Los días perdidos por patologías laborales más que triplican los de accidentes del trabajo

Los días perdidos por patologías laborales más que triplican los de accidentes del trabajo

En promedio, los días no trabajados por cada enfermedad profesional diagnosticada fueron 63,3 en 2014
12 June 2015

La tasa de accidentabilidad laboral en Chile ha ido en descenso. El guarismo cedió, entre 2011 y 2014, de 5,5 a 4 por cada 100 trabajadores. Lo mismo se observa en la tasa de mortalidad por accidentes del trabajo, que en igual lapso cayó un punto a 4,5 por cada 100 mil funcionarios. Las cifras son positivas. No obstante, hay otras en el Informe Anual de Estadísticas de Seguridad y Salud en el Trabajo, de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso), que pueden resultar inquietantes. 

Una, por ejemplo, dice relación con el incremento de los días no trabajados por cada accidente laboral, que en promedio se elevaron de 14,4 a 18,1 en los años consignados. El avance es mayor en el caso de jornadas perdidas por cada diagnóstico de enfermedad profesional, que pasaron de 39,8 a 63,3, más que triplicando en 2014 al de siniestros del trabajo. 

La pregunta obvia es: ¿qué hay detrás de esos números? Si bien se observa una reducción del número de casos de patologías calificadas como de origen laboral en las que el trabajador está impedido de asistir a sus funciones, la cantidad de aquellos aceptados como tales son los que revisten mayor gravedad, dice el reporte de la Suseso. Por lo tanto, se da el efecto de incrementar el número de jornadas con subsidio por incapacidad temporal.

“Antes, cuando uno se accidentaba y se quebraba una pierna, le ponían un yeso y pasaba algunos días hospitalizado. Hoy no, simplemente le ponen una bota plástica que protege y se puede trabajar. Hay razones de mayor tecnología médica que implican que la hospitalización sólo se concentre en los casos más graves y complejos”, dice Claudio Reyes Barrientos, titular de la Suseso. Añade: “Son las enfermedades más graves, las más complejas, las que están generando una mayor cantidad de días perdidos”.

Coincide Cristina Bustos, jefa de salud curativa de la Asociación Chilena de Seguridad (Achs). El mayor acceso a tecnologías y a equipos médicos especializados deriva en que muchos pacientes que antes fallecían, en la actualidad sobreviven, y eso es a costa de esfuerzos terapéuticos y días invertidos en su recuperación, manifiesta. Otra razón, agrega, es que la población mayor de 65 años que aún trabaja pueden padecer enfermedades de base que complicarían la resolución de un accidente. 

Reyes plantea que, además, hay una incidencia derivada de la composición del ítem patologías profesionales, porque no obstante las dolencias osteomusculares continúan liderando con un 38% del total, hay un avance de aquellas de carácter mental (20%). “Esas son de larga duración y se prologan; las licencias se repiten una tras otra”, consigna.

“Le estamos prestando mucha atención a lo ostemuscular y mental”, destaca Reyes, pues siempre es difuso el momento y la causa que origina una dolencia psicológica. Por lo tanto, también es difícil atribuir a una patología mental a circunstancias puramente laborales. Por ello, explica, el gobierno ha creado mesas de trabajo con el Ministerio de Salud, la CUT y mutuales, para elaborar protocolos comunes de evaluación y así “evitar la permanente tensión que hay entre la calificación de origen laboral y común”. 

Como sea, el objetivo estatal y privado es instaurar una cultura de la prevención, tanto de accidentes como de patologías profesionales. También lo es en el sector privado, que ha debido adaptarse al marco regulatorio donde, entre otros ejemplos, destacan las exigencias de herramientas preventivas a las empresas que operan en régimen de subcontratación, como la creación de departamentos de prevención en faena, comités paritarios de faena y sistemas de gestión de seguridad en el trabajo, señala Arturo Cares, gerente de prevención de la ACHS.

“Esta cultura de seguridad se traduce en que cada vez son más las empresas que reconocen la importancia de la seguridad como elemento clave para su sustentabilidad y adquieren conciencia que un accidente laboral no sólo afecta a sus trabajadores, sino que a la productividad”, expone Cares.
El gobierno, en tanto, estudia cambios a la legislación vigente. El foco es, precisamente, avanzar hacia una la cultura de la prevención y a premiar esa variable más que a sancionar los siniestros. Pero no todo es un asunto de leyes. De acuerdo al titular de la Suseso, este año se le añadió peso al gasto que deben realizar las mutuales en investigaciones clínicas, pasando de 1% a 2,5% de su presupuesto. “En eso entran las enfermedades mentales como uno de los temas a ser analizados en forma prioritaria”, dice.
 
Fuente: La Tercera

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