Luces y sombras de la digitalización
Luces y sombras de la digitalización

Digitalización, Comunicación e Interconexión
blar de transición o transformación digital obliga necesariamente a plantear dos asuntos clave de trascendencia global, que además son indisociables: el de la “comunicación” y el de la “interconexión”. Actualmente se trabaja intensamente en desplegar las redes de última generación 5G y 6G, y se han implementado versiones de estas tecnologías que se espera que en poco tiempo alcanzarán todo su potencial.
Es evidente el potencial y las ventajas que pueden generar la interconexión y las comunicaciones mediante las diferentes redes. Estas tecnologías suponen un salto tecnológico orientado a aumentar la conectividad a nivel mundial, no solo entre las personas, sino también entre éstas y los objetos y sistemas que las rodean, permitiendo que prácticamente todo el ámbito exterior esté interconectado.
Todo esto, y más, es posible si se tiene en cuenta que el colosal incremento de las aplicaciones potenciales de la digitalización trae como consecuencia el aumento de la interconexión y de la conectividad entre personas y organizaciones de todo tipo, y la consecuente necesidad de gestionar el mundo digital incrementando sus ventajas, controlando a la vez los problemas que puede generar el uso irresponsable de herramientas que deben ser empleadas con especial severidad. Uno de los aspectos que requiere particular atención es el de controlar el fenómeno de la “hiperconectividad”, un término que se utiliza para definir la conexión que existe entre los entornos digitales y la interacción entre los sistemas de información, datos y dispositivos, todos ellos relacionados entre sí a través de internet. Este fenómeno crece a ritmo acelerado, como consecuencia de la facilidad con que personas, empresas y organizaciones tienen a su alcance medios altamente eficaces para interactuar e intercambiar grandes volúmenes de información, prácticamente en tiempo real.
Las implicaciones sociales y ambientales de la “hiperconectividad” constituyen igualmente un importante tema a debatir, dada su importancia en el actual contexto geopolítico mundial, y es fundamental tener en cuenta los relevantes aspectos que este término pone en evidencia. La dirección que adquiere el cambio tecnológico no es únicamente técnica, sino que implica igualmente intervenciones de índole política, social, económica, e incluso, ética. Por lo tanto, es importante democratizar los debates sobre digitalización para evitar que el desarrollo tecnológico solo venga dictado por las imposiciones del mercado. En otras palabras, es tarea de la sociedad civil, los centros de investigación y de los ciudadanos en especial, imaginar un futuro que no claudique ante las tentaciones del crecimiento descontrolado del consumo digital, ni olvidar los posibles riesgos de la influencia de la hiperconectividad en la salud de las personas, tanto en el ámbito de su vida cotidiana como laboral. Es importante también asegurar el empleo responsable de la comunicación en el entorno social, puesto que exagerar el uso rutinario de medios como el “smartphone” o el ordenador personal puede llevar a la ruptura de los hábitos saludables de socialización de las personas, sobre todo de niños y adolescentes.
Digitalización, Medio ambiente y Progreso económico
El impacto total de las tecnologías digitales en la sostenibilidad global se manifiesta fundamentalmente en tres áreas vitales en las cuales inciden directamente: el medio ambiente, la sociedad y la economía. Estas áreas son la que exigen que empresas y organizaciones centren sus objetivos en enfocar sus estrategias y acciones en crear entornos favorables a la sostenibilidad, basadas en apostar por la adopción de criterios de inversión sostenible, que deben aplicarse durante la puesta en marcha de los múltiples procesos que intervienen en el desarrollo y uso de estas y otras tecnologías. Además, dichos criterios deben ser respetados a la hora de orientar las actividades de cualquier actividad que pretenda conferir seguridad y estabilidad integral al futuro del Planeta, teniendo en cuenta que la mayoría de los proyectos enfocados con tal propósito son importantes consumidores de datos y de recursos escasos y limitados, que deben ser empleados responsablemente para disponer de información rigurosa y efectuar los diagnósticos y las previsiones pertinentes.
Al plantear aspectos relacionados con el crecimiento exponencial de la transmisión y procesado de datos es difícil apreciar el impacto material que esto supone. La energía y la generación de emisiones de gases de efecto invernadero son centrales en este escenario, y la creciente implementación de nuevas tecnologías va en paralelo con el aumento del consumo de energía y de los efectos de la crisis climática. Tampoco se puede negar que las tecnologías digitales ofrecen innumerables ventajas a la hora de impulsar el desarrollo y el progreso en múltiples sectores de actividad: son fuentes de innovación, proponen interesantes aplicaciones para mitigar los problemas ambientales, impulsan la eficacia en empresas e industrias, contribuyen a mejorar la eficiencia en la distribución y aprovechamiento de la energía, y ofrecen eficaces medios para la regulación del tráfico y la reducción de la contaminación. Además, sirven incluso de herramienta para la modelización digital de ciudades, al permitir simular y explorar soluciones a gran escala para mitigar impactos y potenciar la estabilidad global, e impulsar el desarrollo de estrategias que conduzcan a la implantación y desarrollo del concepto “smart city”.
