Avanzando hacia la “CIUDAD CIRCULAR”

Avanzando hacia la “CIUDAD CIRCULAR”

Las ciudades del mundo se enfrentan a grandes desafíos, y deberán estar preparadas para hacerles frente con eficacia. La adopción del modelo de Economía Circular constituye un instrumento clave para asegurar la sostenibilidad de los sistemas urbanos.
23 Marzo 2021

LAS CIUDADES EN EL ESCENARIO GEOPOLÍTICO GLOBAL

Más de la mitad de la población mundial reside actualmente en zonas urbanas, y Naciones Unidas estima que el número de habitantes urbanos alcanzará los 10.000 millones de personas en el año 2050. En este escenario, la demanda de recursos esenciales como el agua, la energía y los alimentos, adquirirá dimensiones incompatibles con el actual modelo de producción y consumo, a la vez que se incrementarán la generación de residuos, la contaminación, las desigualdades sociales y las crisis de convivencia.

Las ciudades, al concentrar personas sobre territorios reducidos, constituyen un escenario perfecto para apostar por la sostenibilidad. Actúan como caldo de cultivo para la innovación, al tiempo que facilitan el intercambio de recursos, energía e información, y disponen de un conjunto de ciudadanos para probar nuevos modelos de gestión. En las ciudades es posible procesar y utilizar gran variedad de datos para optimizar, orientar y controlar la eficacia de diversos sistemas, tales como la vivienda, la salud, el trabajo, la energía, la movilidad, el transporte, la logística, los recursos hídricos y los residuos, aspectos que adquieren especial relieve si se tiene en cuenta que las ciudades, entre otras variables, consumen el 75% de la energía producida, y generan el 80% de las emisiones globales de CO2.

Las ciudades no son máquinas. Son un cuerpo vivo. Los metabolismos urbanos son complejos e interdependientes, y no se puede cambiar una función sin crear algún impacto en las otras. A medida que crecen los desafíos para las ciudades, surge la necesidad de establecer acciones que ayuden a construir resiliencia. Como respuesta a esta situación, las ciudades deben repensar sus estrategias de gestión para manejar los sistemas urbanos de acuerdo con los principios de la economía circular. Además de estimular oportunidades de negocio innovadoras, la circularidad puede ayudar a los responsables de tomar decisiones a trabajar con eficacia en medio de esta complejidad. 

ESTRATEGIAS E INSTRUMENTOS PARA AVANZAR HACIA LA CIUDAD CIRCULAR

Las acciones que constituyen un requisito esencial para avanzar con eficacia hacia la consolidación de la “ciudad circular” son las siguientes:

  • Adopción de los principios de la edificación circular.
  • Optimización de la gestión y uso de recursos vitales: agua y energía.
  • Gestión responsable de los residuos.
  • Implantación de modelos racionales de transporte, movilidad y logística.
  • Empleo de tecnologías basadas en la digitalización.
  • Ejercicio de la gobernanza transversal y multilateral.

Adopción de los principios de la edificación circular

Los edificios, componentes fundamentales del tejido urbano, son unidades complejas y multisistémicas, sujetas a numerosos procedimientos individuales de control y mantenimiento enfocados a garantizar la seguridad y comodidad de sus ocupantes. A nivel mundial, los edificios consumen alrededor del 42% de toda la electricidad, más que cualquier otro activo. De mantenerse la actual tendencia, en 2025 los edificios serán los mayores emisores de gases de efecto invernadero del planeta. Ante estos hechos, es preciso realizar serios esfuerzos para abordar la eficiencia y la sostenibilidad en el sector de la edificación.

El entorno de la construcción ha de evolucionar hacia ofrecer algo más que refugios para las personas. Las viviendas, oficinas y centros de pública concurrencia han de ser edificios modulares, inteligentes, confortables, seguros, duraderos y sostenibles, diseñados y construidos con métodos y materiales susceptibles de ser reciclados, reutilizados y recuperados. Con creatividad, innovación y orientación preventiva, los edificios se deben convertir en focos de actividad circular para incrementar la duración del ciclo de vida de materiales y recursos, favorecer la protección de los ciudadanos, y garantizarles el poder disfrutar de ambientes acogedores.

Optimización de la gestión y uso de los recursos vitales: agua y energía

El agua es un recurso escaso y limitado. La superficie del planeta está constituida por un 30% de tierra y un 70% de agua, de la cual:

  • El 97% es agua salada, y solo el 3% es agua dulce.
  • A su vez, el 69% del volumen de agua dulce de la tierra está en estado de hielo en glaciares y casquetes polares.
  • El 30% de agua dulce es agua subterránea.
  • Solo un 1% del agua dulce está disponible a nivel superficial.

