Por qué la cuarta revolución industrial ha puesto de moda la filosofía: cinco años de aumento de matriculaciones tras 30 de caída
Por qué la cuarta revolución industrial ha puesto de moda la filosofía: cinco años de aumento de matriculaciones tras 30 de caída
El flechazo entre Silicon Valley y la filosofía no es nuevo. Hace algo más de un lustro que los gurús de la innovación lo descubrieron: en un mundo de máquinas, se vuelven más valiosas que nunca cualidades esencialmente humanas como la emoción, la ética, la estética, la creatividad, la empatía...
Google, IBM, Microsoft y otras tecnológicas tomaron nota y comenzaron a incorporar filósofos para ayudar a sus ingenieros y programadores a pensar fuera de la caja, uno de los mantras más venerados en el mundo de la innovación. El pensamiento divergente, el don para imaginar nuevos escenarios, el dominio del silogismo y la habilidad para poner el foco en las personas... eran oro puro.
Lo que estaba por ver es si el redescubrimiento de los filósofos se quedaría en una rareza con epicentro en Palo Alto o la onda expansiva acabaría llegando a un país tan poco dado a la disrupción tecnológica como el nuestro. Y lo cierto es que ha llegado. Esa es la noticia.
Ya antes de la pandemia se había empezado a notar cierto incremento en las matriculaciones de alumnos en el grado de Filosofía, pero en el curso 2020-2021 subió una barbaridad
J«Ya antes de la pandemia se había empezado a notar cierto incremento en las matriculaciones de alumnos en el grado de Filosofía, pero en el curso 2020-2021 subió una barbaridad y en la UNED el crecimiento llegó al 30%», explica Jesús Zamora Bonilla, decano de la Facultad de Filosofía de la UNED, la más populosa de España.
También presidente de la Conferencia Nacional de Decanatos de Filosofía, Zamora Bonilla estima que «las matriculaciones en esta titulación debieron de crecer un 20%» ese curso en todo el sistema universitario español. Las cifras oficiales hablan exactamente de un 16% ese curso, pero confirman que la tendencia comenzó unos años antes de que estallara la pandemia.
30 AÑOS DE CAÍDA
Según la serie estadística del Ministerio de Educación, el curso 2016-2017 fue el primero en el que creció el número de matriculados en Filosofía tras 30 años de caída prácticamente ininterrumpida. Y volvió a crecer el siguiente curso, y el siguiente, y el siguiente... hasta completar un aumento del 33% en el número de matriculaciones entre el curso 2016-2017 y 2020-2021.
Los 9.629 alumnos contabilizados ese último año son muy representativos del creciente atractivo que tiene la formación humanística para la empresa. Por supuesto, estamos muy lejos del máximo de 42.500 que se registró en el curso 1986-1987, al calor del estado de las autonomías y la proliferación de escuelas, institutos y universidades que propició el traspaso de competencias. Se necesitaban profesores de filosofía, como se necesitaban de matemáticas, de historia o de ciencias, así que había que formarlos en cantidades industriales.
Pero aquel año se alcanzó el punto de no retorno. Ser filósofo ya no estaba de moda en España. Citar con autoridad la Crítica de la razón pura o saber reflexionar sobre la relación ontológica entre la realidad y el lenguaje no parecían ser habilidades apreciadas por el mercado laboral, así que los candidatos que hacían cola frente a las facultades de Filosofía se dispersaron pacíficamente en busca de alternativas menos vocacionales pero más alimenticias.
El enfermo se fue desangrando durante años, hasta que la Ley Wert firmó su acta de defunción en 2013: como la ardilla de Estrabón, los jóvenes españoles podrían atravesar la secundaria y el bachillerato sin apenas pisar la filosofía.
ESPAÑA, CON RETRASO
Y de repente, comenzaron a sonar los tambores de la cuarta revolución industrial y el desahuciado recuperó el pulso. Allegro ma non troppo al principio al principio, allegrissimo desde que entraron en escena la pandemia y la digitalización galopante que llegó con ella.
«Vamos más rezagados», explica Juan Pastor Bustamante, profesor de Creatividad en la Escuela de Organización Industrial. «En los países más innovadores se da cada vez más importancia a la innovación vinculada con la filosofía, mientras que en España se relaciona más a tecnología e I+D», añade este experto, también director adjunto de Innova&Acción.
Precisamente, uno de los caballos de batalla de dicha Fundación es promover la economía creativa fruto de una mayor hibridación entre ciencias y letras, tecnología y humanismo, arte e ingeniería. «En España se ha insistido mucho en que hay que separar ciencias y letras.Te hacen elegir y te trasladan el mensaje de que si sacas buenas notas y optas por una carrera de letras estás malgastando tu talento», asegura.
ARTE Y CIENCIA
El propio Pastor Bustamante es un buen ejemplo de que esas trincheras son ficticias. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación, ahora se dedica, desde la fundación, a promover la innovación y a asesorar en esa materia a empresas e instituciones. Y uno de sus consejos más recurrentes es el de incorporar filósofos, como también pedagogos, artistas, psicólogos...
«Los filósofos y los humanistas se cuestionan la realidad y el porqué de las cosas, además de que tienen una mirada distinta y no temen ir a la frontera, hibridar, experimentar...», defiende. Y es justo la hibridación lo que será necesario para que la Filosofía salga del hospital después de salir de la UCI. «La tecnología tiene una dimensión social y humanística, y claro que harán falta filósofos como asesores de bioética, o conocimientos de antropología para la construcción del metaverso, pero lo cierto es que a los filósofos no se les forma para esas especialidades», asegura Virginio Gallardo, director de la consultora de recursos humanos Humannova y experto en innovación y transformación organizativa.
EL RIESGO DEL PARO
«La empresa demandará más perfiles de este tipo y la Universidad volverá a formar a miles y miles de filósofos, pero tardará décadas en adaptar la formación para tender puentes hacia la ciencia y la tecnología», vaticina Gallardo, convencido de que esa secuencia de hechos tendrá dos efectos adversos para los licenciados en Filosofía: «La demanda de empleo superará con mucho a la oferta y los perfiles no se ajustarán a lo que necesitan las empresas, así que lo único que conseguiremos será aumentar las cifras de paro o condenarlos a puestos de baja cualificación», advierte.
Un diagnóstico al que se suma Valentín Bote, director de Randstad Research: «Existe cierta demanda, pero no es mayoritaria. Algunas empresas muy punteras piden un nuevo tipo de perfil que combine los conocimientos digitales, tan necesarios en el actual modelo productivo, con una mirada social y empática en el trabajo que dan esos estudios».
Y también coincide el Foro Económico Mundial, que ya vaticinaba esa tendencia en su informe The Future of jobs (2016). «La cuarta revolución industrial creará muchos perfiles híbridos para los que los empleados requerirán competencias técnicas, analíticas y sociales».
LOS DOBLES Y TRIPLES TÍTULOS
Un ejemplo de ello, y otra de las claves del auge de las matriculaciones, son los dobles y triples grados como los de Filosofía, Política y Economía, con notas de corte muy altas (rondan el 12) al ser vistos como puerta de entrada a una nueva manera de entender la gestión de las empresas.
«Para que rindan los empleados y retener a los perfiles más demandados, las empresas van a necesitar una mayor dimensión social y espiritual», confirma Gallardo.
De ahí que cada vez más directivos complementen su formación con cursos de filosofía. «Justo antes de la pandemia me reuní en el Decanato con representantes de una empresa que buscaba profesores para dar clase en su academia a directivos y profesionales liberales», relata Zamora Bonilla. Otra prueba más de que la Filosofía vuelve a estar de moda.