LOS PLÁSTICOS Y SU INFLUENCIA EN LA SOSTENIBILIDAD DEL MUNDO GLOBAL

LOS PLÁSTICOS Y SU INFLUENCIA EN LA SOSTENIBILIDAD DEL MUNDO GLOBAL

Los plásticos constituyen una seria amenaza para el medio ambiente y el bienestar de la sociedad. Este problema solo se puede controlar si se modifican los modelos de producción y consumo, se utilizan métodos de gestión basados en los principios de la economía circular, y se ejerce una gobernanza transversal y responsable.
16 February 2020

LOS PLÁSTICOS: EL GRAN ENEMIGO PARA LA SOSTENIBILIDAD DEL PLANETA

Los plásticos constituyen un problema importante y generalizado para consolidar un planeta sostenible, no solo por las implicaciones asociadas a los procedimientos industriales necesarios para la producción de productos y artículos fabricados con este material, sino también por el impacto ambiental que causan los residuos generados a lo largo de su manufactura, uso y consumo. Un problema relevante que, además, se ha manifestado como tal tras muchos años de dar lugar a una preocupación que ha hecho saltar la alarma en la sociedad civil, el mundo empresarial, el ámbito mediático y las esferas científicas y gubernamentales de todo el mundo. Un problema que hoy preocupa a todos sobre cómo controlarlo, revertirlo o aminorarlo después de un largo período sin tomar medidas eficaces para evitar situaciones que rozan la irreversibilidad, en que corregir se ha transformado en una opción más dificultosa y cara que haber actuado a tiempo con estrategias preventivas.

Un punto de partida objetivo para analizar la magnitud del efecto negativo de los plásticos en el ambiente es observar la evolución de lo que ha ocurrido en el sector del envasado, un importante consumidor de este recurso como materia prima. De todos los envases de plástico producidos en la tierra, sólo se recicla alrededor de un 14%, y estudios recientes demuestran que los océanos contienen una cantidad estimada de 150 millones de toneladas de plástico, a las cuales se suman otros 8 millones de toneladas que son añadidas anualmente, el equivalente a la carga de un camión de residuos cada minuto. Un estudio llevado a cabo en 2016 por la Fundación Ellen MacArthur estimó que, de mantenerse esta tendencia, y si no se toman medidas para reducir el flujo de plásticos hacia el mar, los océanos contendrán más plástico que peces al llegar el año 2050.

Cerca de 700 especies se han visto afectadas por la basura marina, la mayoría plásticos, incluyendo todas las especies de tortugas marinas, y más de la mitad de las ballenas, delfines, marsopas y aves marinas. Además, el efecto contaminante se ve incrementado en el agua por degradación del plástico en microplásticos, y transmitirse a través de la cadena alimentaria de los ecosistemas marinos. Desde este punto de vista, y con más de mil millones de personas que dependen de las proteínas del océano para su alimentación, las posibles implicaciones para la salud humana son preocupantes.

Los plásticos ejercen un efecto y un impacto destructivo sobre el medio ambiente. Sin lugar a dudas, los plásticos tienen características que los hacen muy útiles y versátiles para numerosos usos prácticos y beneficiosos, pero el problema radica en que su producción ha crecido exponencialmente durante muchos años sin tener en cuenta su impacto ambiental. Si no se adoptan medidas que frenen esta tendencia, se prevé que la producción de plástico se triplique en el horizonte del año 2050. La tasa de reciclaje de los plásticos es actualmente muy reducida, y la mayoría de residuos de esta naturaleza se incinera, se deposita y entierra en vertederos, o se tira en los océanos. Debido a esta situación, el 95% del valor económico de los materiales de plástico se pierde como residuo, después de haber sido utilizados para un único uso. Si no se adoptan métodos innovadores de producción, no se aplican técnicas de rediseño y ecodiseño, y se mantienen los esquemas habituales de producción, uso y consumo, un elevado porcentaje de los productos y artículos de plástico nunca serán reutilizados o reciclados, lo cual implicará dar continuidad a prácticas y actitudes de derroche y despilfarro, en lugar de apostar por la conservación y la recuperación de su valor como recursos.

Casi todo el plástico se produce a partir de combustibles fósiles. La contribución del plástico al calentamiento global es importante, más aún si se tiene en cuenta que en un horizonte a largo plazo sin que se adopten medidas de minimización de la producción y de recuperación y reciclaje, las emisiones de gases de efecto invernadero que genera el sector crecerán significativamente. El coste ambiental de la producción de bienes de consumo de plástico es considerable, y a este coste es necesario añadir el daño a los ecosistemas marinos, incluidas las pérdidas sufridas por las actividades de pesca, y el precio que ha de pagar el sector del turismo para descontaminar el territorio y limpiar las playas, costas y zonas de ocio naturales afectadas por la contaminación por plásticos.

