VISIÓN CERO... Tráfico y trabajo... un filón sin explotar.

VISIÓN CERO... Tráfico y trabajo... un filón sin explotar.

La economía de escala aun no se ha consolidado en algunos aspectos trascendentales de la seguridad vial. El reto de llegar a los comportamientos de los conductores requiere intermediarios potentes que introduzcan aspectos preventivos que incidan en la vida cotidiana de las personas en movimiento. Las empresas son un filón de extraordinaria potencia para incluir los riesgos laborales viales en sus Planes de Evaluación de Riesgos y Programas de acción preventiva de sus trabajadores. Un filón sin explotar, pero que ya tiene preparada la espoleta.Solo hay que encender la mecha la las Instrucciones Técnicas de obligado cumplimiento.
28 September 2016

Las estadísticas de accidentalidad laboral son concluyentes al demostrarnos que el lugar de trabajo más accidentógeno es la vía pública, el equipo de trabajo más agresivo es el móvil (vehículo o máquina) y la máxima exposición al riesgo de lesiones severas en un puesto de trabajo es la conducción de vehículos a motor.

Es indispensable dejar claro el concepto de accidente de tráfico como aquel que produce lesiones a las personas o daños a las cosas con al menos un vehículo en movimiento y sobre la vía pública. Y que el accidente de trabajo es aquel que se produce en un contexto de relación de un trabajador que se lesiona con la empresa a cuya plantilla pertenece (si es una patología se trata de enfermedad profesional). Y que el accidente laboral de tráfico puede ser in itinere (yendo o volviendo al trabajo desde el domicilio), in labore (en jornada laboral habitual) o en misión (con desplazamientos superiores a la jornada laboral habitual).

Los accidentes “in itinere”, “in labore” y en misión se muestran como el fenómeno más frecuente en las tablas de análisis de la macroinvestigación de los accidentes de trabajo mortales y graves, y, al mismo tiempo, se presentan como ese gran vacío de gestión técnica empresarial y de las entidades especializadas en accidentes, sobre el que existen dificultades evidentes para crear y realizar actuaciones preventivas y de control. Nuestro trabajo aborda la necesidad de acción y de coordinación efectiva.

Son pues la gran cifra estadística sobre la que los programas preventivos elaborados por los responsables de la seguridad laboral no aportan iniciativas de paliación de los riesgos al tratarse de un campo que tanto a los expertos en seguridad laboral como vial no abordan con suficiente eficacia.

El centro de trabajo convencional, bien sea la nave industrial, bien la obra civil, es un ámbito conocido sobre el que existen suficientes estudios como para sentar bases de un programa de evaluación de riesgos que puede dar pie a una serie de protocolos y recomendaciones de mejora de la prevención de riesgos laborales.

Pero el centro de trabajo de la conducción de vehículos a motor, que combina la vía pública con el habitáculo del vehículo, se muestra a los laboralistas como un entorno con excesivos grados de libertad, con demasiadas confluencias de voluntades y de actitudes y con una importante combinación de competencias administrativas en la contemplación de los accidentes de tráfico que parecen constituir un difícil obstáculo para darle algún tratamiento técnico, efectivo y práctico que incida en la mejora de la seguridad vial-laboral.

La vía pública es un marco de los técnicos de obras públicas (bien de la Administración Central, Autonómica, Provincial o Municipal, bien de entidades privadas como las concesionarias de autopistas de peaje), el vehículo corresponde a los ingenieros industriales (bien de la Administración de Industria y Energía estatal o autonómica, bien a los fabricantes de vehículos y accesorios, ITV o talleres de reparación de automóviles) y la persona conductor o peatón es eterna materia que se disputan los educadores partidarios de un modelo de tráfico preventivo o policial. En medio de este conjunto copioso de elementos intervinientes, el experto prevencionista laboral se puede llegar a preguntar si es posible actuar con cierta capacidad de obtener resultados.

Es en este punto cuando los que hayan tenido la oportunidad de trabajar tanto en el campo de la seguridad laboral como en el de la seguridad vial se ven capaces de proclamar que la actuación desde la vertiente laboral puede llegar a tener una definitiva trascendencia e influencia en la disminución de los accidentes de tráfico relacionados con el mundo del trabajo, que no solo contempla los accidentes “in itinere” sino también los accidentes de los profesionales de la conducción (taxistas, profesores de autoescuela, camioneros y conductores de autocar) y los accidentes de los que utilizan vehículo para desarrollar su tarea (mensajeros, distribuidores de pizzas y comidas calientes y los agentes comerciales) entre otros.

Las posibilidades de progresión en los estudios sobre los accidentes de tráfico desde su vertiente laboral son muy importantes pudiendo, con el tiempo, constituir una verdadera especialidad que puede repercutir de manera muy favorable en la mejora cualitativa y cuantitativa de algunos aspectos aun muy atrasados actualmente en la seguridad e higiene en el trabajo relacionado con el transporte por carretera y la conducción de vehículos a motor. Es bien cierto que los Planes de Evaluación de Riesgos de las empresas de transporte de mercancías y de viajeros son la gran asignatura pendiente del mundo del trabajo, sobre la que existe un fundado temor por parte de todos los agentes sociales (empresarios, sindicatos y Administración) en entrar en profundidad a analizar la situación actual que nos atrevemos a definir con cierta prudencia de “mejorable”. Y también es cierto que con las técnicas de la reconstrucción de los accidentes de tráfico, excepcionalmente avanzadas y desarrolladas, podrían servir de referencia para dar el empujón definitivo a la protocolización de la reconstrucción de accidentes de trabajo, simplemente con la extrapolación del trío de elementos del tráfico (vía-vehículo-persona) hacia el trío de elementos del trabajo (centro-máquina-trabajador).

En el horizonte hay un gran paquete de acciones legislativas y operativas de gran rigor con posibilismo de ponerse en práctica. Crucemos los dedos.

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