Economía Circular: un nuevo enfoque para la creación de valor

Economía Circular: un nuevo enfoque para la creación de valor

Las grandes escuelas de pensamiento relacionadas con la economía circular surgieron en los años 70, pero no cobraron relieve hasta la década de los 90.
16 Octubre 2020

Redacción 

Por economía circular se entiende aquella que en principio es restaurativa y regenerativa, y que trata que los productos, componentes y materias primas mantengan su utilidad y valor máximo en todo momento, asimilando los ciclos técnicos a los biológicos. Se concibe como un ciclo de desarrollo positivo y continuo que preserva y mejora el capital natural, optimiza el rendimiento de los recursos, y minimiza los riesgos del sistema al gestionar con rigor las reservas finitas y los flujos renovables. Funciona de forma eficaz en todas las escalas, y, en definitiva, este modelo intenta desvincular el desarrollo económico global del consumo de recursos finitos.

La Economía Circular, el sistema holístico que empiezan a utilizar numerosas empresas para repensar sus ciclos productivos, adquiere en estos momentos relevancia a gran velocidad. Entre otras cosas, trabajar sobre la base de sus principios permite corregir un sinnúmero de deficiencias durante la fabricación de productos o la prestación de servicios, optimizando el consumo de recursos, reduciendo la generación de residuos y subproductos desechables, y aportando nuevas fuentes de producción y ahorro de energía. La economía circular facilita además aplicar el principio de la Prevención Integral y de la Sostenibilidad en materia ambiental, ya que incluye la consideración de los aspectos fundamentales necesarios para garantizar el modelo de desempeño que requiere la era de la globalización.

Numerosos planteamientos basados en la economía circular adquieren en la práctica la forma de “leasing” o de “renting”, de “intercambio de residuos valorizables” como materia prima o fuentes de energía, o de compromiso de “recambio-sustitución”, como es el caso, por ejemplo, de lo que se empieza a ver en el sector de los electrodomésticos, o del reacondicionamiento de equipos y maquinaria industrial. Estas iniciativas implican casi siempre la reconfiguración de los modelos de negocio, lo cual pasa necesariamente por la adopción de los principios de la “eco innovación” o del “ecodiseño”, una de las bases fundamentales del desarrollo sostenible. El diseño y los procesos productivos deben ser ajustados a la producción de artículos de larga durabilidad, bien sea mediante el incremento de su vida útil, o permitiendo la sustitución de componentes a lo largo de su ciclo de vida mediante su reparación, reacondicionamiento o nueva fabricación, principios que están del todo reñidos con la habitual práctica de la “obsolescencia programada”.

Aún más revolucionario es lo que ocurre cuando las industrias establecen con sus clientes un compromiso de implantación de modelos de negocio innovadores, mediante los cuales el proceso de reciclaje o reacondicionamiento se logra a través del retorno de los productos obsoletos a la cadena de producción. Sin embargo, este esquema es aplicable solo cuando se dispone de mecanismos, infraestructuras y vías de recolección y logística que faciliten a los usuarios el retorno de los artículos al productor o al distribuidor, lo cual implica la necesidad simultánea de cambiar los modelos y hábitos de consumo a nivel del propio ciudadano, el verdadero motor de la demanda de productos y servicios.

Aun cuando los principios de la Economía Circular son aplicables a diversos sectores de actividad, más adelante se analizarán en detalle las tendencias que en este sentido está marcando su adopción como filosofía de trabajo en dos áreas críticas que requieren atención de modo urgente y prioritario: la gestión de los residuos y del ciclo del agua. La primera, constituye una valiosa oportunidad para generar beneficios económicos y ambientales. La segunda, se enfoca a preservar un recurso escaso y frágil, que debe ser tratado con especial rigor.

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