Liderazgo femenino

Liderazgo femenino

Nos han educado de forma distinta. Educadores –escuela y familia-, entorno social, televisión, juguetes… rosa para ellas, azul para ellos. Danza para ellas, fútbol para ellos. Belleza ellas, fuerza ellos. Maternidad para ellas, trabajo para ellos. Humanidades para ellas, ciencias para ellos. Los estereotipos persisten hoy con feroz insistencia.
28 March 2018

Y claro, somos distintos. O eso creemos.

Ciertamente hemos desarrollado, generación tras generación, habilidades algo diferentes. A la mujer se le atribuyen más cualidades comunicativas, mayor capacidad de escucha y empatía, así como mayor potencial de creatividad e innovación. Estos rasgos encajan en lo que se denomina liderazgo transformador.

Los hombres por su parte son adalides de la orientación a objetivos, de la ejecución, el control y una operativa basada en la dualidad premio-castigo. Lo que correspondería a un liderazgo transaccional.

Según algunos estudios, las empresas lideradas por mujeres obtienen mejores resultados y tienen menos riesgo. Cabría poder contextualizar en lugar y tiempo esos datos, poder compararlos con la debida perspectiva, pero, ciertamente, la capacidad innata de la mujer para comunicarse es clave de vuelta del éxito organizacional.

Sin embargo, ellos también poseen capacidad comunicacional innata. Nuestros cerebros no son tan distintos morfológicamente. La neurociencia arroja datos diferenciales en cuanto a su funcionalidad, aunque son más relevantes las diferencias individuales que las atribuibles al género.

Aun así, la mujer de hoy, esa que fue educada como cuidadora y protectora de la familia, ha demostrado gran capacidad para liderar de forma transformacional en las organizaciones, poniendo el foco en las personas, sacando de ellas el mejor talento, motivando, promoviendo actitudes colaborativas y generando las mejores alternativas decisionales a partir de una interdependencia efectiva. Y algunos hombres también.

Los líderes masculinos se centran en organizar, dirigir, supervisar y promueven el desempeño a través de premios y recompensas o bien amonestaciones y castigos. Y algunas mujeres también.

Por tanto, aun aceptando algunas diferencias innatas, las verdaderas subyacen en la educación recibida y el contexto cultural. Se habla de la complementariedad de hombres y mujeres, lo cual es positivo y válido hoy día, sin embargo, cabe esperar que dejemos de complementarnos por género y entendamos que son las ‘personas’ las que lo hacen. Ambos sexos pueden desarrollar las competencias del lider transformador.

Al tiempo que cambian nuestros valores sociales y nuestras formas de vida, cambia la educación y los patrones de conducta. Fijémonos en los millennials y en los más jóvenes que vienen detrás, los centennials.

Todavía existen prejuicios heredados de tiempos pasados, y sufrimos la feminización de determinados trabajos y, lo que es peor, de la precariedad está también feminizada. La mujer incorporada al mundo laboral no ha dejado su ‘otro trabajo’. Asume penitentemente el doble rol que termina por lastrar su carrera profesional. Eso es lo que debemos cambiar.

Hay que empoderar a las mujeres, sin duda, y con especial ahínco a aquellas que ya tienen un largo recorrido, las que han tenido esa doble vida, las que han luchado por compatibilizar responsabilidades, las que han desarrollado cotas increíbles de creatividad y ganado asombrosas alianzas para conseguirlo.

Esas mujeres que han sido superwomans por (auto)imposición son valiosas pero también estresadas. Muchas no llegan a posiciones de liderazgo porque tienen que ‘elegir’ entre familia o carrera. Pero también porque la camaradería y los prejuicios masculinos se lo han impedido. Y si llegan, cobran menos. El colmo.

Hay que cambiar mentalidades en nuestra sociedad, en la forma de educar. Necesitamos todo el talento disponible para innovar y evolucionar. Necesitamos líderes transformadores, hombres y mujeres, que, en igualdad de condiciones, conjuntamente nos lleven a todos a ser una sociedad avanzada de bienestar y progreso.

¿Qué opinas de este artículo?