La producción y el consumo de plástico en el mundo ha crecido dramáticamente a lo largo de los años en comparación con la de otros productos básicos, e incluso, a ritmo superior del crecimiento del PIB mundial. En términos comparativos, el ritmo de crecimiento del sector del plástico ha llegado a superar el de otros materiales, como el aluminio, el cemento o el acero, y se prevé que siga haciéndolo de modo desmedido. En 2015, la producción anual de plástico ascendió a unos 322 millones de toneladas, y, si se mantiene esta tendencia, es posible que esta cifra alcance los 589 millones de toneladas en 2050. El impacto de los plásticos es doblemente preocupante dado que, si su producción no se reduce, supondrá el consumo de alrededor del 33% de la demanda mundial de petróleo hacia el año 2030, presionando sobre las reservas de combustibles fósiles, e incrementando el daño ambiental producido por esta tendencia.

La urgente necesidad de actuar sobre el problema del plástico motiva que diversas organizaciones públicas y privadas consideren hoy en día la contaminación plástica como un riesgo importante. Destacan en dicho sentido la necesidad de colaborar con las empresas, los consumidores y los responsables del sector para buscar soluciones eficaces mediante el establecimiento de compromisos corporativos, el fomento de la reducción del uso de plásticos, el incentivo de programas y políticas de reciclaje y recuperación, y la adopción de modelos de producción sostenibles.

PLÁSTICOS, RESIDUOS, ENERGÍA Y ECONOMÍA CIRCULAR: LA IMPORTANCIA DE UNA GOBERNANZA TRANSVERSAL

Actualmente, el debate sobre los plásticos, junto con el relativo a los residuos y a la energía, ocupa una posición relevante en los ámbitos empresariales y políticos de todo el planeta, sin dejar de lado su impacto mediático en la sociedad civil. Con el descomunal crecimiento del uso de plásticos ha surgido la presión sobre la necesidad de revisar todo lo relativo a la gestión y el reciclaje de los residuos originados por este sector. El comercio mundial de residuos cambió radicalmente en 2018, cuando China modificó su política y comenzó a aplicar restricciones a las importaciones de desechos. Antes de que comenzase a frenar la importación de materiales de desecho reciclables, China importaba unos 30 millones de toneladas anuales. El cambio de la política China generó importantes incógnitas a corto plazo y a nivel mundial en materia de residuos, obligando a los países desarrollados a ser más responsables en relación con la forma en que procesan y gestionan sus desechos. Este cambio está dando lugar a otro problema: el exceso, la acumulación y el almacenamiento de residuos, que aumentará el riesgo de una transición desordenada hacia soluciones definitivas.

Sin embargo, a partir de esta realidad es posible apreciar la emergencia de interesantes áreas de inversión económica para el mundo empresarial. La más relevante se basa en el perfil cambiante de la demanda de productos envasados en plástico, y un entorno regulatorio que apunta hacia la economía circular, modelo de producción y consumo regenerativo que propicia la eliminación de residuos y materiales no reciclables del ecosistema económico. Los consumidores se alejarán de la demanda de envases de plástico innecesarios y de un solo uso.  Las alternativas de reducir el impacto de los plásticos en la economía harán que las empresas y los gobiernos rediseñen sus procedimientos y modelos de negocio adoptando los principios de la economía circular, reduciendo los costes en sus estructuras de precios, y generando nuevas actividades que dinamizarán y diversificarán el tejido económico. Además, un entorno regulatorio bien planteado conducirá a empresas y consumidores hacia la adopción de buenas prácticas de producción y consumo, y beneficiará a los recicladores y otras actividades afines y complementarias orientadas a la gestión responsable de los residuos, incluyendo no solo las técnicas de reciclaje y recuperación, sino también el empleo de residuos como fuente de valorización energética.

La cuestión clave es que las economías emergentes ya no aceptan residuos contaminantes de los mercados desarrollados, en gran parte debido a la presión tanto de sus gobiernos como de sus ciudadanos, que en cambio sitúan estos asuntos en la primera línea de su política exterior. La inmediata repercusión que tienen los aspectos relacionados con la sostenibilidad y el medio ambiente a nivel del mundo globalizado, hacen que el tema de los plásticos, al igual que muchos otros, deba ser tratado de acuerdo con esquemas de gobernanza que comprometan de modo transversal y responsable a todos los actores implicados, desde el simple ciudadano consumidor, hasta los máximos niveles de las esferas administrativas y gubernamentales, sin dejar de lado al sector empresarial. Solo en la medida en que todos ellos respondan a los requisitos que exige transitar por entornos volátiles, inciertos y confusos, sujetos a la adopción de paradigmas transgresores y disruptivos, será posible plantear estrategias de acción que permitan erradicar los conflictos de intereses, y alejen la acción de la irresponsabilidad y de la especulación.

