Las políticas de igualdad en la empresa evolucionarán a la equidad

Las políticas de igualdad en la empresa evolucionarán a la equidad

¿Qué son las políticas de igualdad empresarial?
19 October 2017

Son un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de sexo. (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad).

Estas políticas han tenido un desarrollo espectacular durante las últimas 4 décadas: desde los inicios de la democracia, se han alcanzado importantes derechos que equiparan a hombres y mujeres en la empresa, si bien quedan inmensidad de retos por resolver: desigualdad salarial, escasa representación en los Comités de dirección o inferiores oportunidades de promoción.

El objetivo de este artículo es analizar conceptualmente la política de igualdad y argumentar por qué evolucionará, de forma natural, hacia la equidad.

En primer lugar, el concepto de política de igualdad está sesgado, al orientarse, únicamente, hacia el género. Por razones antropológicas e históricas, el género ha monopolizado el corazón de las políticas de igualdad empresarial en España. No es de extrañar: históricamente venimos de una sociedad patriarcal en la que las mujeres ocupaban un lugar relegado a la familia y sin derecho a participar activamente en los ámbitos sociales, políticos, culturales o laborales. La frase “El niño mirará al mundo, la niña mirará al hogar”, publicada en la revista Consigna en 1940, resume a la perfección el rol que la mujer debía desempeñar hace ni tan siguiera un siglo. Estas políticas de igualdad fueron (y son) necesarias para lograr el cambio de esta mentalidad tan arraigada.

Sin embargo, el concepto de igualdad es mucho más amplio, tratándose del principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones. A tenor de esta definición, ¿por qué limitar el término únicamente a igualdad de sexo?

Debería aplicarse a todas las personas, contemplándose otras variables como la raza, la clase social o la edad. Ya estamos en el siglo XXI y es tiempo de contemplar la igualdad en su plenitud. Todos somos personas y merecemos un trato igualitario por encima de todas las “etiquetas” mencionadas.

La igualdad es a veces injusta. La igualdad implica brindar un trato idéntico a todas las personas. Pero, ¿de verdad todos tenemos las mismas necesidades? Un paralelismo con el mundo tributario nos puede ayudar a entenderlo: ¿sería justo que todos pagáramos la misma cuantía de IRPF? Sin duda, habría igualdad. Pero sería una igualdad injusta, ya que no tendría en cuenta las necesidades y circunstancias individuales. Afortunadamente, el IRPF es un impuesto directo, que se aplica sobre la capacidad económica del contribuyente. En otras palabras, es equitativo (que no igualitario). En resumen:

  1. La Igualdad implica trato idéntico. Aplicada de forma absoluta, resulta injusta.
  2. La Equidad introduce un principio ético en la igualdad, teniendo en cuenta las diferencias y circunstancias individuales de cada uno. La equidad avanza hacia una sociedad cada vez más justa, que contempla las posibilidades de cada persona y le ofrece oportunidades de desarrollo.

La Diversidad exige EQUIDAD. En un entorno globalizado e interconectado, la diversidad es cada vez mayor: hay tantos “tipos” de personas como personas en sí, de modo que resulta muy complicado establecer categorías.

Aún hoy, seguimos clasificando la diversidad en etiquetas como género, raza, edad o discapacidad, pues en nuestra sociedad siguen imperando prejuicios que hacen necesarias políticas de no discriminación específicas para los grupos tradicionalmente más excluidos. Sin embargo, la Diversidad va a más, cada vez somos más heterogéneos y es precisamente lo que nos enriquece.  Por encima de la pertenencia a ningún “colectivo” somos seres humanos, con unas circunstancias, unas vivencias y unas necesidades concretas.

En resumen, las políticas de igualdad son necesarias para evitar subjetivismos y discriminación (no sólo en cuanto a género), pero su evolución natural será hacia la equidad. La equidad da un paso más: no elimina el principio básico de igualdad, pues se basa en el trato igualitario, pero tiene en cuenta las particularidades de cada persona y le ofrece posibilidades de desarrollo específicas.

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