¿Somos seres racionales o más bien intuitivos? el legado de Kahneman a la ciencia económica
¿Somos seres racionales o más bien intuitivos? el legado de Kahneman a la ciencia económica
Daniel Kahneman, fallecido el 27 de marzo de 2024, fue el primer psicólogo en obtener el Premio Nobel de Economía (2002). Siendo doctor en psicología, revolucionó la ciencia económica. Sus primeros estudios, realizados junto a su amigo y colega Amos Tversky, sentaron las bases de la economía conductual o del comportamiento –behavioral economics– que, con el tiempo, se convertiría en la más importante de las corrientes de pensamiento económico surgidas en el último medio siglo. Tversky falleció en 1996, a los 59 años y, según Kahneman, eso fue lo que le impidió ganar juntos el premio de la Academia sueca.
Decisiones, ¿racionales o sesgadas?
La ciencia económica clásica interpreta que el hombre es un ser racional, homo economicus, que toma sus decisiones buscando maximizar su utilidad. Por el contrario, los economistas del comportamiento tienen como objetivo comprender la fragilidad humana, que incluye la irracionalidad y los errores sistemáticos, y aplicar la psicología para entender y mejorar la toma de decisiones de las personas.
El modelo del agente racional fue, por lo tanto, el punto inicial y la principal hipótesis nula (es decir, la que se intenta refutar) de las investigaciones en economía conductual.
Kahneman y Tversky tenían como objetivo mejorar la comprensión de la toma de decisiones del agente económico a través de la psicología
Kahneman y Tversky tenían como objetivo mejorar la comprensión de la toma de decisiones del agente económico a través de la psicología. Las dos ideas fundamentales que moldean el trabajo de los economistas conductuales son: La mayor parte de los juicios y de las elecciones se realizan de manera intuitiva y no responden siempre a las reglas del cálculo de probabilidades; las reglas que gobiernan la intuición son generalmente similares a las de la percepción. Por ello, el tratamiento de las reglas de las elecciones y los juicios intuitivos se basa ampliamente en el uso de analogías visuales.
De estas dos ideas fundamentales surgieron tres líneas de estudio que se fueron desarrollando desde mediados de los años 70 y que hoy se siguen ampliando: utilizando heurísticas (estrategias para llegar al conocimiento) y sesgos, la teoría prospectiva y el efecto marco.
Heurísticas y reflexiones
Los individuos emplean principalmente dos sistemas para tomar decisiones y resolver problemas:
1. El intuitivo o automático, que opera mediante la intuición y realiza operaciones de forma rápida y asociativa, utilizando heurísticas (estrategias para llegar al conocimiento).
Las heurísticas más comunes son:
- La heurística de disponibilidad, que consiste en tomar decisiones basadas en los argumentos que se presentan más fácilmente en nuestra mente.
- La heurística del anclaje: se utiliza cuando se toma una decisión considerando un punto de referencia previamente dado o sugerido, lo que puede influir en la dirección de la elección.
- La heurística de representatividad, que implica tomar decisiones basadas en estereotipos en lugar de considerar el cálculo de probabilidades.
- Falacia de la conjunción: una falacia lógica que consiste en asumir que una situación específica es más probable que la situación general. Dicha falacia fue explicada por Kahneman y Tversky con el problema de Linda.
2. El analítico o reflexivo, que implica una toma de decisiones más lenta, deliberada y basada en reglas precisas.
Dado el gran volumen de decisiones diarias que enfrenta el ser humano, se tiende a utilizar preferentemente el sistema 1, es decir, las heurísticas. A pesar de la teoría de que las heurísticas generalmente conducen a errores, algunos científicos del comportamiento sostienen que el uso de estas estrategias suele llevar a resultados acertados gracias a la evolucionada capacidad del cerebro humano.
La teoría prospectiva
Se fundamenta en la disparidad en la evaluación de pérdidas y ganancias: se tiende a dar mayor peso a las pérdidas que a las ganancias. Nos afecta más perder 100 unidades que ganar la misma cantidad. Este fenómeno es conocido como el efecto dotación; esto es, la tendencia a asignar de manera irracional un valor excesivo a las cosas que consideramos nuestras.
Se tiende a dar mayor peso a las pérdidas que a las ganancias
Otra implicación del efecto dotación es el concepto de costes hundidos: cuanto más hayamos invertido en algo más tiempo estaremos dispuestos a conservarlo, incluso si no lo utilizamos, no nos resulta útil o es una mala estrategia. Solo cuando nuestra contabilidad mental del objeto llega a cero, nos deshacemos de él.
El efecto marco
La manera en que expresamos y enunciamos un problema puede influir en la percepción que tenemos de él. Los economistas conductuales a menudo recurren a analogías visuales para explicar el efecto del marco, ya que consideran que las decisiones se resuelven utilizando los mismos mecanismos que estas. Un enunciado diferente puede cambiar completamente la decisión y la opinión sobre un asunto.
El dilema para algunos economistas se encuentra entre la necesidad de dejar libertad al hombre en su toma de decisiones –algo que encuentran deseable– y la necesidad de ayudar a tomar decisiones correctas y deseables.
Richard Thaler, discípulo de Kahneman, recibió el Premio Nobel de Economía en 2017 por sus estudios en economía conductual, especialmente sobre el efecto marco y las ayudas para tomar mejores decisiones. Fue un espaldarazo a esta rama de la economía.
Leer a Kahneman
Daniel Kahneman cambió la ciencia económica y creó una escuela de economistas que pretenden ayudar a tomar mejores decisiones económicas. Una buena manera de adentrarse en sus investigaciones es leer alguno de sus libros de divulgación: Pensar rápido, pensar despacio, un superventas mundial publicado en 2011 sobre el pensamiento intuitivo y el pensamiento reflexivo, o Ruido (2021), sobre los sesgos y su presencia en las decisiones individuales y colectivas.