El estudio epidemiológico, ese gran desconocido
El estudio epidemiológico, ese gran desconocido
La solicitud de las evidencias para constatar que se realiza el ofrecimiento periódico a los trabajadores de ésta y los registros asociados no comporta el mayor problema ya que es documentación que cualquier compañía maneja de forma asidua. Sin embargo, en el momento que levantamos la cabeza del ordenador y solicitamos el estudio epidemiológico comienzan a suceder situaciones diversas.
Algunas empresas, las menos, disponen de un informe completo y acorde al contenido que un documento de estas características debe tener pero, la mayoría de las veces, la empresas entregan un informe que, bajo el título de “informe epidemiológico” recoge un sinfín de estadísticas y comparativas que analizan, de forma inespecífica, elementos que no siempre se relacionan de forma directa con los riesgos a los que los trabajadores se encuentran expuestos. En la mayoría de los casos se trata de información acerca del porcentaje de trabajadores que consumen alcohol, hábitos tabáquicos, datos sobre hipercolesterolemia, etc. No se trata por tanto de alteraciones vinculadas a los riesgos detectados en la evaluación de riesgos laborales.
En algunos casos, sí que exponen prevalencias de alteraciones vinculadas a factores de riesgo laboral, por ejemplo, se indican los trastornos músculoesqueléticos, pero no siempre se diferencia por colectivos según estén expuestos o no, y mucho menos se extraen conclusiones acerca de si las prevalencias detectadas son superiores a las de la población general.
El estudio epidemiológico es una herramienta básica para conocer el estado de la salud colectiva de los trabajadores y es imprescindible para poder determinar los efectos de los factores de riesgo laboral en el grupo de trabajadores de estudio. De esta manera se pueden determinar las causas de los daños relacionados con el trabajo y establecer estrategias preventivas. Si por ejemplo en una empresa se ha identificado la presencia de ruido en ciertos puestos y el 40% de los trabajadores que ocupan esos puesto tienen alteraciones auditivas, debemos preguntarnos si esta prevalencia entra dentro de la normalidad según los datos de la población general y si no es así se debes establecer medidas correctoras adicionales a las ya implantadas pues no resultan eficaces. Por otra parte, no sería lógico incluir en el mismo análisis trabajadores expuestos y no expuestos a ruido en el puesto de trabajo.
Por tanto, ¿Qué debe hacer el médico de empresa?:
Identificar las alteraciones detectadas en los exámenes de salud vinculadas a riesgos laborales.
Separar los colectivos con diferentes riesgos.
Calcular las prevalencias de dichas alteraciones en los colectivos expuestos a los riesgos a los que esas alteraciones están vinculadas.
Comparar dichas prevalencias con los de la población general o, en sus defecto, con datos colectivos más amplios (por ejemplo, todas las empresas que hayan concertado un mismo SPA).
Si las prevalencias de la empresa son muy superiores a las de la población con las que se compara, se deberán implantar medidas correctoras.
Sólo así sacaremos el máximo jugo a la vigilancia de la salud y la convertiremos en una disciplina preventiva y no reactiva.