Asumir los días malos y ponerse objetivos alcanzables: consejos para mantener la motivación en el trabajo

Asumir los días malos y ponerse objetivos alcanzables: consejos para mantener la motivación en el trabajo

Conseguir ser productivos y estar activos durante el confinamiento también depende de aceptar y trabajar nuestras emociones.
20 abril 2020

Hemos sido capaces de quitarnos el pijama (al menos la parte de arriba) para conectarnos cada mañana al ordenador. Nos hemos puesto horarios de trabajo, intentando respetar también el horario de las comidas y el de hacer deporte. Pero, a la hora de la verdad, tenemos la sensación de que hagamos lo que hagamos, el trabajo no cunde nada. A veces nos da la sensación de que lo que antes estaba hecho en una hora, ahora supone dos y media. Y que además cada día estamos más cansados, más desmotivados. Hay momentos en los que no nos apetece hacer ninguna de toda esa larga lista de actividades que íbamos a disfrutar en esta cuarentena. Nos hemos dejado vencer por el desánimo.

Es normal. De hecho, es una sensación totalmente lógica teniendo en cuenta las circunstancias. Por eso, más que fustigarnos y culpabilizarnos, lo que hay que hacer es intentar entender nuestras emociones y trabajar con ellas.

Como relata la psicóloga María Esclapez en sus redes sociales actualmente estamos pasando un duelo por todos aquellos planes de vida, a corto, medio y largo plazo que se han perdido. Hay quien puede seguir trabajando desde casa, pero también hay quien ha perdido el trabajo y vive con la incertidumbre constante de qué pasará con la vuelta a la normalidad, porque además es algo que ahora mismo no puede controlar. “Es muy normal sentir que no se rinde igual porque hay un estado generalizado de apatía, de desmotivación, de sensación de falta de control y tenemos que convivir con emociones como la tristeza, el miedo y sobre todo la incertidumbre, ya no solo por la situación sanitaria, sino también por la situación socioeconómica”.

Sin embargo, aunque hay que asumir que hay días malos y que, en general, no vamos a ser tan productivos como de costumbre, hay ciertos consejos que nos pueden ayudar a remontar y a llevar a cabo nuestro trabajo o nuestras metas diarias, lo más motivados posible.

Mantener el control

Una de las cuestiones en las que profundiza María Esclapez es que esta incertidumbre activa nuestros sistemas de alarma, es decir, que nos pone en modo supervivencia. “Y la concentración, la tranquilidad y la memoria son incompatibles con la activación de nuestro sistema de alarma”. Para intentar corregir en lo posible la situación, la psicóloga insiste de nuevo en que “es importante mantener las rutinas, también en el trabajo”. Parece que siempre se repite lo mismo, pero no se trata solo de estar ocupados, sino de demostrarnos que podemos mantener cierto control de la situación. “Que nuestro cerebro entienda que tenemos un control dentro de lo que cabe, que lo que podemos controlar podemos hacerlo y debemos hacerlo”, lo que nos dará una mayor sensación de seguridad para afrontar las metas que nos marquemos.

Marcarse objetivos realistas

Conseguir sacar adelante la misma cantidad de trabajo que antes, atender a la familia que está en casa, hacer deporte, más comida casera, conectarse en videollamada para charlar con las amigas y aprender a hacer calceta son demasiados objetivos, teniendo en cuenta que nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad de estar activos no es la que era. Por eso, uno de los orígenes de nuestra desmotivación puede ser precisamente haberse marcado demasiados objetivos a realizar, sin tener en cuenta que quizás ahora lo que debemos hacer es exigirnos menos. “Tener una idea de lo que realmente quieres conseguir durante la semana, adaptándonos a esta situación de aislamiento, puede ayudarnos a tener mayor sensación de control”, reflexiona la también psicóloga Tamara de la Rosa, que insiste en que “bastante complicado nos lo está poniendo la vida como para autoexigirnos ser un super confinado eficiente al 100 por cien”.

