Descubre los 5 tipos de procrastinación y averigua cuál es el tuyo
Descubre los 5 tipos de procrastinación y averigua cuál es el tuyo

De una jornada completa de trabajo o de estudio, sin duda no todas las horas son productivas. La procrastinación es ese fantasma que aletea sobre nuestras cabezas, las musarañas que nos distraen con vaguedades, tonterías o planes futuros y que nos impiden concentrarnos en la tarea presente que tenemos delante, originando frustración. Este término (procedente del latín procrastinare pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), alude a la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
La estrategia para que tu cerebro deje de procrastinar en 5 segundos
¿Por qué pospones todo aquello que tienes pendiente, desde poner la lavadora a matricularte en un curso, iniciar una dieta sana, hacer las tareas del hogar o continuar el proyecto que tienes entre manos como freelance -y cuya deadline está a punto de expirar-? La razón por la que decides abrir otro vídeo de gatitos, consultar en Filmaffinity la nota de la nueva serie de Netflix que quieres ver o vagar de forma errática por la bandeja de entrada de tu correo electrónico define el tipo de procrastinador que eres. Y te lo vamos a contar a continuación, para que puedas invocar de nuevo tu fuerza de voluntad y disciplina, condimentarlas con una pizca de motivación y volver a la carga.
Los cinco tipos de personas que procrastinan más comunes
Estos son los cinco tipos de procrastinación según el psicólogo y autor Neil Fiore, un especialista en analizar los problemas más comunes de productividad. Lo fundamental para distinguirlos son los motivos por los que pospones la actividad o tarea pendiente.
- El perfeccionista: Huyes compulsivamente de los juicios ajenos de valor y temes de forma desmedida que te corrijan tus errores o señalen tus fallos. Por eso, puede que dediques tiempo y ahínco en aspectos o componentes determinados de un proyecto, que lo completes a última hora o que dudes de él y lo evites.
- El impostor: Temeroso de ser inferior al resto o no obtener buenos resultados, pospones todo para evitar este riesgo. Es habitual cuando tus jefes o allegados son personas difíciles de complacer, desarrollando un mecanismo de indefensión aprendida. Esta sucede cuando el sujeto ha “aprendido” a comportarse pasivamente, con la sensación subjetiva de no poder hacer naday que no responde a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación aversiva.
- El desmotivado: Cuando el trabajo o la tarea a realizar es aburrida o desagradable, intentas posponer las cosas para evitar hacerlo, según indica Nicole Bandes, fundadora de la consultora Productivity Expert. Si odias lo que estás haciendo o te resulta estúpido, mecánico o repetitivo es difícil motivarte para actuar.
- El abrumado: Este tipo de procrastinación se produce cuando estás saturado, tienes mucho estrés o la carga de trabajo es demasiado elevada. La idea que subyace es “hay demasiado que hacer, y es difícil saber por dónde empezar, así que no hago nada”, dice Fiore. También puede darse con exceso de materia lectiva en período de exámenes o ante una oposición.
- El afortunado: Algunas personas han experimentado y/o creen que hacen su mejor trabajo bajo presión, por lo que posponen las cosas hasta que se encuentran entre la espada y la pared. Esta práctica es peligrosa en el terreno laboral, ya que se te pueden pasar plazos de entregas, poner en riesgo tu reputación profesional o en todo caso, pasar un mal trago.
Si quieres decir adiós a la procrastinación, repasa la siguiente guía.