Estereotipos de género y niveles de estrés en profesionales de Enfermería, Medicina e Ingeniería Civil, Colombia 2016-2017

El estrés asociado por el trabajo ha sido ampliamente reconocido como un problema de salud laboral en tanto que afecta la salud física y mental, el rendimiento y la satisfacción laboral del trabajador. Diversos estudios sugieren que fenómenos como la división sexual del trabajo y los estereotipos de género tienen impacto sobre la forma en la que hombres y mujeres perciben y gestionan el estrés y recomiendan la incorporación de la perspectiva de género en el abordaje del estrés relacionado con el trabajo. Con este marco de referencia, se identificaron síntomas reveladores de estrés y niveles de estrés en trabajadores colombianos de profesiones en las que persisten estereotipos de género asociados al desempeño de la ocupación (Enfermería, Medicina e ingeniería civil). Se realizó un estudio de diseño metodológico con enfoque cuali-cuantitativo de tipo descriptivo y de corte transversal que incluye la utilización del Cuestionario para la evaluación de estrés y entrevistas semiestructuradas. Se obtuvo la participación de 70 profesionales, se caracterizaron los aspectos que relacionan el ejercicio de estas ocupaciones con los estereotipos de género; se identificó percepción de estrés relacionado con el trabajo en el 97% de los participantes y disimilitudes por sexo y profesión en los síntomas reveladores de estrés y niveles de estrés en los participantes. Los hallazgos son analizados desde una perspectiva de género.
Tema secundario: 
Main Author: 
Yesenia
Castro Cely
Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá - Doctorado en Salud Pública
Colombia
Co-authors: 
María Erley
Orjuela Ramírez
Universidad Nacional de Colombia - Sede Bogotá - Facultad de Enfermería - Departamento de Salud de Colectivos
Colombia
Introducción: 

El estrés como respuesta adaptativa es el resultado de la evolución del ser humano, permite responder rápidamente ante los estímulos estresores y adaptarse a los cambios del entorno (1); sin embargo, en la actualidad las demandas y las actividades realizadas por el ser humano son cada vez más complejas, haciendo que los estímulos estresores estén presentes en mayor medida y que los efectos acumulativos del estrés sean más visibles. El mundo del trabajo no es la excepción, aspectos como el progreso tecnológico, los nuevos modelos de relaciones laborales, el conflicto trabajo-familia, el trabajo precario y la inseguridad laboral contribuyen a que se manifiesten el estrés relacionado con el trabajo y sus consecuencias en la salud de los trabajadores (2).

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el estrés relacionado con el trabajo está determinado por la presencia de factores de riesgo psicosocial en el medio ambiente del trabajo, la organización del trabajo, el diseño del trabajo y las relaciones laborales. Asimismo, la OIT reconoce que aunque las respuestas de tipo fisiológico son las mismas en todos los seres humanos, las respuestas de afrontamiento ante el estrés son idiosincráticas y varían de acuerdo con las características y procesos psicológicos individuales, entre las cuales se encuentra el género (3).

Algunos estudios sugieren que existen diferencias en la percepción, la gestión de los estímulos estresores y las manifestaciones físicas y mentales entre hombres y mujeres, aun cuando las demandas y factores estresantes en el entorno laboral son las mismas (4); igualmente, se ha evidenciado que la permanencia de los estereotipos de género asociado a la ocupación y fenómenos como la segregación laboral por género y la división sexual del trabajo pueden favorecer la mayor presencia de factores de riesgo psicosocial y mayor vulnerabilidad al estrés (5,6); reconociendo la necesidad de la inclusión de la perspectiva de género en la identificación, análisis e intervención del estrés relacionado con el trabajo.

Metodología: 

Se realizó un estudio de diseño metodológico con enfoque cuali-cuantitativo de tipo descriptivo y de corte transversal que incluyó una encuesta de variables sociodemográficas y ocupacionales y la utilización de la tercera versión del cuestionario para la evaluación de estrés, contenido en la batería de instrumentos para la evaluación de factores de riesgo psicosocial diseñada por la Pontificia Universidad Javeriana y el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia. El cuestionario recopila información subjetiva del trabajador, a través de 31 ítems permite evaluar síntomas reveladores de la presencia de reacciones de estrés agrupados en cuatro categorías principales: fisiológicos, comportamiento social, intelectuales – laborales y psicoemocionales que determinan la frecuencia de los síntomas en los últimos tres meses, este instrumento presenta una validez de constructo calculada con los coeficientes de correlación de Pearson de r=0,087, p=0,001, una consistencia interna estimada a través del alfa de Cronbach, con un coeficiente de 0,889 p=0,001 y confiabilidad total obtenida por el método de test - retest de r=0,851, p=0,005 (7).  En el componente cualitativo se utilizaron entrevistas semiestructuradas dirigidas a indagar sobre la experiencia vivencial e identificar percepciones, características y significados en relación con la presencia de estrés relacionado con el trabajo y existencias de estereotipos de género asociados con la ocupación.

