Asociación entre la trayectoria laboral y el estado de salud actual en adultos mayores

Los adultos mayores que continúan trabajando es fenómeno que se observa con mayor frecuencia, la edad de retiro cada vez más grande y la precaria situación económica obliga a este grupo etario a permanecer en actividades productivas, esta circunstancia genera la interrogante de cuál es la historia laboral de los AM que no les permitió obtener una pensión digna que posibilite dejar de trabajar y cuál es su estado de salud general mientras realizan tal actividad. Por ello el objetivo de este trabajo fue reconstruir la trayectoria laboral de los Adultos Mayores y asociarla con su estado de salud actual, mediante la realización de un análisis retrospectivo de 150 encuestas a adultos mayores (hombres y mujeres) de las casas del adulto mayor de la zona oriente de la CDMX y que trabajaron al menos el 75% de su vida. Se creó la variable desgaste laboral, en la cual se analizaron: lugar de trabajo, antigüedad, horarios, puesto, tipo de contrato, sueldo, prestaciones de ley de los últimos 5 trabajos. Cada situación fue sumada para obtener un índice de desgaste. Los resultados muestran que, del total de adultos mayores encuestados, el 28% continúan laborando en condiciones precarias, incorporados principalmente en el sector informal. Los riesgos más frecuentes de su historia laboral fueron la exposición a cambios bruscos de temperatura y ruido, mientras que en las exigencias se reportaron: las jornadas extensas, trabajos a destajo y esfuerzos físicos muy pesados. Sus principales padecimientos fueron: hipertensión, diabetes y trastornos musculoesqueléticos.
Tema secundario: 
Autor principal: 
Karina
MoralesGranados
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco
México
Coautores: 
Mireya
ZamoraMacorra
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco
México
Irina
Lazarevich
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco
México
Introducción: 

El envejecimiento se ha convertido en uno de los retos más importantes para las sociedades actuales. En poco tiempo el grupo poblacional de 60 años y más se incrementará considerablemente, con ello se requerirá mayor demanda en servicios de salud, seguridad social e ingresos económicos (Ham, 2011).

El cambio demográfico ha ocasionado una serie de exigencias para los que la sociedad actual no está preparada, el aumento en la demanda de servicios de salud y la insuficiencia de recursos para cubrir las pensiones, condición que ha ocasionado que los sujetos continúen laborando pese a su edad y estado de salud, por lo que los adultos mayores actuales y aquellos que llegarán a pertenecer a este grupo etario se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

Condiciones como gozar de un buen estado de salud, independencia, ingreso económico suficiente, mantener una relación estable con la familia y amigos, mantenerse activos (física, social, laboral y culturalmente), tener acceso a servicios sociales y sanitarios, una vivienda cómoda y de calidad, sentirse satisfecho con la vida y tener la posibilidad de aprender nuevas cosas es sinónimo de una buena calidad de vida (Fernández, 1997).

Sin embargo, la baja calidad de los empleos no permitirá que las personas puedan ahorrar y lograr un nivel de vida digno fuera del mercado laboral, problemática a la cual tendrán que enfrentarse los adultos mayores, (Enciso, 2012).

Actualmente, las condiciones de trabajo son adversas para la población, particularmente para los adultos mayores. Pedrero (1999) menciona que el cambio tecnológico y la concentración del capital han desplazado, a los trabajadores, se han adoptado métodos ahorradores de mano de obra, permitiendo mayor productividad, sin embargo, ha contribuido a que las personas tengan menos posibilidad de ingresar a un empleo formal y estable.

En la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2017), se encontró que las principales ocupaciones de los adultos mayores son: el comercio, trabajos independientes, construcción, industria manufacturera, transportes, servicios profesionales, financieros, corporativos, trabajos de limpieza y de ayudante general. Aguirre (2011) afirma que el empleo informal se ha convertido en el primer sector de actividad económica para este grupo etario, que se caracteriza por la falta de prestaciones, como seguridad social para sus trabajadores.

Hoy en día, miles de adultos mayores forman parte de la población económicamente activa, situación que lleva a reflexionar sobre las condiciones que tuvieron los adultos mayores en sus centros laborales, el tipo de trabajo, sueldo, acceso a servicios de seguridad social y prestaciones de ley; condiciones que permiten a los trabajadores generar un ahorro para esta etapa de su vida y con ello evitan continuar laborando en la vejez.