Pero también conviene subrayar lo que supone mantener operativas y proporcionando servicios las infraestructuras de redes de telecomunicaciones y centros de datos, que desencadenan un consumo energético cada vez más exacerbado. Instrumentos de búsqueda basados en inteligencia artificial, como ChatGPT, Blockchain o Big data, requieren cantidades ingentes de potencia computacional, que a su vez genera volúmenes considerables de emisiones contaminantes, a cuyo coste energético hay que sumar el efecto de manejar estas herramientas para dar servicio a millones de usuarios, y valorar el elevado consumo de agua que demandan los grandes centros de datos. Este hecho es aún más significativo en un contexto de emergencia climática, en un mundo inmerso en un convulsivo mercado energético, y en un escenario geopolítico conflictivo. En el sector tecnológico, la confianza está puesta en que nuevas técnicas de eficiencia energética conseguirán reducir el consumo, aunque el flujo de información y datos aumente, pero aún es pronto para afirmar si estas opciones serán realmente capaces de compensar el incremento de la demanda.
Incógnitas y retos de la Transición digital
La atención se debe centrar no solo en los efectos directos de la implantación de las tecnologías digitales, sino también en aquellos de naturaleza indirecta derivados de cambios originados por otras tecnologías emergentes en acelerada evolución. Es evidente que la digitalización, al igual de lo que ocurre con otras herramientas surgidas del rápido progreso del mundo científico y tecnológico, puede contribuir positivamente a la implantación y desarrollo de la circularidad y de otros instrumentos favorables al impulso del desarrollo y del progreso. Sin embargo, se requiere sensatez y reflexión a la hora de utilizar cualquier nuevo método o proceso, por muy revolucionario y prometedor que pueda parecer a primera vista. Llevar a la práctica cualquier opción revulsiva requiere fundamentar las previsiones no solo en los efectos esperados basados en investigaciones teóricas, sino también en pruebas y evaluaciones reales y concretas que suministren información objetiva para extraer conclusiones que ayuden a tomar decisiones acertadas.
La transición digital, al igual que otras exigencias que surgen en paralelo con la evolución del mundo científico y tecnológico, requiere no solo de voluntad política, visión económica y consenso social para prosperar, sino también de tecnologías revolucionarias y transformaciones radicales de la manera con que se emplean los recursos comprometidos con el alcance de dicho objetivo. También es un requisito insoslayable para avanzar en esta área, prever el diseño y asegurar el cumplimiento de la legislación y de las normativas que permitan establecer, tanto desde el punto de vista ambiental, como social y económico, las regulaciones que faciliten administrar los recursos necesarios para alimentar los nuevos modelos de gestión energética, con el fin de impulsar la apuesta definitiva por las energías renovables. En el sector empresarial, donde la digitalización representa tanto una oportunidad como un requisito para prosperar en el escenario económico global, en las pymes y grandes empresas los actuales niveles de implantación de las tecnologías digitales son elevados, pero en las empresas más pequeñas, la transformación digital se está desarrollando más lentamente. El reto para los próximos años es ayudar a empresas y organizaciones de todo tipo a digitalizar sus procesos, con vistas a mejorar su productividad y competitividad y así favorecer su crecimiento sostenido.
El éxito de la digitalización en el futuro dependerá del modelo escogido para su implementación. Habrá que evitar que sea orientada como una tecnología "dura" que genere abusos de las oportunidades tecnológicas, que se implante favoreciendo economías de expansión descontrolada, manipulada y controlada por sectores privilegiados, en lugar de evolucionar como una tecnología "blanda", más cercana a los principios de una gobernanza democrática y a las necesidades genuinas de la sociedad.
También hay que añadir que similares criterios deben ser respetados no solo con relación a las tecnologías digitales, sino también al adoptar cualquier nueva iniciativa de progreso susceptible de generar impacto económico, ambiental y social. Solo así será posible inducir efectos sinérgicos, y fomentar el empleo coherente de los instrumentos disponibles para el desarrollo sostenible con la ayuda de las tecnologías digitales, evitando los inconvenientes de tener que corregir errores que solo conducen a pérdidas de tiempo y derroche de medios y recursos.