¿Por qué es importante tener disciplina para tener éxito?

¿Por qué es importante tener disciplina para tener éxito?

Una reflexión sobre la importancia de la disciplina al lograr nuestros objetivos.
19 November 2022

La disciplina es un elemento clave a la hora de lograr metas relativamente complejas tanto en el ámbito de la vida privada como el trabajo, es decir, aquellas que solo pueden ser alcanzadas desarrollando proyectos y aplicando medidas de organización en el aprendizaje.

Sin embargo, hay quienes subestiman este aspecto de la vida, asumiendo que el éxito llega de manera espontánea mediante la improvisación y el talento innato. Lo cierto es que, aunque tener una predisposición innata a desenvolverse bien en ciertas actividades ayuda a destacar entre los demás y actúa como actor de motivación, lo que marca la diferencia es saber gestionar nuestros esfuerzos de manera adecuada a través de la disciplina.

¿Qué es la disciplina?

Podemos definir la disciplina como el conjunto de estrategias de autorregulación emocional y comportamental que, al ser aplicadas, nos permiten alcanzar metas ambiciosas al distribuir el tiempo una cadena de acciones que permiten multiplicar los resultados.

Ser una persona disciplinada implica tener la vista puesta en el largo plazo y mantenernos en un proyecto en el que el trabajo y el aprendizaje se retroalimentan generando un efecto acumulativo; pero para no perder esta inercia, hay que mantener la constancia, o de otro modo buena parte de nuestros progresos se perderán en pocos días. Este es el precio a parar por el hecho de ir manteniendo en funcionamiento ese proceso acumulativo que nos permite acercarnos a nuestro objetivo de manera constante, optimizando el uso del tiempo.

Se trata de un motor que nos puede ayudar a lograr un mejor rendimiento diariamente y a dar lo mejor de nosotros mismos en cualquier tarea que desempeñamos diariamente, con orden, diligencia, constancia y compromiso.

Aunque la disciplina es aplicada habitualmente en la actividad laboral, ésta puede ser útil también en otros muchos campos, como son los estudios, el deporte o la vida en pareja.

¿Para qué sirve?

Estos son los principales motivos que hacen de la disciplina algo tan importante no solo desde un punto de vista productivo o profesional, sino psicológico en general.

1. Nos ayuda a mejorar el rendimiento

Puesto que en la mayoría de actividades no tenemos un talento innato especial, las personas necesitamos ser constantes y sistemáticas en los procesos de aprendizaje para lograr resultados brillantes en cualquier objetivo que nos propongamos.

Integrar la disciplina y el trabajo duro en nuestra vida diaria nos permitirá entrenar progresivamente los distintos conocimientos o habilidades prácticas que son requeridas para lograr el éxito en nuestro trabajo.

2. Nos permite optimizar y aprovechar recursos

La disciplina nos ayuda a no desperdiciar nuestro esfuerzo, a canalizar del mejor modo los recursos y el tiempo del que disponemos, en vez de esforzarnos mucho en una primera fase y terminar tirando la toalla por pura frustración y agotamiento.

Esa es una de las facetas más importantes de la disciplina, su capacidad para mantenernos constantes y focalizados en todo momento en lo que queremos lograr en la vida.

3. Nos ayuda a aprender de nuestros errores

La disciplina también nos predispone a aprender de nuestros errores, ya que nos permite ver nuestras equivocaciones como parte del proceso de aprendizaje y nos ayuda a reservarnos un tiempo para pensar en qué hemos hecho mal en vez de enfadarnos y dejar de pensar en la ansiedad meta. Esto ocurre porque la planificación y la visión global de lo que se quiere conseguir, yendo más allá de la valoración de nuestro aquí y ahora, forma parte de los procesos de desarrollo basados en la disciplina. Nos ayuda a no quedar indefensos ante la frustración y las ganas de olvidarnos de aquello que nos habíamos propuesto.

Además de eso, poner en práctica un hábito de disciplina en nuestra vida diaria también nos permite superar con mayor eficacia los posibles fracasos que podamos cometer, y nos ayuda a replantearnos nuestro plan de acción y encontrar nuevas soluciones para un mismo problema.

4. Nos permite llevar un estilo de vida saludable

El trabajo duro, disciplinado y sistemático nos ayuda a gestionar mejor el tiempo y terminar antes todas las obligaciones diarias que tenemos durante la jornada, tanto en el ámbito profesional como personal y familiar.

Esta mejora sustancial en la gestión del tiempo y en la distribución equilibrada de todas las horas de trabajo o estudio del día, nos permite tener más tiempo para descansar durante el día y también para dormir o comer mejor.

Dormir todas las horas necesarias durante la noche y poner en práctica una dieta sana y equilibrada son hábitos que influyen positivamente en nuestra salud tanto a nivel físico como psicológico, lo cual además nos prepara mejor para afrontar proyectos ambiciosos.

5. Previene la sobrecarga de trabajo

Las personas que trabajan con mayor diligencia y disciplina en su día a día pueden organizarse mejor en el trabajo y prevenir casos de sobrecarga de trabajo debido a contratiempos. Cuando el trabajo está más distribuido entre varios días o semanas, es más fácil corregir sobre la marcha lo que hacemos.

Por el contrario, las personas poco constantes, que no organizan su trabajo a largo plazo o que dejan todo para última hora pueden correr el riesgo de sufrir una sobrecarga en su puesto de trabajo, algo que pueda afectar a su salud mental y desarrollar potencialmente casos de ansiedad o estrés.

6. Nos permite organizar y aprovechar mejor el día para dedicar tiempo a los demás y al ocio

La disciplina también nos permite tener más tiempo para realizar otras actividades placenteras con las que ocupar el tiempo libre, y facilita la conciliación familiar.

Este tipo de actividades nos permiten desconectar y descansar en nuestras horas libres disfrutando de la satisfacción del trabajo bien hecho, y también nos ayudan a dar rienda suelta a nuestra creatividad e inquietudes intelectuales. Dicho de otro modo, nos ayuda a desconectar; en cambio, quienes sienten que están procrastinando y tienen mucho trabajo acumulado serán más proclives a pensar en esas responsabilidades durante buena parte de la jornada, aunque no estén trabajando en ellas.

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