Al gestionar el ciclo hídrico en ciudades se ha de tener en cuenta el aumento de la población y de la urbanización, factores que desencadenan el incremento de residuos y el consumo y vertido de aguas residuales, con el coste añadido de su depuración y regeneración. Buena parte de la población del mundo aún no tiene acceso al agua potable, y se estima que debido al aumento de la población la demanda de agua en las ciudades se incrementará un 55% hacia el año 2050.

El sistema energético actual, basado en los combustibles fósiles, es el origen del problema del calentamiento global y de la crisis climática. Incrementar la producción y el uso de energía proveniente de fuentes renovables reduce los riesgos de incremento y volatilidad del precio de los combustibles fósiles, además de originar beneficios por mitigación.

En las urbes, a la creciente demanda de recursos hídricos y energéticos, se suma su contribución al calentamiento global y su impacto en el clima, con efectos perjudiciales para la seguridad, la salud y la calidad de vida de los ciudadanos. Por estos motivos, el desarrollo de iniciativas circulares, tales como la depuración y reutilización de aguas residuales, la optimización de las redes de distribución de agua y energía, y la apuesta por tecnologías de producción de energías renovables, constituyen alternativas circulares de gran valor para asegurar la sostenibilidad de los recursos hídricos y energéticos en las ciudades.

Gestión de residuos

El 75% del consumo de recursos naturales se produce en las ciudades. Las ciudades producen el 50% de los residuos mundiales y el 60-80% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En las ciudades se utilizan y desperdician la mayoría de los materiales, y en ellas los edificios y muchos productos son desperdiciados o subutilizados. Un requisito fundamental para asegurar el equilibrio del sistema urbano es gestionar de modo responsable los residuos que genera una población altamente concentrada, y evitar que éstos desencadenen episodios contaminantes que pongan en riesgo las condiciones ambientales y la seguridad y salud de las personas.

Los métodos tradicionales de gestión de residuos se basan principalmente en la incineración y en el depósito en vertederos. Estas técnicas implican un coste importante, no solo por lo que supone la recogida, traslado, procesamiento y manipulación de una cantidad y de una variedad cada vez mayor de materiales residuales, sino también por el impacto que generan en la sociedad, la salud pública y el medio ambiente. Dicho impacto se hace evidente cuando se manifiestan la contaminación del aire por compuestos orgánicos e inorgánicos, la producción de gases de efecto invernadero, las emisiones de dioxinas, y la contaminación de aguas superficiales y subterráneas por lixiviación, escurrimiento y percolación.

La gestión de los residuos municipales es uno de los ámbitos que ofrece buenas oportunidades para impulsar la circularidad en las ciudades. Para gestionar los residuos con criterios de sostenibilidad, la economía circular estimula la eliminación y la reducción de la generación de residuos, y propicia su reincorporación a los circuitos productivos bajo la forma de nuevos recursos, permitiendo de este modo mantener los materiales en las cadenas de valor durante el mayor tiempo posible.

Movilidad y logística

Para implantar esquemas adecuados de movilidad se dispone actualmente de un conjunto de opciones, propuestas y estrategias de naturaleza sostenible aplicables directamente al entorno urbano y al transporte público, que son igualmente válidas en relación con los servicios de logística, transporte y distribución requeridos en diversos sectores. Las opciones circulares más atrayentes en el ámbito urbano, que para mayor eficacia deben ser adoptadas de modo conjunto, son las relacionadas a continuación:

  • Recuperar espacios vacíos o infrautilizados, y regenerar el tejido urbano mediante la rehabilitación y la edificación sostenible para consolidar una ciudad “amigable” y evitar la dispersión urbana, generadora de grandes necesidades y problemas de movilidad.
  • Fomentar el uso de vehículos eficientes y de bajas emisiones contaminantes.
  • Estimular el uso del transporte público y colectivo.
  • Adoptar el concepto “smart mobility” en el transporte, aprovechando el uso de las tecnologías digitales para “diseñar” la movilidad.
  • Incentivar la “logística inteligente”, optimizando rutas y esquemas de distribución.
  • Fomentar la “logística inversa” y evitar el transporte de capacidad infrautilizada.
  • Incentivar la “logística distribuida”, la ubicación de infraestructuras y parques logísticos multimodales, y optar por sistemas de transporte seguros y sostenibles.
  • Desincentivar el uso del automóvil e impulsar el uso compartido y la mejor ocupación.
  • Elaborar planes de actuación en movilidad con la participación de todos los agentes y sectores implicados.
  • Establecer campañas de información ciudadana que señalen medidas favorables a la adopción de estilos de conducción responsable que estimulen la reducción de emisiones contaminantes y eviten el riesgo de accidentes.
  • Incentivar el teletrabajo y los horarios flexibles con el fin de reducir los desplazamientos y la congestión de tráfico.