Por esta razón, realizar una investigación la cual permita analizar la situación laboral, el estado de salud actual y las repercusiones que esto puede generar en la calidad de vida de aquellas personas que trabajaron o continúan insertos en el mercado laboral a pesar de su estado de salud es ineludible.

Metodología: 

Se realizó una investigación de tipo trasversal descriptivo. La muestra se conformó por 150 personas entre hombres y mujeres, las cuales asisten a Casas de Adulto Mayor (CAM) ubicadas en la zona oriente de la Ciudad de México (CDMX) que trabajaron al menos el 75% de su vida laboral activa y que firmaron la hoja de consentimiento informado.

Se indago información sobre el estado de salud actual física y mental además de la reconstrucción de su trayectoria laboral.

Enfermedades crónico-degenerativas: Se midió a través de una adaptación de la Encuesta Individual para la Evaluación de la Salud de los Trabajadores (PROESSAT).  La encuesta indaga sobre la presencia de padecimientos que fueron diagnosticados en el último año por algún médico como son: hipertensión, diabetes, enfermedad coronaria, hernias y cáncer de cualquier tipo. La cual tiene como opciones de respuesta sí y no (Noriega et al., 2001).

Discapacidad: Se evaluó a través del Cuestionario de Evaluación de la Discapacidad WHODAS 2.0., instrumento de evaluación genérico y práctico, que mide salud y discapacidad en los últimos 30 días; evaluando la dificultad en la realización de actividades de la vida cotidiana como: caminar, bañarse, vestirse y realizar actividades domésticas, entre otras. En esta investigación se utilizó la versión abreviada de 12 reactivos con 5 opciones de respuesta; 0 = Ninguna, 1 =Leve, 2 = Moderada, 3 = Severa y 4 = Extrema / no puede hacerlo (OMS, 2015).

Depresión: Se obtuvo a través del Instrumento CESD-R (The Center for Epidemiologic Studies Depression Scale Revised). Escala que detecta probables síntomas de depresión grave, consta de 20 reactivos que indagan: tristeza, perdida de interés, falta de apetito, sueño, falta de concentración, cansancio, agitación, ideas suicidas y culpabilidad; con las siguientes opciones de respuesta 0= No es en absoluto o menos de un día, 1= 1-2 días, 2= 3-4 días, 3= 5-7 días y 3= Casi todos los días durante 2 semanas (CESD-R, 2017).

Trayectoria laboral del adulto mayor: Se analizó a través de la reconstrucción laboral de los adultos mayores, indagando principalmente en los 5 trabajos donde hayan ejercido por más tiempo. Asimismo, se realizó la reconstrucción sobre los riesgos: físicos, químicos y mecánicos, así como las exigencias a los que se expuso el trabajador durante su vida laboral activa.

Desgaste laboral: Se analizó mediante lugar de trabajo (formal, informal o auto empleo), antigüedad (años), horario de trabajo, puesto que desempeñaba, tipo de contrato, sueldo, prestaciones de ley, seguro social de los últimos 5 trabajos. Posteriormente, se realizó la suma de las ocho variables de los cinco trabajos, se dividió el resultado de la suma entre el número de trabajos, para obtener un desgaste promedio de cada trabajador.

Luego de obtener el desgaste promedio de cada sujeto y de realizar las distribuciones correspondientes, se creó una variable dicotómica para determinar si los sujetos tenían o no desgaste laboral, para ello, se consideró como punto de corte la media de la distribución, y de este modo, se determinó que aquellas personas con una suma mayor a 16 puntos se considerarían con desgaste laboral (ver ejemplo 1).

Los datos se procesaron con el programa JMP V.10 de SAS, calculando medias, desviaciones estándar, X2 y Razones de Prevalencia con Intervalos de Confianza al 95%, se consideraron valores significativos de p<.05.

Resultados: 

 

En la tabla 1 se muestra que, de los 150 adultos mayores, el 37% fueron hombres y el 63% mujeres, presentando una edad media de 70 años. En cuanto a la escolaridad, se observa que el 85% estudió un nivel básico, el 7% un nivel superior y el 8% no contó con estudios.

Al analizar el estado civil, se encontró que el 53% es casado (a) o vive en unión libre, mientras el 47% señaló que actualmente no tiene pareja. El núcleo familiar es una parte fundamental para algunas personas, dado que en algunos casos se les brinda apoyo y estabilidad emocional durante la vejez. Con respecto a ello, en la tabla 1 se muestra que casi el 100% de los adultos mayores tiene hijos, lo cual podría ser un factor importante para no vivir en el desamparo; así mismo el 43% refirió que vive con sus hijos y que en promedio el número de integrantes por vivienda es de 3 personas.

