Las trabajadoras alemanas podrán saber el salario de sus compañeros

Las trabajadoras alemanas podrán saber el salario de sus compañeros

Islandia obliga a las empresas a certificar que pagan por igual a hombres y mujeres
3 març 2018

Las trabajadoras alemanas pueden conocer el sueldo de sus compañeros varones que realicen el mismo trabajo, en aplicación de una ley aprobada el pasado marzo en el Parlamento alemán, con el objetivo de reducir la brecha salarial.

El aspecto más destacado de esta nueva legislación es que establece el derecho de los empleados –tanto hombres como mujeres–, a pedir información sobre el sueldo que perciben sus colegas del sexo opuesto que realizan el mismo trabajo. Se trata de la denominada ley Para el Fomento de la Transparencia en las Estructuras Salariales, que ya entró en vigor el pasado mes de julio, pero cuya disposición más importante entró en vigor en enero.

En opinión de Katharina Barley –la actual ministra alemana de Familia– “si una persona puede comparar su salario con el de otros en la empresa, puede exigir con mayor facilidad un sueldo justo”. Y es que según datos del propio Gobierno, en Alemania los hombres cobran de media un 21% más que las mujeres.

La solicitud de acceso a esta información se puede ejercer con un simple correo electrónico cada dos años, pero la norma establecía una moratoria de seis meses desde la entrada en vigor de la ley en julio, motivo por el cual hoy es cuando por primera vez se pueden empezar a realizar las solicitudes.

Si la empresa se niega a dar la información que pide el trabajador, este puede demandarla judicialmente

Según establece la legislación, las empresas con más de 200 trabajadores deberán facilitar al trabajador que lo solicite información sobre el sueldo de otros empleados, aunque sin revelar salarios concretos, sino únicamente la mensualidad media bruta de al menos seis colegas del sexo opuesto con el mismo tipo de trabajo. Además, el empleado puede pedir que se le proporcione información sobre hasta dos componentes más de remuneración, por ejemplo bonos o vehículo de empresa. Desde el momento en que la empresa reciba la petición, tendrá tres meses para responder. En caso de que no lo haga o lo haga fuera de plazo, el trabajador podrá presentar una queja ante el comité de empresa e incluso una demanda.

Por último, la ley establece que si el empleador no cumple con sus obligaciones de información –en el caso de una disputa por discriminación salarial– la carga de la prueba se revierte, lo que significa que será la empresa la que tendrá que demostrar que no se ha violado el principio de igualdad salarial.

Además, la ley anima a las empresas con más de 500 empleados a examinar regularmente –pero de forma totalmente voluntaria– su estructura salarial y el cumplimiento de la paridad en los sueldos e informar de ello en documentos accesibles a todos los empleados. Eso sí, si la revisión revela una discriminación de género con respecto a la remuneración, esta deberá eliminarse sin demora.

La ley alemana empieza a aplicarse después de la entrada en vigor de una pionera norma aprobada, en junio, por el Parlamento islandés. Ningún otro país ha ido tan lejos para asegurar el mismo salario para el mismo trabajo. La ley no sólo expone a una empresa que viola el principio de igualdad salarial a demandas judiciales, sino que exige que ­todas las empresas con 25 o más empleados establezcan un valor para cada tarea que se espera que desempeñe un trabajador en un determinado puesto, y que luego fije los salarios a partir de la suma de esos valores. Las empresas más grandes tienen un año para certificar su cumplimiento –emitido por evaluadores autorizados–, al Centro de Igualdad de Género del gobierno del país. Las más pequeñas tienen hasta fines del 2021. Los empleadores recibirán una certificación estatal si demuestran la equiparación de salarios; en caso contrario, serán sancionados con multas diarias, ­cuya cuantía no ha sido fijada. Las empresas deben renovar esta certificación cada tres años.

Según datos oficiales, la brecha salarial en Islandia es del 5,7%, aunque los activistas por los derechos de las mujeres hablan de cifras más elevadas. Y todo esto en un país que ya tiene los permisos por maternidad y paternidad más igualitarios del mundo, ya que hombres y mujeres obtienen la misma cantidad de días de baja no transferibles al convertirse en padres: tres meses cada uno. A cada pareja también se le otorga tres meses adicionales para ser compartidos, pero en la práctica, sólo el 19,7% de los hombres usa parte de ese tiempo.

Fuente: La Vanguardia

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