El estrés laboral aumenta el riesgo de sufrir una isquemia cerebral

El estrés laboral aumenta el riesgo de sufrir una isquemia cerebral

Los trabajadores en puestos con mucha presión y en los que se dan situaciones poco predecibles tienen hasta un 58% más de posibilidades de sufrir ictus
19 Noviembre 2015

Trabajar en el sector servicios puede incrementar hasta un 58% la posibilidad de sufrir una isquemia cerebral. Empleos como el de camarero, auxiliar de enfermería o bombero están considerados como trabajos con un nivel de estrés tan alto que están relacionados con un riesgo mayor de accidente cerebrovascular, según un análisis de seis grandes estudios realizado por la Academia Americana de Neurología, en los que se analizó un corte amplio de población durante periodos que oscilaron entre 3 y 17 años.

En este análisis, los expertos definen como estresantes los trabajos muy exigentes (presión por las fechas límite, carga psicológica, demandas múltiples...) y poco controlables, es decir, en los que se dan situaciones poco predecibles. Entre el 11% y el 27% de los participantes en los estudios analizados tenían un trabajo considerado de alto estrés y pertenecían al sector servicios.

Los accidentes cerebrovasculares más comunes entre los trabajadores estresados son las isquemias, causadas por la obstrucción del flujo sanguíneo, que dificultan el acceso de la sangre al cerebro. Las personas con empleos muy exigentes y con poca posibilidad de control tienen un 58% más de probabilidades de sufrir una isquemia que los que tienen trabajos más tranquilos. También sucede, según la investigación, que los empleos muy exigentes pero en los que apenas se dan situaciones poco predecibles, en el día a día, no afectan a las probabilidades de sufrir este tipo de dolencia, como sucede con los arquitectos o los ingenieros.

Aunque las hemorragias cerebrales son un tipo de accidente cerebrovascular menos común que las isquemias, el análisis encontró que también lo sufren más las personas con empleos estresantes: estas tenían un 22% más de riesgo de hemorragia cerebral que los que tienen empleos más tranquilos. En las mujeres, el porcentaje aumenta hasta el 33%.

Pero el tipo de trabajo no es la única causa directa de estas dolencias, la Academia Americana de Neurología valora distintas opciones. "Lo más probable es que los empleos de alto estrés conduzcan a comportamientos menos saludables, como los malos hábitos alimenticios, el tabaquismo y la falta de ejercicio, prácticas que aumentan las probabilidades de sufrir isquemias", explica Dingli Xu, una de las responsables del metaanálisis.

La Academia Americana de Neurología ha llegado a todas estas conclusiones después de analizar la investigación disponible sobre la tensión laboral y el riesgo de accidente cerebrovascular. Los estudios analizados incluyen a 138.782 participantes que fueron seguidos entre 3 y 17 años.“Tener un trabajo estresante siempre se ha vinculado con enfermedades cardíacas, pero hasta ahora las investigaciones que relacionan el estrés y los accidentes cerebro vasculares habían mostrado resultados inconsistentes”, asegura Xu.

Tal y como aparece en el informe, la probabilidad de sufrir ictus tiene que ver tanto con la exigencia del trabajo como con la capacidad de control que se tenga sobre él. "Es razonable valorar la necesidad de intervenciones destinadas a aumentar el control en los trabajos, como la descentralización de la toma de decisiones y la flexibilidad en la estructura de trabajo", asegura Jennifer J. Majersik, miembro de la Academia Americana de Neurología.

Dingli Xu, una de las responsables del metaanálisis, reconoce que la investigación tiene varias limitaciones, como que el estrés laboral se midió solo en momentos concretos durante el periodo analizado, y que otros factores, como la presión arterial o el colesterol, no estaban bien recogidos en los estudios originales. Además, el trabajo físico y el número total de horas trabajadas no se incluyeron. Aunque estas pegas no quitan fuerza a los resultados de este análisis, según los autores. El metaanálisis se publica este miércoles en la edición online de Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.

Fuente: EL PAÍS

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