El cuadro de enfermedades profesionales olvida a las mujeres

El cuadro de enfermedades profesionales olvida a las mujeres

Fernando Lousada, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Galicia,, denuncia en una premiada investigación que las dolencias femeninas están infrarrepresentadas en el listado del Ministerio de Trabajo
8 Diciembre 2021

Si a alguien le preguntan por los síntomas de un infarto al corazón, probablemente pensará en un dolor intenso en el pecho que se extiende hacia el brazo izquierdo. La respuesta es correcta, pero solo para la mitad de la población. La mortalidad por problemas cardiovasculares es más alta en las mujeres y una de las causas es que nadie les ha contado que se manifiesta de forma diferente. Hasta hace poco, la mayor parte de ensayos clínicos para probar medicamentos se realizaban sólo con hombres, con lo que se desconocen los efectos secundarios en la población femenina. El sesgo de género, que está presente en la medicina, llega también a las enfermedades profesionales. Fernando Lousada, magistrado del

 Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), llevaba años percibiéndolo al analizar los casos que llegaban a la Sala de lo Social. Ahora, ha publicado una investigación que demuestra que las dolencias que más afectan a la población femenina están infrarrepresentadas en el cuadro que establece el Ministerio de Trabajo. El estudio ha sido galardonado con el IV Premio de Investigación del Aula de Igualdad Lola Martínez, de la Universidad de Castilla-La Mancha.

El reconocimiento de una enfermedad profesional acarrea ciertos beneficios a los que la padecen con respecto a una dolencia común o incluso un accidente laboral. Para que se reconozca de forma inmediata, explica Lousada, existe un cuadro actualizado en el año 2006. «Es un listado con tres columnas, una enfermedad, un agente causante y un trabajo en el que se puede dar esa enfermedad», relata el magistrado. Por ejemplo, un trabajador de una fábrica de amianto que desarrolla un cáncer de pulmón encajaría a la perfección en el cuadro. Sin embargo, lamenta el juez, si la afectada fuese una compañera con un cáncer de ovario se vería obligada a litigar para lograr el reconocimiento, que además nunca se equipararía a una enfermedad laboral. Solo se equipararía a accidente laboral, con menos beneficios. Todo eso sucede, denuncia Lousada, a pesar que el «Parlamento Europeo recomendó en 2016 incluir el cáncer de ovario como enfermedad profesional» porque está demostrado que el amianto puede ser el responsable de su aparición.

Pero los ejemplos son muchos más. En los trastornos musculoesqueléticos el cuadro de enfermedades profesionales se acuerda hasta de los lanzadores de martillo, pero olvida a uno de los sectores profesionales que más los padecen, el sociosanitario, una actividad que desarrollan mayoritariamente las mujeres. «El cuadro recoge el servicio doméstico, pero no el trabajo de limpieza de oficinas o locales», advierte el magistrado del TSXG. El listado tampoco reconoce como agente causante los riesgos psicosociales. «Contradice las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo, que piden que se incluya el acoso sexual», denuncia Lousada. Nuevamente lo padecen sobre todo las mujeres. Tampoco se tiene en cuenta a la hora de reconocer una enfermedad laboral al síndrome del quemado (burnt out). «Es muy típico de profesiones como la educación o la sanidad, que están muy feminizadas», indica.

Lousada explica que la infrarrepresentación de dolencias, agentes causantes y profesiones en el listado es general por lo que también los hombres tienen problemas a la hora de acceder a los beneficios que puede suponer el reconocimiento de la enfermedad profesional. Pero denuncia que en el caso de las mujeres el sesgo es todavía más evidente. La declaración acarrea ciertas ventajas tanto a la hora de conseguir un cambio de puesto de trabajo en la empresa, como la posibilidad de cobrar más dinero durante las bajas laborales o como prestación en el caso de necesitar una incapacidad permanente.

Las soluciones

En su trabajo Enfermedades Profesionales y Perspectiva de Género, el magistrado propone tres vías de solución para corregir la infrarrepresentación de las dolencias que aquejan a las mujeres. «Una de ellas pasaría por el buen funcionamiento del propio sistema», apunta Lousada. El cuadro debería actualizarse. «Cincuenta años después sigue muy anclado en la industria» y se olvida del sector servicios, advierte el juez como ejemplo de una de sus carencias. También reclama una mayor sensibilidad por parte de sus compañeros de profesión a la hora de dictar sentencias para que tengan en cuenta las carencias del listado. «El Supremo está avalando esta corriente, pero para una persona no es lo mismo conseguir un fallo favorable en primera instancia que tener que llegar hasta el TS», indica. La tercera vía llega de la mano de la reivindicación. Pone como ejemplo el caso de las rederas gallegas, que tras años de lucha consiguieron en 2019 que se les reconociesen los trastornos musculoesqueléticos que padecían como enfermedad profesional.

Fuente: ABC

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