Resultados: 

Posterior al diligenciamiento del consentimiento informado se obtuvo la participación de 70 profesionales de enfermería (n:28), ingeniería Civil (n:26) y Medicina (n:16) con una edad promedio de 33 años (DE ±4,3 años), la población objeto la constituyeron 31 hombres (44,2%) y 39 mujeres (55,7%) con una experiencia laboral promedio de 8 años y predominancia de jornadas laborales de tiempo completo, es decir, superiores a 8 horas laborales por día (ver tabla 1).

En relación con la presencia del estrés se identificó que el 93,3% de los hombres y el 97,5% de las mujeres refiere presencia de estrés relacionado con el trabajo.

Se identificaron niveles bajos de sintomatología de estrés en el 6% de los participantes, 14% nivel medio, 20% nivel alto y 60% niveles muy altos de sintomatología de estrés; se destaca que los niveles muy altos de estrés se encuentran en el 67% de las mujeres en comparación del 52% de los hombres. El nivel de sintomatología identificada en cada profesión y sexo se evidencia en la tabla 2. No obstante, es necesario enfatizar en la ausencia de niveles bajos de sintomatología en los profesionales de Enfermería.

Al analizar por separado los síntomas asociados al estrés referidos por los participantes en los últimos tres meses se identificó que las mujeres informan con mayor frecuencia la presencia sobrecarga, cansancio, problemas gastrointestinales, dolor de cabeza, deseo de no ir a trabajar, bajo rendimiento, irritabilidad y pensamientos negativos, problemas familiares, dificultad de relación con otros. Mientras que los hombres refieren la presencia de dolor de cuello y espalda, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño, deseo de cambiar de empleo, aislamiento, accidentes de trabajo y consumo de drogas para aliviar tensión, entre otros.

Mediante las entrevistas semiestructuradas de identificó que los participantes reconocen la existencia de estereotipos asociados a la ocupación que son visibles durante la formación académica y el desempeño profesional, algunos de los cuales pueden limitar el desarrollo de algunas actividades de liderazgo en el caso de las mujeres en ingeniería civil y de cuidado directo a los pacientes en el caso de enfermería. Asimismo, se reconoce a la ingeniería civil como una profesión mayoritariamente masculina, la enfermería como una profesión femenina y la medicina como una ocupación con distribución equivalente entre hombres y mujeres.

Discusión de resultados: 

Los resultado del presente estudio reflejan que las mujeres refieren mayores niveles de estrés al ser comparadas con los hombres, este hallazgo ha sido identificado también por otras investigaciones en las que se sugiere que las mujeres verbalizan o manifiestan más fácilmente la presencia de estrés y la sintomatología percibida, aspecto que puede estar relacionada con la socialización del rol de género, en tanto que se asignan a la mujer atributos de delicadeza, sensibilidad y una mayor capacidad comunicativa (4,8) por otra parte, los elevados niveles de sintomatología de estrés pueden también estar relacionados con fenómenos negativos existentes en el entorno laboral tales como discriminación, acoso sexual, entre otros (9–11) . Sin embargo, las diferencias entre ambos sexos no son significativas que puede ser explicado por la presencia indiscriminada de estímulos estresores en todas las ocupaciones y los escenarios laborales (3).

Por otra parte, se identificó que las mujeres ingenieras civiles y los hombres enfermeros presentan mayores niveles de sintomatología de estrés al ser comparados con su contraparte; este hallazgo es coherente con algunos estudios que sugieren que la presencia de segregación ocupacional y el ejercicio de una profesión no congruente con el rol de género pueden desencadenar la aparición de diversas manifestaciones del estrés relacionado con el trabajo y por lo tanto debe considerarse para la intervención y análisis de las causas del estrés relacionado con el trabajo (6).

Otro aspecto relevante son los elevados niveles de estrés en los profesionales de enfermería, este aspecto también ha sido documentado por diferentes autores que refieren que las características de la tarea y las demandas físicas y mentales en contextos de dolor y sufrimiento a los que están sometidos los profesionales de enfermería hacen que estos desarrollen empatía y sean más susceptibles a los estímulos estresores (12). Por otra parte, La exposición continuada a los factores de riesgo psicosociales en el entorno laboral puede ser un factor determinante en el desarrollo de la sintomatología de estrés, de esta manera, las jornadas de trabajo de 8 horas o más al día pueden aumentar el tiempo de exposición a los estresores de origen laboral y generar a su vez conflicto trabajo – familia (13,14).

En relación con la sintomatología de estrés percibida por los participantes se identificaron disimilitudes entre hombres y mujeres que reflejan diferencias en la forma en la que se perciben los factores de riesgo psicosocial y manifiestan las consecuencias del estrés relacionado con el trabajo. Estos hallazgos son similares a los obtenidos por diferentes estudios en los que se identificaron mayor presencia en mujeres de síntomas como cansancio físico y fatiga mental, problemas gastrointestinales, cefalea derivadas de condiciones de sobrecarga laboral, mientras que la sintomatología referida por los hombres es asociada a la adopción de conductas estereotipadas de masculinidad que dificultan la expresión de sentimientos y facilitan la adopción de conductas nocivas, consumo y abuso de sustancias y comportamiento antisocial (4,5,15).

