¿Qué es la decadencia de la agencia?

¿Qué es la decadencia de la agencia?

El desafío de la inteligencia artificial a la independencia cognitiva.
5 Junio 2025

Desde el lanzamiento de ChatGPT en noviembre de 2022, la inteligencia artificial se ha vuelto cada vez más omnipresente. Jugamos y exploramos, experimentamos con su texto y voz, imágenes y videos. La usamos en casa, en la escuela y en el trabajo. Pero, ¿dónde trazamos la línea entre el asombro y la dependencia?

Una transición gradual

Para muchos, todo comienza con una fase de exploración curiosa. Probamos nuevas capacidades de la IA —quizás una herramienta generativa para escribir o un asistente de análisis de datos— y nos intrigan sus posibilidades. Es un período de experimentación de bajo riesgo, en el que principalmente estamos aprendiendo y viendo qué pueden hacer estas herramientas. Esta fase inicial es un paso saludable para entender el potencial de la IA sin volvernos dependientes demasiado rápido. Los debates recientes sobre la integración responsable de la IA enfatizan la importancia de esta etapa exploratoria para construir una dependencia apropiada.

A medida que percibimos su valor, avanzamos naturalmente hacia una fase de integración. Las herramientas de IA se convierten en parte de nuestra rutina diaria. Las usamos para redactar correos, analizar hojas de cálculo o generar informes. Son asistentes valiosos que agilizan nuestro trabajo y aumentan la eficiencia. Parece una forma inteligente de trabajar: aprovechar la tecnología para hacer las cosas más rápido y mejor. La IA mejora nuestra productividad sin alterar fundamentalmente nuestras responsabilidades principales.

Sin embargo, la línea entre una integración útil y una dependencia habitual puede cruzarse con sorprendente facilidad. A medida que la IA se vuelve más fluida y sus resultados satisfacen constantemente nuestras necesidades, comenzamos a usarla casi automáticamente. La evaluación crítica o la verificación cruzada se acortan —o incluso se omiten— porque la IA “suele acertar”. Así, la IA deja de ser una herramienta que usamos activamente para convertirse en algo que seguimos pasivamente.

El punto más extremo de este espectro es la dependencia. En esta fase, trabajar sin IA se siente abrumador, incluso genera ansiedad. Confiamos profundamente en la IA para obtener información y recomendaciones, y rara vez cuestionamos sus resultados. Nuestra confianza en nuestro propio juicio —en las áreas donde dependemos de la IA— puede disminuir. Esta dependencia profunda nos hace vulnerables cuando los sistemas de IA fallan, cometen errores o se enfrentan a situaciones fuera de sus datos de entrenamiento. Investigaciones de Microsoft y la Universidad Carnegie Mellon también indican que el aumento de la dependencia de la IA generativa tiende a correlacionarse con una disminución del pensamiento crítico entre trabajadores del conocimiento.

Por qué debería importarte

Nuestra transición a lo largo del espectro de la decadencia de la agencia es un problema tanto personal como profesional. Ante todo, representa una amenaza personal profunda que pone en riesgo nuestra autonomía cognitiva.

Para las empresas, el impacto colectivo de la decadencia de agencia en una fuerza laboral no es solo un concepto teórico; tiene consecuencias tangibles. Un equipo excesivamente dependiente de la IA puede tener dificultades al enfrentarse a problemas nuevos que requieran pensamiento creativo o situaciones complejas que demanden juicio ético, algo que la IA simplemente no puede proporcionar.

Consideremos el auge de la IA agéntica —sistemas diseñados para actuar y tomar decisiones con una autonomía cada vez mayor. Si bien el potencial de eficiencia es inmenso, también introduce nuevos riesgos. Si los humanos responsables de supervisar estos sistemas han experimentado decadencia de agencia, puede que les falte el juicio crítico necesario para intervenir cuando un sistema de IA agéntica se desvíe o genere un resultado no deseado. La IA es cada vez más compleja y, sin embargo, a veces continúa generando información incorrecta pero convincente. Estas “alucinaciones” hacen que la supervisión humana y la evaluación crítica sean más cruciales que nunca.

Más allá de la eficiencia operativa, hay impactos humanos reales que considerar. Los efectos psicológicos de la dependencia de la IA son un área emergente de estudio. La investigación sugiere que, si bien la IA puede reducir ciertos factores estresantes del trabajo al automatizar tareas tediosas, el exceso de dependencia puede aumentar la carga cognitiva y la ansiedad, especialmente cuando las personas no pueden realizar tareas sin asistencia de la IA. Esto resalta la importancia de apoyar el bienestar del empleado y fomentar la resiliencia en un entorno laboral saturado de IA.

Además, puede surgir un fenómeno conocido como sesgo de automatización, donde las personas tienen mayor tendencia a aceptar la información generada por la IA como correcta, incluso cuando no lo es. Esto puede ser particularmente problemático si el sistema de IA se percibe como altamente competente o brinda explicaciones convincentes, aunque incorrectas. Para las empresas, este sesgo podría conducir a estrategias defectuosas, oportunidades perdidas por depender demasiado de patrones identificados por IA, o una menor capacidad de análisis e innovación independientes.

Manteniendo el control: las 4 A contra la decadencia de agencia

Contrarrestar la decadencia de agencia no significa rechazar la IA, sino cultivar una relación equilibrada e intencional con ella. Un marco útil para líderes empresariales y sus equipos son las "Cuatro A" de la integración responsable de la IA: Conciencia, Apreciación, Aceptación y Responsabilidad.

  • Conciencia es el punto de partida crucial. Requiere reconocer que la decadencia de agencia es una posibilidad real y entender cómo puede manifestarse en nuestro trabajo y en nuestros equipos. Implica estar atentos a nuestra dependencia de la IA y considerar activamente el impacto potencial en nuestras habilidades cognitivas y capacidad de toma de decisiones.
  • Apreciación significa ver la IA como una herramienta poderosa diseñada para aumentar las capacidades humanas, no para reemplazarlas. Se trata de comprender sus fortalezas en el procesamiento de datos y la identificación de patrones, al tiempo que se valora el poder único de la creatividad, intuición, inteligencia emocional y juicio ético humanos. Como dice un artículo: la clave no es reemplazar líderes con IA, sino usar la IA para tomar mejores decisiones humanas.
  • Aceptación implica integrar estratégicamente la IA donde aporte un valor claro y mejore el desempeño humano, al tiempo que se elige conscientemente mantener a los humanos involucrados en tareas que requieran habilidades cognitivas superiores, juicio ético o resolución de problemas novedosos. No se trata de automatizar todo lo posible, sino de tomar decisiones deliberadas sobre dónde y cómo se utiliza mejor la IA para apoyar, no reemplazar, la experiencia humana.
  • Responsabilidad es innegociable. Los humanos deben seguir siendo responsables de las decisiones, incluso cuando la IA haya brindado aportes o recomendaciones. Esto requiere establecer procesos claros para revisar y validar los resultados de la IA, fomentar una cultura donde se cuestione la IA y asegurarse de que cada individuo entienda su responsabilidad en el resultado final.

Al adoptar activamente estas Cuatro A, las empresas pueden crear un entorno en el que la IA sea un potente habilitador, que potencie el potencial humano en lugar de disminuirlo. Es un camino que exige esfuerzo consciente, educación continua y un compromiso con mantener el valor indispensable del juicio y la autonomía humana en la era de la inteligencia artificial.

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