 

Más del 30% de los adultos mayores refirió que ellos solventan la mayor cantidad de gastos en sus hogares; mientras que, menos del 24% mencionó que quienes aportan mayores ingresos económicos son sus hijos, su pareja; y un 19% indicó que toda la familia contribuye con los gastos. Con respecto a las viviendas, el 90% refirió que son de su propiedad; el 48% mencionó que las condiciones actuales de éstas son mejores en comparación a cuando trabajaban activamente; construidas en su mayoría de concreto, tabique y loza; además el 100% cuenta con todos los servicios básicos como son: luz, agua intubada y drenaje (ver Tabla 2).

 

Los adultos mayores encuestados refirieron que la edad promedio en la que comenzaron a trabajar a cambio de un salario fue de 17 años, con una media de 3 trabajos durante su vida laboral activa (ver Tabla 3).

Del total de adultos mayores encuestados, el 28% actualmente sigue trabajando; poco más del 52% cuenta con seguro social y prestaciones de ley; 45% no cuenta con ningún tipo de contrato, mientras que el 40% tiene contrato de planta o base. En su mayoría los adultos trabajan en turnos matutinos y muy pocos (12%) indicaron que rolan turnos. El sector económico en cual están inmersos los adultos mayores se concentra con un 40% en oficina/ actividades profesionales; y otro porcentaje similar se dedica al comercio, mantenimiento y/o servicios (ver Tabla 3).

El 55% de los adultos refirió que el sueldo que percibe es suficiente para cubrir sus gastos, sin embargo, solo un 32% mencionó que dejaría de trabajar si tuviera el dinero suficiente para cubrir sus necesidades; mientras que el 60% señaló que su principal motivo para continuar trabajando es por falta de recursos y porque les gusta su trabajo. Del total de las personas activas laboralmente solo el 17% mencionó que recibe pensión, producto de algún trabajo. (ver Tabla 3).

 

En la tabla 4-a, se observa que solo el 13% de las personas encuestadas tuvo hasta 5 empleos, mientras que el 55% tuvo hasta tres trabajos. En la tabla se observa que de los porcentajes obtenidos de los adultos mayores casi el 70% de las personas tuvieron trabajos formales; con respecto a antigüedad en la tabla se observa un porcentaje similar en los 5 trabajos de hasta 10años y un 80% sobre las jornadas laborales de más de 8 horas. Los puestos de trabajo que desempeñaron con mayor frecuencia en sus centros laborales fueron actividades manuales y menos del 45% ejercieron puestos administrativos. 

La tabla 4-b, muestra que menos del 50% los adultos mayores a pesar de que tuvieron trabajos formales (ver tabla 8-a) trabajaron sin contrato; y solo poco más el 60% tuvo contrato de base o planta en sus centros laborales. Con respecto al sueldo que estos percibían, se observa que en su mayoría eran sueldos fijos; y más del 50% contaba con prestaciones de ley y seguro social.

 

En la gráfica 1 se observa que, en la realización de sus diversas actividades laborales, los adultos mayores estuvieron más expuestos a cambios bruscos de temperatura (63%) lo cual puede ocasionar serios problemas en vías respiratorias al igual que la exposición constante a humedad (63%) y frío (67). El 56% de los adultos refirió que estuvo expuesto a ruido y solo un 38% señaló una constante exposición a calor.

 

Las exposiciones más frecuentes que mencionaron los adultos fueron a polvo (67%), humo (62%); mientras que la mitad de los encuestados señaló una explosión a gases o vapores. El 61% refirió que estuvo en contacto con líquidos como disolventes o ácidos, los cuales pueden causar problemas dermatológicos y/o respiratorios en los sujetos.

Con respecto a las exigencias, el 73% señaló que tuvo que trabajar a destajo, 68% de los adultos mayores manifestaron que sus puestos de trabajo les exigían soportar supervenciones estrictas; el 56% refirió que necesitaban mucha concentración para no accidentarse, además de realizar tareas minuciosas y un 50% mencionó que realizaba un trabajo peligroso (ver gráfica 3).

Poco más del 50% realizaba esfuerzo físico muy pesado, 89% utilizaba gran parte de su jornada laboral movimientos que requerían fuerza con hombros, brazos o manos; 70% movimientos con espalda o cintura y un 82% contestó que permanecía de pie por más de 2 horas seguidas durante sus jornadas de trabajo (ver gráfica 4).

