Guía práctica para la sustitución de agentes químicos por otros menos peligrosos
Guía práctica para la sustitución de agentes químicos por otros menos peligrosos
La sustitución de las sustancias químicas peligrosas por otras que no lo sean tanto, ha de considerarse como una de las acciones más esenciales de los principios generales de la acción preventiva en la práctica de la Higiene Industrial para evitar riesgos de intoxicación y para prevenir la aparición de enfermedades profesionales.
Así se recoge en el Artículo 15: Principios de la acción Preventiva, de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, donde de los nueve principios generales que configuran el conjunto de dicho artículo, por lo menos en cuatro de ellos pueden establecerse conexiones con los conceptos básicos de la sustitución.
En atención al Artículo 15 de la Ley de Prevención de Riesgos laborales y su posterior desarrollo nor mativo la sustitución de sustancias peligrosas por otras menos peligrosas ocupa un lugar destacado en la estrategia de prevención de riesgos derivados de exposición a agentes químicos.
La actual legislación europea sobre registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias y preparados químicos, Reglamento no 1907/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, REACH (Registration, Evaluation, Authorisation, and Restriction of Chemical substances), también va en este sentido.
A lo largo de la historia de la Higiene Industrial se han propuesto numerosas sustituciones de sustancias peligrosas, que en algunos casos han concluido incluso con la prohibición de dichas sustancias.
En otros casos, las propuestas están dirigidas hacia la utilización de sustancias de menor toxicidad o con efectos ambientales menos dañinos. También se han producido fracasos en el sentido de que las sustancias propuestas inicialmente en base a una pretendida menor peligrosidad, han demostrado después, a lo largo del tiempo, unos efectos perjudiciales que habían sido desapercibidos inicialmente.
En la actualidad el concepto de sustitución es interpretado de forma amplia. No se trata simplemente de cambiar una sustancia por otra menos peligrosa, sino que también se contempla el cambio o la mejora de los procesos técnicos de control que permitan la utilización más segura de los productos y sustancias que intrínsecamente puedan presentar una cierta peligrosidad.
En ocasiones la mejora técnica de los procesos de control es la única forma aplicable para la reducción de los riesgos de exposición, ya que no se conocen sustancias que cumplan con todas las especificaciones técnicas requeribles en una determinada aplicación, y que en cambio sí que existen en la sustancia inicial considerada como peligrosa.
Con frecuencia se presentan situaciones en las que es posible la sustitución de una determinada sustancia peligrosa en sólo algunas de sus aplicaciones, es decir, la sustitución está asociada a un determinado proceso industrial o a una utilización concreta y especifica de la sustancia peligrosa.
La sustitución es, indiscutiblemente, una de las más eficaces formas de evitar o reducir los riesgos debidos a la utilización de las sustancias químicas, y como tal debe ser considerada siempre en la prevención del riesgo químico. No obstante, también en todos los casos, hay que tener presente los potenciales riesgos de las sustancias utilizadas como sustitutos que, aunque menores que los de la sustancia original, no por ello han de ser nulos.
Adjuntamos el texto completo de la Guía, editada por Fomento del Trabajo Nacional con el habitual apoyo de la Fundación para la Prevención de Riesgos Laborales.