Muerte en la mina
Muerte en la mina
Un escape de grisú mató el lunes 28 de octubre prácticamente en el acto a seis mineros que faenaban en el Pozo Emilio del Valle, en la localidad de Santa Lucía, en el municipio leonés de Pola de Gordón. El accidente se produjo cuando 11 hombres trabajaban a 694 metros de profundidad, en la galería 740 de la mina de carbón, propiedad de Hullera Vasco Leonesa. Los mineros fueron sorprendidos por un escape súbito y de gran magnitud de “grisú, un gas que devora el oxígeno de forma radical y brutal”, según informó la prensa.
El grisú es un gas con un alto contenido de metano, con pequeñas proporciones de etano, propano, butano, dióxido de carbono y nitrógeno, resultado de la degradación biológica y/o térmica de la materia vegetal. La materia vegetal se transforma en carbón por el proceso de carbonización, que comienza cuando los restos de las plantas caídas y muertas en las zonas emergidas de los pantanos se descomponen por oxidación inmediatamente después de depositarse debido a la presencia de microorganismos.
Otra parte queda en un principio recubierta de agua, y su carbonización se produce más tarde al enterrarse paulatinamente con los sedimentos detríticos. La mayor parte del metano presente en el carbón se produjo cuando aumentó la profundidad de los depósitos de la materia vegetal biodegradada. Este incremento de la profundidad fue acompañado de un aumento en la temperatura y la presión, que dieron lugar a la producción de metano termogénico, que quedó almacenado en el interior de las capas de carbón debido en parte a la presión existente. En los lugares donde descendió el grosor y la profundidad de la cobertera, se produjo una fuga de los gases, por lo que los carbones que sufren una mayor presión y se encuentran a mayor profundidad tienen un mayor contenido de gas. El gas que ha migrado desde las capas de carbón puede almacenarse en los estratos adyacentes en función de su permeabilidad.
El metano no es “tóxico” en el sentido de que afecte directamente a ningún órgano del cuerpo humano. Sus efectos se producen porque al liberarse a la atmósfera se mezcla con los componentes “normales” del aire (79% de nitrógeno y 21% de oxígeno) con lo cual el porcentaje de dichos componentes en el aire se reduce. Cuando el porcentaje de oxígeno en el aire que se respira baja del 19,5% empiezan a producirse efectos adversos (ver tabla adjunta), que pueden llegar a la muerte prácticamente inmediata, por falta de oxígeno. En definitiva, por asfixia.
De todas formas los accidentes debidos al grisú más habituales son las explosiones de la mezcla aire-grisú, que han estado en el origen de muchos accidentes con un elevado número de fallecimientos.
Fuente Propia: Prevención Integral & ORP Conference