y satisfacer las necesidades de los viajeros por trabajo. Más allá de estos resultados, este método puede utilizarse por ejemplo para analizar el volumen de bleisure por semana del año y ruta, y también para mapear la relación entre el bleisure y los distintos tipos de eventos que se celebran en un destino determinado.

Las empresas también deberían tener en cuenta los viajes de bleisure entre su plantilla. A medida que se mezcla y confunde cada vez más la vida personal con la profesional, abordar las necesidades personales de los trabajadores puede promover su compromiso y diferencia a la empresa de otras de la competencia. Las compañías deberían evaluar cómo incorporar el bleisure dentro de sus políticas de viaje actuales y considerar sus implicaciones tanto humanas como financieras.

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