Educarse para un futuro incierto

Educarse para un futuro incierto

¿Cómo preparar a los estudiantes a “perder” sus trabajos? Aprender para trabajar o trabajar para aprender.
4 Septiembre 2024

El talento cambió después de cada una de las revoluciones industriales precedentes. Y en esta, la cuarta, eso no será la excepción. Aquí desarrollamos un mapa del futuro del trabajo para entender, a través de imaginarios futuros, cómo el talento se reinventa de cara a los requerimientos de las industrias del mañana.

Si no puedes contra la IA, ¡únete!

Entré a estudiar Derecho a principios de siglo, cuando esta profesión todavía se ejercía igual que en los últimos doscientos años. Trabajé en buenos estudios, gané varios casos y en ese entonces aún había una esperanza de que nos podríamos adaptar al futuro. Yo siempre me destaqué por mi empatía, mi desempeño en equipo y mi carisma: me llevaba bien con jueces y clientes. Además, creíamos, ilusamente, que para interpretar las leyes hechas por los humanos los abogados éramos imprescindibles, que los algoritmos y los robots solo estaban en las malas películas de ciencia ficción. Hasta que literalmente se instalaron en mi oficina. Eran más rápidos, más productivos, más infalibles y más baratos que nosotros. Me sentí humillada, superada por la evolución. La empresa, como indemnización, me asignó un coach vocacional, yo pensé que sería una persona, pero también resultó ser una IA. ¡Parecía una pesadilla! Al principio, más encima, me pareció chanta, partió hablándome del cliché de que toda crisis es una oportunidad, de que era el momento de reinventarme. Me apestó, pero increíblemente estaba en lo cierto: la inteligencia artificial pasó de ser mi enemigo a mi nueva fuente de trabajo. Ahora, gracias su orientación, soy instructora de empatía de bots. Les enseño a relacionarse con las personas, a ser menos robots y más humanos, y me ha ido increíble. El curso me lo financió el Estado y con esta pega me he dado cuenta en el mundo en que vivimos. Por eso le recomendé a mi hermana que inscribiera a Samuel, mi sobrino de 8 años, en el colegio AP21, donde la programación y el diseño de herramientas está en todas las materias que les enseñan. Es una metodología que se llama STEAM+4C, creada para que los niños crezcan con las máquinas, las vean como compañeras. De hecho, además de una profesora, tienen un facilitador tecnológico, que traspasa todos los contenidos a un enfoque tech. ¡Qué profesión más linda! Yo le dije a una amiga que su hijo de 18 años estudiara eso, que iba a tener pega segura y muy buena, pero él tenía intereses en el área de la salud. Está bien, no le va a faltar trabajo: salió recién del liceo como técnico en IA médica, y ya tiene trazado su camino, porque el algoritmo vocacional del Mineduc, que procesó su información personal —notas, intereses, familia y amigos—, la cruzó con el estado del mercado laboral y la proyectó a cinco años, le sugirió que trabajara en la multinacional BIOtech el próximo año. ¡Y pensar que para mi primera pega yo dejé un currículum impreso dentro de un sobre!

Lo que hay que saber

Oportunidades para las nuevas capacidades digitales

En Estados Unidos, como se ve en la tabla, la introducción de herramientas digitales ha significado tanto una mayor capacitación de los trabajadores como un aumento de los ingresos en quienes aprenden estas técnicas. En Chile no es diferente. Diversos sectores de nuestra economía se ven enfrentados a rediseñar sus fuentes de trabajo, dada la posibilidad de automatización de ciertos empleos. Y aunque los sectores que se ven potencialmente más afectados son las actividades inmobiliarias, la agricultura, el transporte, la construcción, la industria manufacturera y el comercio, lo cierto es que ninguna empresa o industria, puede ya permanecer indiferente. Producto del cambio tecnológico Chile tendrá que reconvertir su fuerza laboral para reinsertarla en este nuevo mundo de trabajo.

Gasto público en políticas o programas de reconversión laboral (ALMPS) 2016

CAPACITAR Y RECONVERTIR: ¿MISIÓN DE LOS TRABAJADORES, LAS EMPRESAS O EL ESTADO? En Estados Unidos, el porcentaje de trabajadores que están siendo capacitados por sus empresas —ya sea con estudios o en el mismo lugar de trabajo— ha bajado progresivamente. EE.UU. es también, junto con Chile, México y Japón, uno de los países de la OCDE que menos porcentaje del PIB dedican a las políticas para el mercado laboral —lejos de Dinamarca, Suecia y Francia.

Composición del empleo mundial, 1991-2018

La adaptación de los trabajadores y su migración a nuevos sectores de la economía ha cambiado la composición mundial del empleo. Por ejemplo, si en 1991 el 43% del empleo se concentraba en el sector agrícola, para el 2018 —y producto de la alta tecnificación del sector—, ese porcentaje bajó al 25%. Inversamente proporcional ha sido el comportamiento del sector de servicios: si en 1991 representaba al 34% del empleo, el 2018 aumentó hasta el 51%. Esto no sería casual, considerando que para prestar servicios aún se requieren “valores humanos”, como empatía, identificación y solución de problemas. Chile ha seguido estas tendencias internacionales. Entre los años 1990 y 2015, la agricultura y la manufactura sufrieron una contracción en sus fuentes de empleo, pero han aumentado los puestos asociados a los servicios y al uso de capacidades creativas.

