¿Son más exitosas las empresas gestionadas bajo la RSC?

¿Son más exitosas las empresas gestionadas bajo la RSC?

Una publicación de “Harvard Business Review” sobre el cambio producido en la gestión de las grandes compañías, al apostar por equiparar el propósito social con el económico, confirma su mejor funcionamiento.
2 July 2015

Tradicionalmente, economistas y financieros han sostenido que el único objetivo de las empresas es ganar dinero, cuanto más mejor. Imagen profundamente arraigada en el sistema capitalista, y molde de las acciones de la mayoría de las empresas, que limitan a concentrarse en la maximización de beneficios a corto plazo y la entrega de ganancias a los accionistas. En las que sus decisiones se expresan en términos financieros.

Las grandes empresas trabajan para ganar dinero, por supuesto, pero en sus opciones de cómo hacerlo, deben tener una visión a largo plazo, y crear instituciones duraderas. Invertir en el futuro, siendo consciente de la necesidad de construir en las personas y la sociedad.

La profesora de Harvard Business School,  Rosabet Moss Kanter, autora del artículo, se basa en el concepto “lógica institucional”, las empresas no son sólo herramientas para hacer dinero, sino también vehículos para conseguir propósitos sociales importantes para la construcción de una vida mejor, ya que se centran en realizar acciones que producen valor para la sociedad.

Según la autora, las grandes compañías  pueden  satisfacer las necesidades de los grupos de interés llevando a cabo cinco acciones relacionadas entre sí de acuerdo con la "lógica institucional",  estas acciones desarrolladas en el artículo de manera sucinta son las siguientes:

Propósito común: La cultura organizacional es la esencia de su  identidad, su filosofía puede ser un reflejo para la sociedad.

Enfoque a largo plazo: La inversión en algunas actividades puede no llevar a resultados a corto plazo, pero refleja los valores que representan a la institución. Suelen invertir en el lado humano de su organización y así crean instituciones con un alto rendimiento sin enfocarse tanto en el ámbito financiero.

Compromiso emocional: Se busca conseguir fomentar el vínculo social con la empresa y la ciudadanía. En este sentido, la "función social tiene que ser prioritaria para todos, para asegurar que los empleados utilizan los valores sociales como una guía para las decisiones empresariales".

Innovación: La sociedad confía en sus empresas cuando ve que sus líderes dedican su talento y recursos a los proyectos nacionales o de la comunidad, sin buscar beneficios inmediatos.

Autoorganización: Las personas que son responsables de su trabajo sienten  la motivación necesaria para hacer suyo el proyecto e implicarse de forma eficaz. Las grandes empresas asumen que pueden confiar en las personas.

Detrás de las prácticas de muchas empresas ampliamente admiradas y de alto rendimiento y permanencia, se halla esta lógica social o institucional que sabe que las personas no son insumos que se utilizan y se desechan, sino que son  fundamentales para su propósito. El valor que una empresa debe medirse no sólo en términos de beneficios o cheques de pago a corto plazo, sino también en términos de cómo se mantienen las condiciones que le permitan permanecer de forma exitosa en el tiempo. Estos líderes empresariales ofrecen algo más que beneficios económicos, crean instituciones duraderas, que aportan valor a la sociedad y se basan en los valores humanos como criterios de toma de decisiones.

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