The house painters, de la destrucción del París físico a la destrucción del París social y un recordatorio sobre las cetonas
The house painters, de la destrucción del París físico a la destrucción del París social y un recordatorio sobre las cetonas
En un nublado día de invierno en el barrio de l´Europe, situado en el VIII distrito de París, a la derecha del río Sena, un grupo de pintores está inspeccionando con aire sombrío su trabajo (la fachada de la tienda de un comerciante de vinos). Uno permanece en la acera, dos se sitúan en las escaleras de caballete y, el cuarto, se inclina para inspeccionar algún detalle. Permanecen de espaldas al espectador e ignoran deliberadamente la escena que sucede detrás de ellos -un austero paisaje urbano de apartamentos en franca decadencia, que dan a una calle adoquinada escasamente poblada-. Una mujer totalmente vestida de gris se apresura a cruzar la vía pública antes de que los lejanos carros tirados por caballos se acerquen, mientras que dos caballeros con sombrero de copa caminan por la misma acera, instantes antes de cruzarse el uno con el otro. En medio de los melancólicos colores grises, beiges, aceitunados y ferrosos, los pintores ofrecen la única nota de color.
La calle, “el más importante espacio social en París”, proporciona el contexto para esta espectacular composición, poco ortodoxa y asimétrica, con ángulos inesperados, y profundas perspectivas.
En 1852, Napoleón III encargó al Prefecto de París, Georges-Eugène Haussmann, que “modernizara” la ciudad.
Haussmann eliminó muchas calles antiguas y las reemplazó por anchos bulevares con apartamentos para la alta burguesía, flanqueados por árboles y extensos jardines, por los que la ciudad de París es hoy en día famosa. El plan de Haussmann incluyó también una altura uniforme de los edificios y elementos de referencia, como el Arco del Triunfo y el Gran Palacio de la Ópera. Pero, además de conseguir sus objetivos de “modernización”, la renovación sirvió, también, para finalidades políticas. En primer lugar logró desplazar a las masas obreras del centro de las ciudades a los barrios de la periferia. Y, en segundo lugar, el nuevo plan de la ciudad dificultaba revueltas, por la vía de impedir físicamente la colocación de barricadas (fácil en estrechas callejuelas medievales, difícil en anchos bulevares) y facilitaba la labor de las fuerzas del orden a través del rápido desplazamiento por las calles de batallones en formación.
Sin embargo, los bulevares de Haussmann fueron criticados por crear una división social. Los ciudadanos se sentían separados entre sí, aislados de otras personas. Los pintores impresionistas se hicieron eco del malestar de una parte del pueblo parisino que sentía que las obras públicas destruían sus raíces y conexiones sociales “la continua destrucción del París físico llevó asimismo a la destrucción del París social”. Esta pintura es reflejo de ello.
Gustave Caillebotte nació en París el 19 de agosto de 1848 en el seno de una familia de clase alta. Su padre había heredado un negocio familiar de prendas militares y era también juez del Tribunal de Comercio. A partir de 1860, durante los veranos, comienza a frecuentar la vecina ciudad de Yerres, y es allí donde empieza a pintar. En 1868 se licenció en derecho y dos años después pasó a ejercer la jurisprudencia. Posteriormente fue alistado en el ejército francés con motivo de la Guerra franco-prusiana. Al término de la guerra ingresó en el taller del pintor León Bonnat donde se inició de manera seria en el estudio de la pintura.
En 1873 aprobó el examen de admisión de la Escuela de Bellas Artes y en 1874 toma contacto con los pintores impresionistas. En 1876 participa por primera vez en una exposición, donde presentó obras que constituyen uno de los primeros ejemplos de obra pictórica cuyo tema es el proletariado urbano. Pocos pintores, por no decir ninguno, contribuyeron tanto al movimiento pictórico impresionista como Gustave Caillebotte. Además, gracias a su acomodada posición social -heredaría una fortuna considerable al fallecimiento de sus padres-, a su obra pictórica añadiría una vital labor de mecenazgo. A su muerte, ocurrida el 21 de febrero de 1894, donó una importantísima colección de pinturas al Estado francés.
Las cetonas se usan extensamente en la industria como disolventes, especialmente en pinturas, barnices y lacas. Además de por vía respiratoria, es la piel un elemento clave en su absorción, de ahí la importancia de las medidas preventivas con los EPIs adecuados, precisamente lo que falta en el cuadro de Caillebotte. En la absorción cutánea tiene una enorme importancia la duración de la exposición, el área de absorción expuesta (palma de la mano, antebrazo, cuero cabelludo y frente son las áreas donde la absorción es mayor), el estado físico de la piel y, especialmente, la temperatura y la humedad ambiental (si estas últimas se encuentran elevadas se favorece la absorción cutánea a consecuencia de un aumento de la circulación periférica).