El asbesto está todavía entre nosotros

El asbesto está todavía entre nosotros

Una publicación del Instituto Ramazzini con una posición muy clara con respecto a todos los tipos de asbesto. El “beligerante” tono de la publicación deja claro lo conflictivo del tema. Os remito el original y la traducción.
30 Enero 2015

Todas las formas de asbesto son conocidas por ser carcinógenos humanos, causando de forma especial cáncer de pulmón, laringe, mesotelioma pleural y peritoneal. Ninguna exposición a asbesto está exenta de riesgo y no existe un umbral seguro de exposición. Aunque la evidencia de carcinogenicidad es indiscutible para todas las formas de asbesto, opiniones interesadas intentan amortiguar el impacto que provoca la variedad más abundante, el crisotilo (que constituye el 95% del asbesto producido a nivel mundial).

Pero, ¿quién está expuesto al asbesto?

En el asbesto debemos distinguir dos tipos de exposición:

1.-Exposición ocupacional: Cerca de 125 millones de personas en todo el mundo están expuestas al asbesto en sus lugares de trabajo. La estimación de la mortalidad por cáncer de pulmón y mesotelioma pleural a nivel mundial es de 100.000-140.000 personas anualmente. Incluso en los países desarrollados donde existen rígidos controles en el lugar de trabajo, se estima que por cada 1000 trabajadores expuestos en el centro de trabajo, cinco morirán por cáncer de pulmón y dos por fibrosis pulmonar.

2.-Exposición ambiental: La exposición no ocupacional al asbesto procedente de materiales de construcción es un serio problema, a menudo infravalorado.

En los países desarrollados se encuentran grandes cantidades de asbesto en muchos miles de escuelas, casas y locales comerciales, como un legado de pasadas prácticas de construcción. Todavía más grave es el hecho de que en los países en desarrollo el asbesto continúa siendo usado en grandes cantidades en la construcción, a pesar de la repetida advertencia de que su uso es altamente peligroso.

El resultado final es que personas de todas las edades están en riesgo de exposición en aquellas comunidades donde existe polvo contaminado por asbesto. Sirvan dos ejemplos; en Canadá, poblaciones que viven cerca de las minas tienen un riesgo siete veces mayor de mesotelioma pleural en relación con la población general. Por otro lado, el actual incremento de mesotelioma en mujeres del Reino Unido sin exposición ocupacional, sugiere que la causa se encuentra en los altos niveles de contaminación ambiental.

Pero, ¿qué variedad de asbesto es la que causa problemas?

Todas las formas de asbesto son cancerígenas. De ellas, el crisotilo representa el 95% del amianto usado a nivel mundial y es la única variedad que se comercializa.

Hay un acuerdo general entre la comunidad científica y los organismos de salud de todo el mundo con respecto a que el crisotilo causa cáncer. Pero, a pesar de todas las evidencias en contra, la industria del asbesto continúa proclamando, con criterios basados más en intereses económicos que científicos, que los cánceres relacionados con el asbesto no están relacionados con el crisotilo (curiosamente la forma más utilizada a nivel mundial y de donde esas compañías reciben sus beneficios), sino que , por el contrario, la culpa la tienen las variedades de asbesto denominadas anfíboles (actinolita, amosita, antofilita, crocidolita, tremolita), o sea, las que apenas dan beneficios económicos y que constituyen menos de un 5% a nivel mundial.

Es por ello que consultores “expertos” del poderoso lobby de la industria del asbesto de Quebec, Canadá (The Chrysotile Institute) afirman, falsamente, y a pesar de todas la evidencias científicas en contra, que la exposición a crisotilo de forma pura presenta un bajo riesgo de mesotelioma, con lo que mantienen su postura de que puede ser usado de forma segura bajo lo que denominan “uso controlado del crisotilo”. Pero para refutar esta insostenible postura, los expertos de la WHO (World Health Organization) han proclamado que las autoridades responsables de países que permiten el asbesto no deberían ilusionarse con que el denominado “uso controlado del crisotilo” sea una medida alternativa efectiva ; es más, tal medida no es más que una enorme falacia, en contra de la cual están los numerosos estudios epidemiológicos, informes de casos clínicos, y estudios de experimentación en animales, que muestran clara y consistentemente que el crisotilo es altamente peligroso y que causa cáncer de pulmón y mesotelioma sin ninguna evidencia de duda.

Esa es la razón por la que, en la actualidad, el asbesto está prohibido en 52 países, incluyendo todos los estados miembros de la Unión Europea (UE). Sin embargo, estos 52 países constituyen menos de un tercio de los países miembros de la WHO. Así, pese a todo lo que se conoce sobre sus efectos, la producción anual de crisotilo se acerca a 2 millones de toneladas, siendo Rusia, China y Canadá los mayores productores. Esta forma de asbesto se exporta a países en desarrollo donde, a menudo, existe poca o ninguna protección en los trabajadores y comunidades. China es, de lejos, el consumidor más grande de asbesto en todo el mundo, seguido de India. La pandemia de cáncer causada por el asbesto puede ser devastadora en los próximos decenios. Incluso en Canadá (uno de los países exportadores), la Asociación Médica Canadiense y la Sociedad Canadiense del Cáncer se oponen a la exportación del crisotilo a países en desarrollo. El propio Instituto de Salud de Quebec ha demostrado que no se puede lograr un “uso controlado” del crisotilo, incluso en el mismo Quebec. Pat Martin, un miembro del Parlamento canadiense y antiguo minero del asbesto ha dicho: “si nosotros, el mundo desarrollado, no hemos encontrado una forma segura de manejar el crisotilo, ¿cómo esperamos que vayan a hacerlo países en desarrollo?”

La mayor tragedia de la pandemia ocasionada por el asbesto es que todas las enfermedades y muertes relacionadas son evitables. En todos los países del mundo donde se ha prohibido, hoy día existen sustitutos para reemplazarlo mucho más seguros.

El Ramazzini Collegium (una prestigiosa sociedad internacional que está dedicada a la prevención de las enfermedades en medicina ocupacional) hace un llamamiento a todos los países del mundo para unirse en un esfuerzo internacional para prohibir todas las formas de asbesto, sustituyéndolas por materiales mucho más seguros.

Nota:
El Ramazzini Collegium lleva su nombre en honor de Bernardino Ramazzini, el padre de la medicina ocupacional, y profesor de la Universidad de Modena y Padua a principios de 1700.

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