Constantin Meunier (1831-1905) Industria, 1896 (Altorrelieve en bronce) Musee d’Orsay, París

Constantin Meunier (1831-1905) Industria, 1896 (Altorrelieve en bronce) Musee d’Orsay, París

Un relieve en bronce de Constantin Meunier, que representó fielmente a los trabajadores de las fundiciones de hierro y del acero de Valonia (Bélgica), nos recuerda el tema de la neumoconiosis del hierro
3 October 2014

Sobre un fondo de fuego y humo, dos musculosos hombres semidesnudos, con las cabezas erguidas, rostros nobles como dioses romanos, son captados en pleno esfuerzo. Uno tirando con todas sus fuerzas; el otro, que está con un casco, levantando su martillo dispuesto a percutir. El suyo es un trabajo sofocante, peligroso, que requiere una gran concentración y determinación. Son trabajadores de la fundición de Valonia, temas frecuentes para el pintor y escultor belga Constantin Meunier. Este altorrelieve en bronce (Industria) es uno de cuatro (la mina, la cosecha, el puerto y la industria) que creó como parte de un gran monumento al trabajo. Tendrían que pasar casi 20 años tras su fallecimiento para que el Monumento al Trabajo fuese erigido. Completado como parte de las celebraciones del centenario de la independencia de Bélgica (1930-1931), la obra se ubica en la actualidad en el Puerto de Bruselas e incluye, además de los cuatro altorrelieves de los laterales, cinco estatuas a tamaño natural en bronce que representan al sembrador (que personifica el cultivo de la tierra), al antepasado (el hombre de edad que caracteriza el pasado y la tradición), al minero (que encarna las minas de hulla), al herrero (que materializa la metalurgia) y, finalmente, a la maternidad, que simboliza el futuro.

Constantin Meunier nació en Etterbeek, Bruselas, el 12 de abril de 1831 y entró en la Academia de Bellas Artes de Bruselas en septiembre de 1845 para estudiar escultura; pero, frustrado por su incapacidad para expresarse, se centró en la pintura, que se convertiría en su principal objetivo durante los siguientes 20 años.

Sin embargo, una visita a la empobrecida región minera de Valonia (Bélgica) en la década de 1880 lo atrajo de nuevo a la escultura.

Esta visita, en donde observó de primera mano la dureza del trabajo de los mineros, lo marcó profundamente. A raíz de este hecho se hizo militante del partido socialista obrero, en una época en la que Bélgica se transformaba profundamente por la industrialización y por el impulso de las organizaciones sindicales. Se convirtió en el maestro de un nuevo tipo de arte social que llenaba un vacío dentro de la representación de la realidad de la época, dándole cara al trabajador, y cosechando un éxito rotundo con “El martillador”, presentado en el Salón de París en 1886. Un año más tarde fue nombrado profesor de pintura en la Academia de Lovaina, y en el año 1899 fue elegido Miembro de la Real Academia de Bélgica. Ese año se construyó una casa-estudio en Ixelles, un suburbio de Bruselas, donde vivió hasta su muerte, el 4 de abril de 1905. El Estado belga adquirió el edificio (ahora el Museo Meunier), que alberga ejemplos de su trabajo desde 1875 hasta 1905.

La región Valona ha estado asociada durante mucho tiempo con la fabricación del hierro y, aunque varios artistas locales (Henri met de Bles y Lucas van Valckenborch en el siglo XVI y Leonard Defrance en el XVIII), han intentado capturar el espíritu del “metal valonés”, ha sido el canto de Meunier a las clases trabajadoras el que ha aportado un nivel de realismo social, nobleza y fuerza que ningún otro ha podido igualar.

Históricamente los trabajadores de la industria del metal han estado expuestos a muchos riesgos, incluyendo altas concentraciones de polvos y humos, así como a compuestos orgánicos volátiles y a la radiación. En un estudio realizado en trabajadores franceses de la industria del acero no se encontró ninguna relación entre la exposición a óxidos de hierro y cáncer pulmonar. Sin embargo, hoy en día, a nivel mundial, la industria de la fabricación del acero está dominada por China y las demás potencias asiáticas (Japón, Corea del Sur e India). De forma preocupante, un estudio retrospectivo chino de una cohorte de trabajadores del hierro-acero mostró un riesgo incrementado para todas las neoplasias; al mismo tiempo la mortalidad por cáncer fue elevada en dos complejos coreanos de fabricación de hierro y acero. Esto puede indicar que los programas de salud preventiva para proteger a los trabajadores van rezagados en relación con la velocidad de las nuevas tecnologías para transformar economías anticuadas en modernas, planteando la cuestión de ¿por qué? Presiones económicas, diferencias culturales, una dirección desinformada y una inadecuada infraestructura puede que contribuyan a ello. Por eso, para lograr conseguir la estrategia de mejora de la salud en el lugar de trabajo, antes es necesario abordar estos problemas.

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