EL PROBLEMA DE LOS PLASTICOS Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE (ODS) DE NACIONES UNIDAS

La cuestión de los plásticos y su daño a la sostenibilidad de la tierra y la vida es una realidad crítica que encaja en el marco de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que define los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los ODS son cada vez más importantes para las empresas como guía para la formulación de sus estrategias de sostenibilidad, así como para los inversores globales, públicos, privados, y otros de naturaleza institucional y gubernamental, cada vez más conscientes de la necesidad de considerar el principio de sostenibilidad como ventaja competitiva, y proyectarlo con enfoque holístico y transversal. El uso indebido y la deficiente gestión de los plásticos afectan negativamente a una serie de objetivos cruciales del marco de los ODS de Naciones Unidas, entre los cuales destacan, los siguientes:

Objetivo 3: Buena salud y bienestar. Los plásticos causan un impacto directo e indirecto en la salud y el bienestar de la sociedad.

Objetivo 6: Agua limpia y saneamiento. El vertido de residuos plásticos en las vías fluviales reduce drásticamente la calidad del agua potable, y amenaza los ecosistemas en muchos lugares del mundo.

Objetivo 9: Industria, Innovación e Infraestructuras. La industria en general, y las actividades de reciclaje en especial, coinciden a la hora de definir estrategias para gestionar la problemática de los plásticos.

Objetivo 11: Ciudades y comunidades sostenibles. Los plásticos afectan directamente a la sostenibilidad de las comunidades. La reducción de su uso, su reciclaje, y la eliminación de su presencia como residuos, es fundamental para la sostenibilidad de los entornos urbanos.

Objetivo 12: Consumo y Producción Responsables. Representa la principal oportunidad para la adopción de adecuadas prácticas de fabricación, envasado, consumo, reciclaje y producción de energía con residuos plásticos.

Objetivo 13: Crisis Climática. Los plásticos, los residuos y las malas prácticas de reciclado, incluidas la incineración, se suman a la amenaza del incremento de la intensidad y frecuencia de los desastres naturales a nivel mundial.

Objetivo 14: Vida bajo el agua. Los plásticos asfixian y contaminan los océanos. Disponer de océanos sanos es imprescindible para alimentar a la comunidad de modo sostenible.

Objetivo 15: Vida en tierra. Al igual que en el caso de los océanos, la deficiente gestión de los plásticos asfixia y destruye la vida en la tierra.

Recientes investigaciones permiten pensar con cierto optimismo sobre las oportunidades que ofrece la buena gestión de los residuos plásticos industriales, comerciales y domésticos como resultado de la innovación que se está introduciendo en estos sectores, a lo cual se suman las estrategias para reducir los residuos en las vías fluviales y en los océanos. Estos hechos subrayan la importancia de incluir a la economía circular en los modelos de producción, negocio y consumo.

Los plásticos son una amenaza importante para el medio ambiente y el bienestar de la sociedad, pero este problema se puede aminorar y corregir mediante una adecuada gestión. El trabajo de organizaciones, como Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), proporciona un marco base mediante el cual las empresas pueden cambiar sus modelos de producción y mejorar su comportamiento en relación con el reciclaje y el destino de los residuos plásticos a la producción de energía. En este sentido, un enfoque de compromiso activo y transversal puede ayudar a promover la erradicación de los residuos plásticos y a tomar decisiones estratégicas de producción enfocadas a la sostenibilidad. La implementación de marcos de acción innovadores, así como las decisiones basadas en compromisos responsables, pueden ayudar a generar cambios positivos que propicien el mejor aprovechamiento de los recursos, minimicen la generación de residuos, y permitan obtener el máximo rendimiento de las cadenas de valor.

La adopción de medidas preventivas del problema del plástico ofrece oportunidades significativas para avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, la explotación de nuevos nichos de negocio derivados de la adopción de la economía circular, y la aplicación de las herramientas e innovaciones tecnológicas. Si a ello se suma el cambio de los perfiles de demanda por parte de los consumidores, el uso del plástico podrá ser más sostenible como consecuencia del ejercicio sistemático de actitudes y modelos de comportamiento responsables que permitan erradicar definitivamente los hábitos compulsivos que llevan hacia el derroche, la especulación y el despilfarro.

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