Detenidos dos empresarios en Granada y Mallorca, respectivamente, por semiesclavizar a sus trabajadores

Detenidos dos empresarios en Granada y Mallorca, respectivamente, por semiesclavizar a sus trabajadores

En uno de los casos, en Granada, dos inmigrantes que tenía alojados en un cortijo sin luz ni agua fallecieron por inhalación de monóxido de carbono
26 Diciembre 2019

Lo que parecía un gesto de solidaridad ha resultado ser un abuso contra dos trabajadores que ha acabado en tragedia. La Guardia Civil ha detenido a Eduardo G. L. por tener trabajando sin contrato a dos hermanos de Senegal a los que alojaba en un cortijo en la Sierra de Yegen (Granada) en el que no había luz ni agua, ni tenía las mínimas condiciones para ser habitado. La Guardia Civil acusa al detenido de un delito contra el derecho de los trabajadores tras la muerte de ambos.

Los dos hermanos fallecieron en el cortijo por inhalación del monóxido de carbono procedente de la fogata que habían encendido para calentarse. Ambos se encontraban en España en situación irregular, según ha informado la Guardia Civil. Las víctimas llevaban casi dos meses trabajando en la recolección de tomates y de habichuelas verdes en la plantación del detenido. Cobraban 45 euros al día de los que el empresario descontaba alojamiento y comida. Un portavoz de la Guardia Civil ha aclarado que la detención de Eduardo G. L. no ha sido por el fallecimiento de los dos hermanos, sino por el hecho de tenerlos sin contrato y alojados en pésimas condiciones.

Eduardo G. L. llamó a la Guardia Civil a media mañana para avisar de que en un cortijo de su propiedad habían fallecido dos personas a las que había alojado un par de días por caridad, porque se los había encontrado paseando por Yegen y le habían pedido cobijo. Alegó que “no tenían donde ir y hacía mal tiempo”. La investigación ha confirmado lo que en el pueblo ya se sabía: que esa versión no coincidía con la realidad. Ni se trataba de una acogida altruista ni eran desconocidos. Trabajaban con él desde septiembre recogiendo la cosecha de su finca y los tenía alojados en esas condiciones todo ese tiempo, aprovechándose de su situación irregular.

Además, lo ocurrido lcuando la Guardia Civil tuvo conocimiento de las muertes, tampoco se parece a lo que Eduardo G. L. refirió a los agentes. Él les dijo que había pasado por el cortijo a media mañana a visitar a sus inquilinos y que se encontró con los dos cuerpos. La realidad, según la Guardia Civil, es que un tercer hermano de los fallecidos –que también trabajaba sin contrato para el empresario y que vivía en condiciones similares en una especie de cueva junto al cortijo– descubrió los cuerpos en uno de los dos dormitorios de la casa sobre las seis de la mañana. A esa hora avisó a Eduardo G. L. quien, de inmediato, acudió al lugar. El empresario instó al hermano a que abandonara el cortijo para que no lo detuviera la Guardia Civil por falta de documentación. Aprovechándose de esa situación, según fuentes cercanas al caso, el empresario alejó a quien podía contar la verdad a los agentes y lo llevó en su vehículo a que tomara un autobús que lo llevaría a Roquetas (Almería) donde vivía un cuarto hermano.

José Antonio Gómez, alcalde de Alpujarra de la Sierra –Ayuntamiento del que depende Yegen– , ha relatado que, según su información, podría haber más trabajadores en el cortijo aquella noche, aunque este es un dato que no confirma la Guardia Civil. El alcalde ha explicado además que “las intoxicaciones por monóxido de carbono son frecuentes en la zona: "Cada invierno tenemos un caso o dos de fallecidos por ello”.

Una situación siimilar pero sin final trágico llevó a la Policía Nacional a detener en Mallorca a tres personas de edades comprendidas entre los 39 y los 60 años que eran las encargadas de controlar a los empleados de un conocido restaurante de Escorca. Se les acusa de un presunto delito contra los derechos de los trabajadores, a quienes hacían trabajar en jornadas de entre 12 y 14 horas por tan solo 40 euros al día.