Al respecto, es necesario reconocer que los efectos del estrés en la salud  de los trabajadores varían de un individuo a otro; no obstante,  la persistencia de niveles de estrés elevados deterioran la salud física y mental y pueden desencadenar la aparición de  enfermedades cardiovasculares y trastornos musculo-esqueléticos (3); trastornos mentales y de comportamiento, como el síndrome de quemarse en el trabajo, trastornos de ansiedad y depresión o el desarrollo de trastornos cognitivos, entre ellos demencia y Alzheimer (16).

Conclusiones: 

Es importante reconocer la presencia en los entornos laborales de fenómenos como la segregación ocupacional y la persistencia de los estereotipos de género que influencian la interacción social y pueden permear también el desempeño laboral y las actividades realizadas en los escenarios extralaborales. Para comprender mejor estos fenómenos y su influencia en la percepción de los factores de riesgo psicosocial es necesaria la incorporación de la categoría género, en tanto que permite una mejor contextualización de las variables demográficas y ocupacionales de los trabajadores y puede contribuir a una identificación más precisa de las diferencias en las que hombres y mujeres perciben y gestionan el estrés relacionado con el trabajo, lo cual guiará el diseño de intervenciones dirigidas a la obtención de lugares de trabajo saludables.

Agradecimientos: 

Gracias al apoyo de la Maestría en Salud y Seguridad en el Trabajo ‐ Facultad de Enfermería ‐ Universidad Nacional de Colombia ‐Sede Bogotá (Colombia) ha sido posible la realización de este trabajo.

Referencias bibliográficas: 

1.        Seyle H. Stress in health and disease. Boston: The Butterworth group; 1976.

2.        Siegrist J, Wahrendorf M. Work Stress and Health in a Globalized Economy : The Model of Effort-Reward Imbalance. Cham: Springer; 2016. (Aligning Perspectives on Health, Safety and Well-being).

3.        Organización Internacional del Trabajo - OIT. Estrés en el trabajo: un reto colectivo. Primera ed. Trabajo O internacional del, editor. Ginebra; 2016. 1-68 p.

4.        Nelson DL, Burke RJ. Gender, work stress, and health. first. Washintong D.C.: American Psychological Association; 2002. 1-260 p.

5.        Sobiraj S, Rigotti T, Weseler D, Mohr G. Masculinity ideology and psychological strain: Considering men’s social stressors in female-dominated occupations. Psychol Men Masc. 2015;16(1):54–66.

6.        Jonsson R, Lidwall U, Holmgren K. Does unbalanced gender composition in the workplace influence the association between psychosocial working conditions and sickness absence? Work. 2013;46(1):59–66.

7.        Ministerio de la Protección Social. VI. Cuestionario para la evaluación del estrés - Tercera versión- Manual del usuario. En: Batería de instrumentos para la evaluación de factores de riesgo psicosocial. Bogotá D.C, Colombia; 2010. p. 369–99.

8.        Davis MC, Matthews KA, Twamley EW. Is life more difficult on mars or venus? A meta-analytic review of sex differences in major and minor life events. Ann Behav Med. 1999;21(1):83–97.

9.        Storvik AE, Schone P. In search of the glass ceiling: gender and recruitment to management in Norway’s state bureaucracy. Br J Sociol. 2008;59(4):729–55.

10.      Bruckmuller S, Branscombe NR. The glass cliff: when and why women are selected as leaders in crisis contexts. Br J Soc Psychol. 2009/08/21. 2010;49:433–51.

11.      Arai M, Nekby L, Bursell M. The Reverse Gender Gap in Ethnic Discrimination: Employer Stereotypes of Men and Women with Arabic Names. Int Migr Rev. 2016;50(2):385–412.

12.      Kheiraoui F, Gualano MR, Mannocci A, Boccia A, La Torre G. Quality of life among healthcare workers: A multicentre cross-sectional study in Italy. Public Health. 2012;126(7):624–9.

13.      Ferguson M, Carlson D, Hunter EM, Whitten D. A two-study examination of work-family conflict, production deviance and gender. J Vocat Behav. 2012;81(2):245–58.

14.      Hostetler AJ, Desrochers S, Kopko K, Moen P. Marital and Family Satisfaction as a Function of Work–Family Demands and Community Resources: Individual- and Couple-Level Analyses. J Fam Issues. 2012;33:316–40.

15.      Liang CTH, Salcedo J, Miller HA. Perceived racism, masculinity ideologies, and gender role conflict among Latino men. Psychol Men Masc. 2011;12(3):201–15.

16.      Sindi S, Kåreholt I, Solomon A, Hooshmand B, Soininen H, Kivipelto M. Midlife work-related stress is associated with late-life cognition. J Neurol VO - 264. 2017;(9):1996.

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