Maté un perro y me llaman mataperros
Maté un perro y me llaman mataperros
A menudo caemos en el error de confundir las personas con sus comportamientos, especialmente cuando éstos nos resultan inaceptables. Esta forma de etiquetar a los demás resulta poco respetuosa y puede condicionar sus acciones e incluso la percepción que tienen de sí mismas, dificultando los procesos de cambio de comportamientos limitantes, como lo son los comportamientos de riesgo o inseguros.
Separar el comportamiento de la persona puede no ser fácil, sobre todo en el momento que está ocurriendo el comportamiento a corregir. En estas circunstancias nos resultará de gran utilidad aplicar el principio de la intención positiva, que establece que todo comportamiento sirve o sirvió alguna vez para satisfacer una necesidad de la persona, un propósito positivo. El conocimiento de la intención positiva que motiva el comportamiento nos ayudará a separar el comportamiento de la persona.
Los comportamientos limitantes ante una intención positiva son síntomas de un mapa de la situación limitado, en ese momento. La gran utilidad de conocer la intención positiva, detrás de un comportamiento no aceptable, es que si queremos alternativas verdaderamente realizables, éstas tienen que satisfacer también la intención positiva del comportamiento inaceptable.