Darse apoyo emocional, también a uno mismo

Durante estos días intentamos llamar todos los días a nuestra familia para que nos sientan cerca, mandar un mensaje a ese amigo que has notado más desanimado y tener un detalle para sacar una sonrisa a esa persona especial. Pero a veces se nos olvida tener detalles con nosotros mismos. El apoyo emocional no solo debe esperarse de los demás. “Es importante también empezar el día de una forma positiva, por ejemplo, dándose autoinstrucciones de lo bien que va a ir el día” o dejándose una nota en el ordenador con un mensaje que nos ayude a empezar la jornada con más ganas, propone María Esclapez. También es importante concedernos ciertos caprichos como “empezar el día con un café con mucha espuma, o con un trozo de chocolate”. Mucho mejor que empezar ya con una sensación de angustia.

Aprender a ser flexibles

Es necesario marcarse un horario diario. Incluso tener en mente qué objetivos personales o laborales cumplir esa semana. Pero hay que entender que nuestro estado emocional ahora mismo es un poco montaña rusa y que no siempre va a ser posible cumplir con todo lo marcado. O que habrá días menos productivos que otros. Incluso horas mejores que otras. “El coronavirus nos ha obligado a adaptarnos a situaciones que cambian en cuestión de minutos y todo ello puede generar un aumento del estrés” argumenta Tamara de la Rosa, matizando que “la forma de trabajar también ha cambiado incluso para los que ya trabajaban desde casa”. Por eso incluso aunque estuviéramos habituados a pasar mucho tiempo en casa, hay que entender que la situación no es la misma. “Ahora muchos lo tienen que hacer con niños, sin su espacio y sin poder llevar a cabo las rutinas que antes llevaban, etc”. Así que hay que aprender a ser algo más flexibles, sacar partido de nuestros mejores momentos, y perdonarnos los bajos. “No es lo mismo teletrabajar cuando las condiciones y circunstancias son normales, a hacerlo en estado de alarma respetando el confinamiento”, insiste la experta.

Buscar ratos de desconexión

Estar en casa tiene que significar tener también tiempo para no hacer nada. Y nada no es hacer yoga o pintar mandalas, es simplemente sentarse con los ojos cerrados en el jardín, en el balcón o asomarse por la ventana para disfrutar del silencio y de los rayos del sol. Incluso aunque estemos teletrabajando y hayamos descubierto que trabajar en casa supone trabajar muchas más horas de las que pensábamos, y que nuestros jefes no siempre entienden los límites y nos escriban durante el fin de semana, hay que saber buscar momentos para colgar el cartel de ‘no disponible’. “Si no desconectamos es imposible volver a retomar”, argumenta María Esclapez. “Los periodos de desconexión nos hacen ser más productivos que si no desconectamos. Así, parar durante el fin de semana, en vez de dedicarlo a seguir con trabajo pendiente, nos hará estar mucho más motivados durante la próxima semana”.

Pensar que todo es temporal

Si bien podemos mantener muchas rutinas saludables y ratos de desconexión, resulta difícil disfrutar de los mismos si nuestra mente no deja de bombardearnos con mensajes negativos y obsesivos. Por eso también hay que trabajar en no dar de comer a la bestia. Informarse de la situación, pero no infoxicarse. No solo a través de redes o medios de comunicación, sino también en las charlas que tenemos con familiares y amigos. “Es importantísimo ahora mismo pasar nuestro día a día con las luces cortas, sin olvidar lo único que se ve con las luces largas”, propone Tamara de la Rosa. Es decir, “centrarse en nuestro día a día sin olvidar lo más importante: esto es temporal y pasará.” Por eso, más allá de pasarse el día haciendo cábalas sobre todo lo que podría ir mal y no está en nuestra mano, “debemos centrarnos en lo que depende de nosotros”, que es más de lo que parece.

¿Qué opinas de este artículo?