Planificación estratégica y proceso estratégico

Planificación estratégica y proceso estratégico

Si el contexto de la organización es suficientemente complejo, puede resultar de utilidad articular en uno o varios documentos el conjunto de decisiones estratégicas.
22 Abril 2021

Redacción

Entonces tiene lugar un proceso de planificación estratégica, cuyo producto son los planes estratégicos. Las funciones principales de la planificación estratégica son de tipo prospectivo, de coordinación y de control.

De alguna manera, la planificación estratégica tiene una función establecida de manera expresa, que es la elaboración de la estrategia. Pero, ¿por qué la organización debe embarcarse en un proceso formalizado, seguramente con un coste elevado, en vez de confiar en unas políticas de acción claras o en una visión compartida del futuro? La razón es que planificando, se desarrollan unas funciones que pueden ser de utilidad para elaborar la estrategia. Pueden formularse cuatro funciones fundamentales de la planificación:

Las organizaciones deben planificar para coordinar sus actividades:

Uno de los argumentos a favor de la planificación estratégica es que tomar las decisiones conjuntamente en un solo proceso formal asegurará que los recursos de la organización dedicados a esta actividad están coordinados adecuadamente. La planificación permite asegurar la coherencia de las decisiones estratégicas.

Las organizaciones deben planificar para asegurarse de que el futuro se toma en consideración:

En este sentido, la aportación de la planificación estratégica consiste en introducir una disciplina para el pensamiento a largo plazo en la empresa, de manera que el día a día (lo urgente) no absorba la totalidad de la atención de la alta dirección en perjuicio del largo plazo (lo importante). Y el pensamiento a largo plazo supone, necesariamente, tener en cuenta lo que sucederá en el futuro: resulta difícil diseñar una estrategia sin tener una idea más o menos precisa de la evolución del entorno en el futuro.

Las organizaciones deben planificar para ser “racionales”:

Un argumento a favor de la planificación es que los procesos decisionales formales son mejores que los informales, dado que la formalización fuerza un pensamiento estratégico más profundo. La mayor racionalidad de la planificación puede actuar como garantía frente a agentes externos de que no se incurrirá en comportamientos veleidosos, tendenciosos o arbitrarios. Así, por ejemplo, un posible inversor para un proyecto empresarial, o un financiador de una ONL utilizarán el plan estratégico para tomar una decisión acerca de su participación en el proyecto.

Las organizaciones deben planificar para controlar:

A pesar de que se proclama para la planificación estratégica la finalidad de motivar, estimular la participación y facilitar el consenso, la finalidad de control no ha sido nunca ajena a la planificación (frecuentemente se habla de “planificación y control”). La planificación ha tenido frecuentemente una connotación de “actividad por la cual el hombre en sociedad intenta controlarse a sí mismo y conformar su futuro colectivo con el poder de su razón”. Se pretende, pues, extender dicho control no solo al interior de la organización, sino también a su entorno.

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