La Digitalización en la ciudad circular

En el ámbito urbano, la digitalización representa una valiosa herramienta para facilitar el logro de la sostenibilidad integral. En igual sentido, la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la calidad de los servicios urbanos y reducir costes, marca tendencias que conducen a mejorar la movilidad, la logística y el transporte, a optimizar el consumo de energía, a gestionar con eficacia los recursos hídricos y la gestión de residuos, y a racionalizar otros servicios destinados a los ciudadanos.

Todas estas opciones se consiguen mediante la instalación de sensores que recogen en tiempo real la información necesaria para llevar a cabo, entre otras posibles actuaciones, el control del tráfico de vehículos, de los estacionamientos, del transporte público, de los circuitos de suministro, del estado de los contenedores de residuos para racionalizar las rutas de recogida y procesamiento, y de los sistemas de iluminación urbana.

Frente a los retos que plantea la evolución urbana, la obtención en tiempo real y el análisis de grandes volúmenes de datos generados por los sensores se ha convertido en esencial para establecer estimaciones y tomar decisiones con objetividad. Ante esta realidad, debido a la gran variedad de fuentes de información y al volumen de datos generados por la digitalización, las ciudades deben diseñar estrategias basadas en el “Big data” para procesar grandes volúmenes de información, extraer conclusiones objetivas, compartir la información entre sectores afines y complementarios, tomar decisiones acertadas, desarrollar modelos predictivos, y establecer por esta vía las adecuadas estrategias conducentes a la sostenibilidad integral.

Gobernanza, Liderazgo, transversalidad y multilateralidad

El nivel de incertidumbre y la enorme volatilidad, característicos del actual entorno geopolítico, exigen adoptar modelos de liderazgo y gobernanza transversales y multilaterales que apuesten por asegurar la sostenibilidad en el mundo globalizado. Un reto que debe ser asumido por personas, empresas, líderes y gobernantes con responsabilidad y voluntad de compromiso.

La evolución hacia el asentamiento de la sociedad y de la economía globalizadas se está produciendo en paralelo a cambios diversos y de variada magnitud que, de uno u otro modo, configuran un entorno económico, social y político diferente al que ha predominado durante y después de la revolución industrial y post industrial. Los cambios a los que obliga la cuarta revolución industrial, derivados del auge de la digitalización y de la Industria 4.0, constituyen la razón que fundamenta la necesidad de remodelar los estilos de comportamiento a los que se enfrenta la sociedad del futuro inmediato.

Los cambios que ocurren en un entorno económico cada vez más imprevisible, incierto y complejo, configuran un escenario de creciente inestabilidad, variabilidad y caos, frente al cual se han de poner en marcha nuevas capacidades de acción y reacción. Los cambios globales repercuten tanto en el ámbito económico como social, y obligan simultáneamente a actuar preventivamente frente las incógnitas del futuro. La transformación de las estructuras organizativas, con el paso de esquemas jerarquizados y piramidales a modelos de organigramas planos, integrados por equipos virtuales de trabajo basados en el conocimiento, son claros ejemplos de las modificaciones adaptativas frente al nuevo orden. La trayectoria hacia la sostenibilidad en la era global por la vía del conocimiento impone como condición el ejercicio de nuevos estilos y modelos de comportamiento, marcados por el afianzamiento de los principios de participación, de cooperación, de responsabilidad, de delegación, de aptitud profesional y de trabajo en equipo, sin los cuales difícilmente es posible alcanzar objetivos de prosperidad.

Situados en este escenario, destaca la necesidad de actuar aplicando de modo transversal y multilateral un estilo de gobernanza y de liderazgo que permita gestionar los recursos evitando tanto el impacto negativo sobre la sociedad como sobre el medio ambiente. Alcanzar este objetivo no es fácil, habida cuenta de las tensiones y conflictos de intereses presentes en el contexto del mundo global, y de la decepción de la sociedad civil por el crónico incumplimiento de las promesas que formulan quienes ejercen la función pública y la política. El reto obliga a unir los esfuerzos de todos los actores comprometidos en el desarrollo de estrategias conducentes a este objetivo, incluyendo ciudadanos, empresas y esferas gubernamentales. Además, la aplicación de la circularidad, un concepto holístico y sistemático, requiere tener en cuenta el sector específico en el cual se sitúa cada actividad, respetando los parámetros que lo configuran, sin perder de vista el enfoque integral que debe mantener con todo el resto del sistema.

