Díme con quien trabajas......

Díme con quien trabajas......

.....Y te diré como de segura es tu conducta. La conducta preventiva propia depende de la conducta de riesgo de los demás.
6 Enero 2014

Un trabajador joven, sin experiencia en el mundo laboral, inicia su primer día de trabajo junto a un compañero que le va a enseñar como manejar la máquina con la que lleva trabajando 10 años. El joven trabajador ha recibido un curso de prevención de riesgos laborales en general, y en concreto de la máquina con la que va a trabajar. El supervisor, previamente, le ha explicado los procedimientos de seguridad para manipular la máquina y el trabajador ha firmado los registros oportunos dando con ello por hecho que está formado e informado.

Cuando empiece a trabajar en paralelo con el operario veterano, ¿cuáles serán las primeras conductas que emita el trabajador?, ¿de qué dependerán?, ¿Influirá la forma de trabajar del operario veterano en el joven trabajador?

Según la teoría del refuerzo del aprendizaje social, el individuo y el ambiente se combinan para influir en la conducta. Una persona aprende conductas (en general) imitando las conductas de otros como una consecuencia de los refuerzos que percibe que estos obtienen.

El trabajador imitará las conductas que ve en función de los refuerzos que obtienen las personas que las emiten. Si un compañero realiza una irregularidad, no le pasa nada y acaba el trabajo antes (y si además es reconocido por el supervisor), aumentará la probabilidad de que el joven trabajador imita dicha conducta de riesgo.

Este aprendizaje social indica que los trabajadores utilizan a otros trabajadores como medios de información para establecer las actitudes y conductas apropiadas a la situación en concreto que se esté dando. Normalmente, el modelo al que se copia la conducta suele ser el líder del grupo (formal o informal), trabajadores semejantes, trabajadores con éxito, reconocimiento por jefes, etc.

Por tanto, ¿qué ocurrirá según hemos enunciado al inicio del artículo?. Muy probablemente lo siguiente:

El joven trabajador, en un principio motivado a emitir conductas seguras, iniciará su trabajo con este tipo de conductas. A medida que se vaya desarrollando las tareas, y empiece a coger cierta pericia en su labor, empezará a plantearse hacer lo que ve que otros hacen. Si estos otros mantienen conductas seguras, el joven trabajador mantendrá su conducta original. En caso contrario, si comprueba que compañeros suyos cometen irregularidades y obtienen refuerzos positivos a dichas conductas de riesgo, el joven percibiéndose a sí mismo suficientemente capacitado, imitará tales conductas. Resultado: Aumenta la probabilidad de accidente.

Todo esto nos lleva a determinar el modelo situacional de Hersey y Blanchard sobre la madurez o grado de desarrollo. En este caso, trasladaremos esta cuestión a la experiencia y el interés en seguridad y salud laboral que tienen las personas que trabajan con nosotros. ¿Reconocemos los siguientes patrones de conducta?:

  • El trabajador sin experiencia y con alto interés en prevención (D1)
  • El trabajador con poca experiencia y poco interés en prevención (D2)
  • El trabajador experto, pero con poco interés en prevención (D3)
  • El trabajador experto y con alto interés en prevención. (D4)

El joven trabajador de nuestro ejemplo responde al patrón D1. Con el paso del tiempo, si las circunstancias son las apropiadas y aun con poca experiencia, dejará de mostrar interés por la prevención y pasará a desarrollar conductas típicas del patrón D2.

Como en nuestro ejemplo, existe el trabajador D3. Trabajador que tiene experiencia y que muestra poco interés por la prevención. Interesante objeto de valoración individual en estadísticas de siniestralidad. Incluso, comparativa con nuestro cuarto patrón (D4), el trabajador con experiencia e interés por la prevención.

Según esto, ¿qué podemos hacer con estos cuatro prototipos de trabajadores y en especial con el D1 y D3?

Con el trabajador D1 estructurar perfectamente las tareas y su prevención. Apoyo directo....

Con el trabajador D2, persuadiéndolo. Apoyándole en lo que necesite. Organizándole adecuadamente el trabajado y las instrucciones preventivas....

Con el trabajador D3, insistiéndole tantas veces como sea necesario. Recriminando sus conductas de riesgo y reforzando las conductas seguras. Sobre todo haciéndole entender que es un ejemplo para los demás compañeros y que por tanto se debe a ese compromiso.

Finalmente, con el D4 podemos contar. Podemos delegar en él aspectos relativos a la tarea y su prevención. En nuestro ejemplo sería la persona idónea para trabajar en paralelo con nuestro joven trabajador.

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