A de Código Abierto: forjando un futuro tecnológico inclusivo, transparente e innovador

A de Código Abierto: forjando un futuro tecnológico inclusivo, transparente e innovador

Estamos ante el amanecer de una nueva era tecnológica, y cómo la abordemos definirá nuestro futuro.
12 April 2024

Un profundo cambio está ocurriendo en el corazón de la industria tecnológica. Nos encontramos en un momento crucial que parece trazar los contornos de un futuro tecnológico más inclusivo, transparente e innovador. Imagina un futuro en el que todos y cada una de nosotras tenemos el poder de moldear el destino de la Inteligencia Artificial (IA). Que ya no esté confinada a las manos de las grandes corporaciones tecnológicas, sino que se convierta en un recurso accesible para todos y todas. Hacia ahí vamos. En el centro de esta transformación se encuentra la IA de código abierto.

Pero, ¿qué es exactamente? Cuando se habla de un sistema de IA de código abierto, se trata de un algoritmo o modelo preentrenado cuyo código fuente está a disposición de todos y todas, típicamente de forma gratuita. Estos sistemas surgen a raíz de las limitaciones de los modelos propietarios, que son aquellos que las empresas tecnológicas venden ya ajustados para las necesidades del cliente.

El reto es que estos suelen ser costosos, crean dependencia y carecen de transparencia en cuanto al funcionamiento del algoritmo y los datos de entrenamiento. Este último punto es importante porque si el diseño del sistema no cumple con su aplicación pueden surgir consecuencias no previstas (pensemos, por ejemplo, en la aplicación de sistemas de reconocimiento facial entrenados con rostros blancos a poblaciones afroamericanas).

La IA de código abierto surge como una respuesta a estos problemas. En cuanto al impacto de la IA de código abierto, existen tres ideologías: la creencia en su capacidad para revolucionar el mundo, el temor a peligros catastróficos y la noción de que es un mero mito. Confuso, ¿verdad?

Como optimista realista, reconozco su potencial transformador pero también comparto las preocupaciones que emergen. El reto es que no hay vuelta atrás y si estamos facilitando nuestra propia perdición, ¡frenemos lo antes posible! De las ventajas más grandes de la IA de código abierto es su naturaleza transparente, que brinda claridad sobre cómo llega a sus conclusiones, uno de los retos de los sistemas propietarios.

Esta apertura es lo que cambia el juego. Ya no tenemos que depender de las empresas tecnológicas ni desarrollar códigos desde cero para poder implementar un sistema de IA. Con estas herramientas, PyMEs y desarrolladoras individuales pueden adaptar los modelos de código abierto existentes para probar nuevas aplicaciones, crear modelos más seguros para tareas específicas, entrenar modelos de IA más representativos para comunidades específicas o lanzar nuevas empresas de IA sin tener que gastar millones en crear un modelo desde cero.

Las barreras para la innovación se desmoronan y la posibilidad de competir con los gigantes tecnológicos se vuelve más tangible que nunca, impulsando un ecosistema digital próspero. Por otro lado, al ser código abierto, se posibilita un escrutinio constante en el que personas expertas, usuarias y aficionadas pueden corregir errores, sesgos y vulnerabilidades de seguridad para contribuir al desarrollo de un modelo cada vez más robusto y eficiente.

El resultado es que este enfoque colaborativo global promueve la creación de soluciones nuevas a retos complejos en distintas industrias, como la de salud, finanzas o educación, además de los retos de inclusión y diversidad que suelen plagar nuestros sistemas de IA. Todo esto, a una velocidad con la que los sistemas propietarios no pueden competir, según algunas personas expertas.

Entonces, ¿cuál es el problema? Tal vez ya lo hayas identificado: la naturaleza abierta de la IA de código abierto también abre la puerta a aplicaciones peligrosas y hasta ilegales. Cabe recalcar que este problema ya era tema de preocupación con los sistemas de IA propietarios. La diferencia es que en caso de algoritmo propietario, la empresa proveedora suele tener conocimiento de las aplicaciones que se le dan a sus sistema y puede prohibir su uso cuando considere que no se están respetando los lineamientos de uso.

Con los sistemas de IA de código abierto, la persona o empresa desarrolladora no puede controlar las aplicaciones. Puede incluir ciertas salvaguardias en el código pero, al ser código abierto, las personas usuarias pueden fácilmente modificarlas o incluso eliminarlas. Hasta suelen hacerse disponibles versiones “sin censura” del código y no hay nada que se pueda hacer en contra de esta difusión.

¿Es realmente la IA de código abierto la panacea que promete ser? La verdad es que ajustar y personalizar estos sistemas requiere de recursos reservados para las élites tecnológicas. Estamos hablando de recursos financieros colosales, poder de cómputo descomunal, equipos expertos altamente especializados y amplias bases de datos. Estos ingredientes no están al alcance del ciudadano común.

Además, para que la democratización de los sistemas de IA sea una realidad, es esencial que puedan ser utilizados libremente, pero en la práctica, esta libertad es limitada. Las empresas desarrolladoras, comúnmente las grandes empresas tecnológicas, suelen imponer restricciones en el uso de su código. Desde la compra de costosas licencias para aplicaciones comerciales hasta la negación del acceso a ciertas funcionalidades esenciales, estas restricciones contravienen la esencia misma del movimiento de código abierto. Una verdadera democratización de la IA requiere no sólo apertura pero también la superación de considerables barreras económicas y estructurales.

Entonces, ¿cómo reconciliamos estas perspectivas opuestas? Quizás debamos mirar hacia la historia y aprender de ella. Si bien la adopción masiva de IA de código abierto es un fenómeno reciente, el éxito del software de código abierto sugiere que podría tener un impacto similar.

Lo que no podemos negar es la capacidad de esta tecnología para acelerar la innovación tecnológica y contribuir a resolver retos globales cada vez más complejos. Estamos ante el amanecer de una nueva era tecnológica, y cómo la abordemos definirá nuestro futuro. Como con toda tecnología, no se trata de si usarla o no, sino de cómo usarla.

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