La gobernanza del medio urbano, enfocada con los instrumentos de la circularidad, debe favorecer las alianzas colaborativas y la búsqueda de la simbiosis, con el fin de generar sinergias como resultado de la implantación y desarrollo de las iniciativas circulares, y superar por esta vía las barreras que conlleva su aplicación. Se debe buscar la prosperidad implantando esquemas de colaboración innovadores entre auténticos “socios globales” dispuestos a adoptar planteamientos multilaterales que permitan aprovechar los beneficios económicos, ambientales y sociales de modelos de trabajo innovadores, haciéndolos extensivos de modo responsable, recíproco y solidario al resto de los agentes involucrados en la aventura circular.

OBJETIVO: LA “SMART CITY” COMO MODELO DE CIUDAD CIRCULAR

Si el aumento continuo de la urbanización se afronta con la adopción de los principios de la economía circular, será posible reducir el coste asociado a muchos servicios urbanos, tales como la logística, la movilidad, la gestión de la energía y de los recursos hídricos, y el tratamiento de residuos. Al margen de la optimización de los métodos tradicionales disponibles para controlar estos aspectos en zonas urbanas, las innovaciones vinculadas a la emergencia del fenómeno “smart city” o “ciudad inteligente” pueden generar interesantes mejoras en estos ámbitos, y lograr avances sustanciales al propiciar la toma de conciencia y la adopción de hábitos de consumo responsables por parte de la ciudadanía.

Si la “smart city” se plantea sobre la base de la aplicación de los principios de la circularidad, las ventajas que se pueden conseguir desde el punto de vista de la sostenibilidad son también importantes. El enfoque holístico y sistemático de la circularidad permite optimizar en las ciudades el uso de un sinnúmero de recursos y procedimientos encaminados a hacer de ellas unidades seguras y sostenibles de modo integral. En esencia, las ciudades inteligentes conforman auténticos ecosistemas que agrupan a diversos grupos de interés, comprometiéndolos a un esfuerzo conjunto para estimular el desarrollo económico y la conservación del medio ambiente.

Las áreas más destacables en las que las prácticas circulares contribuyen a consolidar el concepto “smart city” son las siguientes:

  • La integración inteligente de la digitalización y de las herramientas informáticas para gestionar con eficacia el conjunto de organizaciones y sistemas que configuran el complejo tejido urbano. Las ciudades inteligentes deben ser diseñadas y planificadas con el objetivo prioritario de mejorar la calidad de vida de sus habitantes mediante la informática y la tecnología, procurando optimizar la eficacia y la eficiencia de todos los servicios.
  • La racionalización de la logística, la movilidad, la distribución y el transporte público mediante el establecimiento de esquemas intermodales de tráfico regulados con sensores digitales y monitorización en tiempo real.
  • La reducción y racionalización del consumo de agua y energía mediante el establecimiento de redes de distribución inteligentes, el empleo de equipos y sistemas de bajo consumo, el diseño de edificios sostenibles, y el uso de energías renovables.
  • El control detallado de la trazabilidad y la logística de recogida, selección, reciclaje, reutilización y valorización de todo tipo de recursos, residuos y materiales que circulan en el entorno urbano y sus áreas de influencia, mediante técnicas basadas en el uso de sensores, en la geolocalización y en la implantación de modelos de simbiosis industrial.
  • El empleo de tecnologías avanzadas en los procesos de recogida, selección y reciclado de envases y otros residuos especiales mediante plataformas tipo “Smart Waste”, y herramientas de gestión de información y análisis de datos como “Big data” para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios municipales de gestión integrada.
  • La gestión optimizada de residuos mediante contenedores inteligentes, vehículos de recogida más respetuosos con el entorno, e incorporación de sistemas de robótica en la selección y el tratamiento de residuos, adoptando en las plantas de procesamiento los métodos de la Industria 4.0.
  • La reducción de emisiones contaminantes y gases de efecto invernadero mediante estrategias, métodos, sistemas y herramientas que permitan monitorizar y garantizar las mejores condiciones ambientales, de seguridad y de salud, y asegurar la sostenibilidad del ecosistema urbano.
  • La implantación del concepto “Smart Building” en el sector de la edificación, utilizando métodos de construcción biosostenibles, e introduciendo elementos de la naturaleza en los edificios con la adopción del “Diseño Biofílico”.

La Economía Circular es un instrumento de gran valor para consolidar la sostenibilidad de las ciudades, siempre y cuando sea utilizado con la voluntad, el esfuerzo, la disciplina y el oportuno grado de compromiso por parte de quienes tienen en sus manos los medios y asumen la responsabilidad de aplicarlo de modo eficaz.

¿Qué opinas de este artículo?