Aumentan los casos de ictus causados por la contaminación

Aumentan los casos de ictus causados por la contaminación

Los últimos estudios demuestran que una elevada contaminación en el ambiente incrementa el riesgo de tener un ictus
13 Abril 2019

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN) el 30% de los ictus que se producen cada año son atribuibles a la contaminación del aire y advierte que la reducción de la polución ambiental es una medida a seguir para frenar el aumento de casos de enfermedad cardiovascular y neurodegenerativa. Según estudios internacionales realizados durante los últimos cuatro años, la especial sensibilidad del cerebro a la contaminación ambiental influye en la aparición de un infarto o hemorragia cerebral.

Estas investigaciones también demuestran que los efectos perjudiciales de la contaminación no son solo locales. Se estima que el 12% de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación ambiental están causadas por contaminantes emitidos en otra región del mundo.

Los valores de contaminación ambiental se determinan con la medición de la concentración de diferentes gases en el aire de las ciudades. Los gases como el monóxido de carbono, el dióxido sulfúrico, el dióxido de nitrógeno y las PM 2,5 (partículas en suspensión de menos de 2,5 micras), son marcadores de contaminación ambiental. La mayor parte de estos gases son producidos por diferentes tipos de actividad humana como el uso de medios de transporte o la actividad industrial. El dióxido de nitrógeno y las PM 2,5,  por ejemplo, se generan de forma mayoritaria con los motores diesel.

Las investigaciones en este campo no solo alertan sobre este problema, sino que también exponen algunas medidas preventivas que se pueden llevar a cabo a nivel individual. Por ejemplo, uno de los estudios propone que la asociación entre partículas en suspensión e ictus se puede reducir mediante una dieta rica en frutas y vegetales. Otras medidas que se pueden llevar a cabo para empezar a paliar el problema de la contaminación son: ahorrar energía, aumentar el consumo de productos locales, acelerar el cambio de los motores de combustión a los eléctricos o usar el transporte público.

Aún así, la solución definitiva de este gran problema de salud mundial pasa por la creación de políticas de salud ambiental a nivel global. Sobre todo las destinadas a reducir la contaminación derivada de la actividad industrial, la agricultura y el transporte.

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