¿Quién más está pensando en este escenario?

En la elaboración de contenidos, debate y reflexión de este escenario, nos encontramos con distintas plataformas tanto de la academia, del mundo privado como aplicaciones a nuestra realidad nacional. Aquí algunos referentes imperdibles en esta materia.

McKinsey & Company

La consultora global McKinsey & Company tiene una unidad de estudio en educación, generando análisis y contenidos permanentes. Por ejemplo, en su reporte de julio 2019, The future of work in America: People and places, today and tomorrow, examinan el impacto que tendrá la automatización en las economías locales y los grupos demográficos de los pequeños pueblos y condados de Estados Unidos.

¿Quiénes ya están haciendo algo?

Habilidades antes que títulos:

Hoy los grados académicos distorsionan la percepción de la realidad. Las universidades están llegando tarde a las nuevas habilidades que el mercado necesita, por lo que con respecto a big data, IA o blockchain, son las mismas empresas las que generan sus propuestas formativas. En este escenario, los títulos y el valor de las universidades va considerablemente a la baja.

Coursera Futureskills Credit:

Gobiernos como el de Egipto, Kazajstán, Malasia, Mongolia, Pakistán, Singapur y Estados Unidos están haciendo alianzas con empresas de e-learning, como Coursera Futureskills, otorgándole crédito a sus ciudadanos para facilitar su reconversión laboral.

MBA Formato Netflix:

Los programas universitarios online gratuitos, o de muy bajo costo, llevan cerca de quince años madurando en el mercado, pero hoy vemos algunos casos que incorporan nuevas variables al juego. Escuelas, institutos y academias que surgen como respuestas rápìdas a las necesidades del mercado, más flexibles que la academia formal y que actualizan carreras laborales con la frescura de los contenidos impartidos por quienes están liderando los cambios. Como The Power MBA, un caso que está haciendo ruido en Latinoamérica.

Walmart Academy:

Hay empresas que se hacen cargo de los ciclos de vida de sus trabajadores y Estados que impulsan la reinvención laboral de sus ciudadanos. Hay gigantes como Walmart o Amazon que están permanentemente diseñando e implementando programas que faciliten la reconversión laboral y la retención de talento. El gigante del retail ha desarrollado una importante Área de gestión del talento donde tiene proyectos como Walmart Live Better U, donde la empresa actúa como sponsor para que sus empleados y familiares terminen la educación primaria o secundaria. También los prepara en capacidades técnicas y desarrollo personal.

Programa Talento Digital Chile:

Se autodefine como una iniciativa “público-privada, pionera, colaborativa, ágil y oportuna”. Está liderada por un consorcio inédito, conformado por varias instituciones públicas y gremios empresariales, y ejecutada por Fundación Kodea, pioneros en educación digital en Chile. Busca disminuir la brecha entre los talentos requeridos por la economía digital y el capital humano del país.

The School of Life, La neo autoayuda:

El filósofo Alain de Botton, fundador de The School of Life, dice que todos necesitamos consejo, consuelo y dirección. Y si antes era Osho o Kahlil Gibran, con atardeceres y delfines en las portadas de los libros, ahora la autoayuda se ha reinventado y vemos cómo aparecen por todas partes coaches que predican el mindfullness, el minimalismo e infinitas terapias para gestionar la incertidumbre. The School of Life (escuela de vida) ha nacido en Londres para ofrecer este apoyo y tiene sedes en más de diez metrópolis en todo el mundo. Es una organización que “ayuda a las personas a llevar una vida más plena”. Es la reinvensión posmoderna de la autoayuda, donde se integran el desarrollo personal y laboral como un todo.

Everfi.com:

Es una plataforma de educación para jóvenes y adultos, enfocada en desarrollar una vida sustentable. “En EVERFI, nos comprometemos a dar a todos el acceso al conocimiento y las herramientas que necesitan para tomar decisiones informadas, pasar por la vida con más confianza y ser mejores versiones de sí mismos”.

Herramientas del siglo XXI: lenguaje universal desde primera infancia:

Antes de que se actualicen los currículos de la primera infancia, el pre-escolar y la enseñanza básica, ya surgen artefactos didácticos que son los pioneros en incorporar estos lenguajes digitales como parte del juego en etapas tempranas. LittleBits es un sistema de aprendizaje práctico, con componentes electrónicos, que permite a los estudiantes de todas las edades crear con tecnología. Se perfilan como los LEGOS del futuro.

Teach your kids to code:

Es una guía superventas, enfocada en padres y profesores, para que los niños aprendan a programar usando Python, el popular lenguaje de código. El argumento es que el 60% de los nuevos trabajos en ciencia o ingeniería son computacionales, mientras que sólo el 2% de los graduados tiene un título relacionado.

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