Absuelto en Palencia el hostelero acusado de abusos a una camarera y a una cocinera: la fiscalía pedía cuatro años y medio de prisión

Absuelto en Palencia el hostelero acusado de abusos a una camarera y a una cocinera: la fiscalía pedía cuatro años y medio de prisión

El fallo del Juzgado de lo Penal considera que «no hay motivo alguno» para dar más credibilidad a la versión de las testigos que a la del acusado
8 Noviembre 2017

La titular del Juzgado de lo Penal de Palencia ha dictado una sentencia en la que absuelve a T. D. P., el hostelero de la capital palentina para quien el fiscal pedía una pena de cuatro años y medio de prisión por dos presuntos delitos de abuso sexual y una multa de 5.040 euros por dos presuntos delitos de acoso sexual, cometidos supuestamente sobre dos empleadas del establecimiento entre 2014 y 2015.

En su fallo, la titular del Juzgado de lo Penal expone que las declaraciones del acusado y las de las dos testigos son totalmente opuestas, «pero ha de decirse que no existe motivo alguno para otorgar mayor credibilidad a las testigos». «Por un lado, resulta que las testigos no han sido persistentes y firmes en relación con su denuncia y su declaración en fase de instrucción, y en el extremo fundamental de la fecha en que ocurrieron los hechos concretos una y otra han variado en el tiempo.

Por otro lado, de los hechos concretos referidos por una y otra solamente hay un testigo supuestamente presencial de lo ocurrido a una de las empleadas en un almacén, pero este tampoco ofrece credibilidad porque sitúa la fecha del incidente en otro momento en el tiempo en un principio, además de no coincidir con el relato en sí de la empleada», señala la sentencia.

El acusado negó los hechos de que se le acusaban el pasado 29 de junio en la primera sesión de la vista oral, y compareció el pasado 20 de julio en una segunda sesión tras la que el fiscal, al igual que las acusaciones particulares y la defensa, elevó a definitivas las conclusiones.

En su declaración en la primera sesión, T. D. P. insistió en que en ningún momento tuvo un trato íntimo con la camarera S. B. O., que no la cogió por los glúteos en una ocasión y la empujó contra la pared simulando una penetración, así como que tampoco le quitó harina de su trasero con un trapo ni metió su mano en el mandil para tocar sus genitales con la excusa de buscar un bolígrafo. T. D. P. afirmó que entraba en el despacho con la presunta víctima para pagarle las horas extras, como con cualquier otro trabajador, y que nunca en esas ocasiones la puso sus piernas encima de las de ella ni la intentó besar.

T. D. P. señaló que S. B. O. pidió la baja voluntaria en agosto de 2015 y que creía que le había denunciado porque «se fue a la Fasa y la despidieron a los quince días y volvió a pedirme trabajo pero tenía la plantilla completa».

Con respecto a la cocinera I. H. M., el acusado insistió en que no la agarró en una ocasión por la cintura y la sentó en una cámara, besándola, y en que en su despacho no introdujo su mano por su camiseta ni la tocó las piernas ni la besó en el cuello y la boca. Con respecto a su embarazo, aseguró conocer quién era el padre de su hijo, un novio que I. H. M. tenía, y que «me han querido cargar ese muerto». T. D. P. explicó que supo que abortó por whatsapp y que fue despedida «después de un verano mintiendo y faltando al trabajo, estando de baja la veían de noche de fiesta». El acusado agregó que I. H. M. volvió a cenar al local después de ser despedida y que S. B. O., en el desfile de peñas de San Antolín de 2015, «se acercó a hablar conmigo vestida de peña».

Por su parte, S. B. O. aseguró que el acusado sí la cogió por sus glúteos y simuló que la penetraba, que en su despacho la cogió las piernas y puso encima las suyas, y que le dijo «¡qué ganas tengo, qué ganas tengo!, que nadie se va a enterar», al tiempo que apuntó que T. D. P le sacudió la harina del trasero con un trapo y que la miraba «con deseo» en los almacenes del local.

I. H. M., por su parte, aseguró que cuando el acusado le llamó en una ocasión al despacho para pagar las horas extras «me sentó en el sofá y me metió la mano por el costado, tocándome el pecho y besándome». «A partir de ahí, insistió mucho más en besarme y tocarme. Cedí a finales de junio de 2015, tuve un encuentro sexual en el despacho y me quedé embarazada, y aborté porque si no me echaba», apostilló.

Fuente: El Norte de Castilla

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