El 83% de los adultos mayores mencionó que sus actividades las realizaban regularmente sentados(as), situación que podría ocasionarles trastornos musculo-esqueléticos, lumbalgias e incluso problemas de circulación por el sedentarismo, mientras que un 82% lo hacían de pie, originando inflamación e hinchazón en piernas, espalda y cintura (ver gráfica 4).

En la tabla 5 se observa que en el último año las enfermedades con mayor porcentaje de diagnóstico por un médico fueron la hipertensión (63%) y diabetes (33%). Con respecto a los malestares que los adultos mayores han padecido durante los últimos 12 meses, fueron los dolores musculares en brazos, piernas, dolor en articulaciones huesos y espalda, molestias que pueden estar relacionadas con los trastornos musculo esqueléticos que padecieron el 57% de los adultos mayores, seguido del dolor lumbar con el 47%.

La dependencia es una de las problemáticas con mayor impacto durante el envejecimiento, dicha condición está relacionada con el estado de salud físico en que se encuentra la persona. Con respecto a ello la tabla 5 muestra que el 55% de los adultos encuestados tenía una dificultad leve en la realización de sus actividades cotidianas y una minoría (3%) tenía una dificultad severa (no puede valerse por sí mismo).

La tristeza, la perdida de interés, la falta o disminución de apetito contribuyen en la calidad de vida de las personas. La tabla 5 muestra que el 27% de los adultos mayores encuestados han presentado sentimientos depresivos graves durante las últimas dos semanas.

La tabla 6 muestra que realizar trabajo a destajo, una tarea minuciosa y un esfuerzo físico pesado, genera mayor prevalencia de desgaste laboral en los trabajadores (p<0.05). Además, se observa que las personas con desgaste laboral tienen 51% más prevalencia de discapacidad comparadas con las que no tienen desgaste laboral, lo cual puede afectar su entorno familiar y laboral.

Conclusiones: 

La precariedad del trabajo en adultos mayores es algo frecuente, de aquellos que continúan laborando, el 45% lo hace sin contrato, privándose de seguridad social, mientras que el 65% cuenta con algún tipo de convenio laboral (planta/base, honorario o eventualidad). Las principales actividades que realizan están relacionadas con el sector formal e informal.

Por otro lado, el desgaste laboral entre las personas que tuvieron trabajos formales y aquellos que laboraron en el sector informal fue poco específica. A través la reconstrucción laboral se pudo observar que una las principales características para determinar si la persona tiene un mayor desgaste es el tipo de actividad que desarrolló en la realización de su tarea.

Aunque más del 60% de los adultos mayores tuvo un empleo formal, solo el 35% se desempeñó en algún puesto administrativo. La mayor proporción de adultos realizó actividades manuales con jornadas mayores a 8 horas. Sin embargo, las condiciones laborales, los riesgos y las exigencias a los que se sometieron en sus centros de trabajo fueron también factores determinantes en su relación salud-trabajo, y por ende, la determinación de su condición de vida actual.

Con respecto al estado general de salud, los adultos mayores reportaron que en el último año fueron diagnosticados por un médico con: hipertensión, diabetes, algún tipo de hernias (hiatal-umbilical o inguinal), enfermedades coronarias y cáncer de cualquier tipo, padecimientos que son congruentes con el perfil patológico reportado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI,2015)

A través de la reconstrucción laboral se pudo observar que el lugar de trabajo, la antigüedad, la jornada laboral, el tipo de contrato, el sueldo y el tipo de prestaciones son fundamentales para conformar el efecto del desgaste laboral sobre la salud de los individuos. Otro factor que contribuye significativamente en el desgate de los trabajadores son las exigencias que los puestos de trabajo requieren como son trabajo a destajo, realizar tareas minuciosas y esfuerzos físicos muy pesados

Conocer el desgaste laboral, así como el estado de salud actual que los adultos mayores presentan, pueden prever la situación de las personas que hoy en día son parte del sector económicamente activo, ya que como se observó en los datos, tener buenas condiciones laborales facilita una calidad de vida satisfactoria.

Referencias bibliográficas: 

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Enciso, L. A. (21 de mayo de 2012). Difícil para adultos mayores obtener un empleo: informe. La Jornada. Recuperado de http://www.jornada.unam.mx/2012/05/21/sociedad/035n1soc

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