Además de mantenerlos en una situación de semiesclavitud, desde el propio restaurante se les impedía disfrutar de derechos laborales, como el correspondiente permiso anual de vacaciones o el finiquito cuando eran despedidos. Por ello, la Policía Nacional ha arrestado a tres personas, entre las cuales se encontraba el propio administrador del negocio.

Las investigaciones se iniciaron hace unas semanas, cuando la Policía Nacional y la Delegación de Trabajo de la Seguridad Social recibieron una denuncia contra el administrador del restaurante, así como contra la persona encargada de gestionar el mismo y otro trabajador.

Tras las primeras indagaciones, los agentes pudieron concluir que las víctimas de estos individuos eran los trabajadores extranjeros del local, a quienes sometían a una situación de trabajo en régimen cercano a la esclavitud.

AMENAZA DE DESPIDO

Los seis trabajadores que eran víctimas de esta explotación laboral se veían obligados a trabajar largas jornadas diarias a cambio de una escasa remuneración económica. Además, de forma sistemática, se vulneraba su derecho a vacaciones y tampoco recibían contraprestación económica alguna por ello. Eran amenazados con ser despedidos.

De hecho, estos empleados extranjeros del restaurante ubicado en Mallorca carecían de contrato laboral. Además, cobraban todos los mismo, aunque desempeñaban funciones diferentes dentro del negocio.

Aquellos empleados que sí tenían contrato laboral eran obligados a firmar su nómina mensual a pesar de que la cantidad económica percibida no era la que constaba en el mismo. Se les amenazaba con dejarles sin trabajo y en la calle en el caso de que no firmaran el documento.

Las víctimas eran obligadas a trabajar seis días a la semana, disfrutando solamente de un día de descanso y nunca en fin de semana. En el caso de que no pudiesen acudir a trabajar por enfermedad, no percibían ningún tipo de salario.

Cuando se daba el caso de que se producía un accidente en el trabajo, el propietario del restaurante les obligaba a manifestar que el accidente no había sido laboral. En caso de que no lo hiciesen, eran despedidos y no cobraban durante el tiempo de baja.

Por otro lado, cuando finalizaba la temporada, las víctimas no recibían ningún tipo de finiquito de acuerdo al tiempo que habían cotizado en la empresa.

MIEDO A PERDER SU ÚNICA FUENTE DE INGRESOS

Por todo lo mencionado, la Policía Nacional procedió a la inspección del restaurante. Para ello, contó con la colaboración de la Delegación de Trabajo y Seguridad Social.

Las víctimas se veían obligadas a aceptar las condiciones que imponía el propietario del conocido restaurante de Escorca (Mallorca). Este se aprovechaba de sus diversas situaciones personales y económicas. Estas tenían temor a perder la que era su única fuente de ingresos.

DESEMPEÑABAN DIFERENTES FUNCIONES EN EL RESTAURANTE DE MALLORCA

Los trabajadores, que sufrían un trato degradante por sus superiores, desempeñaban diferentes funciones. Trabajaban de camareros, cocineros, limpieza o realizando labores de mantenimiento, aunque la mayoría de ellos sin contrato laboral.

Independientemente del trabajo realizado, el salario era el mismo, el mencionado de 40 euros por día por jornadas de entre 12 y 14 horas. De esta manera, percibían entre 2,8 y 3,3 euros por hora de trabajo.

NO SE TRATA DE UN CASO AISLADO

La explotación laboral en Mallorca está a la orden del día y no es la primera vez en la que el responsable de un restaurante resulta detenido por unos hechos similares. De hecho, el pasado año la Policía Nacional detuvo al responsable de un negocio hostelero por un delito contra los derechos de los trabajadores.

En aquel caso, el detenido tuvo que hacer frente a otras acusaciones paralelas a este delito. Entre ellas se encontraba el haber cambiado de ropa a un empleado que sufrió un infarto de miocardio. De esta manera, trató de ocultar el uniforme del trabajo y así negar que se tratase de un accidente laboral.

Fuente: EL PAÍS Y MONCLOA

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